La moda ha ido evolucionando paralelamente a nuestra mentalidad. Nuestra forma de vestir es ahora una representación de nuestro estado de ánimo, de nuestra ideología. Y es que aunque mucha gente ve el mundo de la moda como algo superficial, es cierto que también se corona como un canal de expresión silencioso que solo aquellos que le prestan atención, entiendien. El hecho de vestirnos de una forma o de otra está marcado por nuestra personalidad y por lo que queremos transmitir a través de nuestras prendas de ropa.
Como bien hemos mencionado, la ropa ha ido evolucionando a medida que evolucionaba la sociedad. Pasito a pasito, hemos conseguido (casi) todo lo que nos propusimos: llevar pantalones, zapatos masculinos, hombreras… un look más worker que empezó cuando la mujer entró en las fábricas durante el período de guerra. Grandes diseñadoras como Cocó Chanel fueron quienes adaptaron el pantalón masculino a nuestra sociedad, dándole el empoderamiento femenino que necesitaba y popularizándolo en todas las clases sociales.
A día de hoy, podemos ver como gran parte de nuestros outfits tienen un carácter que se inclina hacia la masculinidad... Y no por el hecho de llevar pantalones, deportivas o prendas oversize (ni mucho menos), sino por la línea que sigue el estilo que inunda nuestro Instagram actualmente. Un estilo marcado por un “rollito” más sporty, comfy, worker e infinidad de adjetivos que podrían describir ese estilo protagonizado por el auge del genderless.
Muchas de las marcas de hoy tienen como manifiesto principal el empoderamiento de la mujer y, acompañado de su carácter, lo representan a la perfección. Además (y aprovechando que se ha convertido en el color de la próxima primavera/verano), muchas de las prendas producidas están impregnadas de violeta, color de la temporada y a la vez, color representativo del feminismo. Así nos lo ejemplifica la influencer Alba J. Usart.
La ropa y nuestra forma de vestir nos ayudan, en parte, a demostrar y transmitir nuestro carácter (aunque la actitud que derrochamos también tiene la culpa). Así, podríamos decir que nuestro empoderamiento se crea con ese mix formado por un 95% de actitud y un 5% de presencia. Esa presencia hace que lo que decimos o hacemos, vaya en concordancia con lo que queremos proyectar de nosotros mismos.
Acotando el tema a las prendas de ropa, cada vez podemos ver cómo piezas que solían provenir del armario “masculino”, ya se han ido haciendo un hueco en el nuestro, y para quedarse. Las botas de estilo militar con suela dentada, son un claro ejemplo. Así, las ya míticas Dr. Martens o las botas de piel Monolith que lanzó Prada para esta temporada otoño/invierno, crean la ejemplificación perfecta de que una prenda, complemento o accesorio, puede convertirse perfectamente en un símbolo de empoderamiento femenino.
Las blazers oversize con hombreras, esas que tantas temporadas llevan con nosotras, nos siguen gustando como el primer día. Además, si las combinamos con pantalones baggy o boyfriend y unas sneakers, nos crean un look con aires masculinos de lo más trendy.
Sumándole a este caso, también podemos destacar los chalecos utility o los monos estilo worker, ambos súper tendencia.
Por último, las sudaderas XXL han pisado fuerte esta temporada. Nadie ha querido resistirse a ellas y para el día a día nos encantan.
Combinar este tipo de prendas entre sí, conforma una nueva manera de “levantarse” en contra de los estereotipos femeninos como única vía de vestimenta, expresando así la libertad que se puede tener a la hora de vestir pero sin perder razón de ser... Ya lo ves, ¡girls just wanna have fun!
Sofía Cintas: @sofcintas
Imágenes: Instagram