Morante o el arte de la seducción a puntadas
Morante es un primor, está deseoso de contar y de explicar desde la contención de la pasión. No resulta excesivo ni apabullante y, sin embargo, dispara puntadas certeras que apuntalan el panorama moda, como sólo unos pocos genios (sí, una licencia) se han atrevido a hacer. Con él se contagia la pasión al escucharle contar historias sobre la alta costura, cómo nació el moharé o la falla de seda (el tejido que usa para muchas de sus piezas por su idoneidad para construir volúmenes).
Juan Carlos es, en un equilibrio alquímico, un artesano de la delicadeza y lo manual y un Business plan con imagen potente que piensa a lo grande, en un momento grande. Lo más refinado y exquisito en el hacer en la ejecución inscrito en el presente y el devenir de una industria que se revoluciona a velocidad estratosférica. Una combinación que, los apasionados de la moda, agradecemos al cielo. Una necesidad imperiosa además.
Las piezas de Morante son íntimas, y líricas, obligando a imaginar e inventar momentos sólo para poder lucirlas. Piezas impecables que crean escenas de vida, o de sueño.
¨Los Amados”, su primera colección para el
Otoño/ Invierno 2011/2012 condensa la belleza de ayer, hoy y siempre.
-¿Quién es el hombre Morante, para quién es tu costura?
Mi intención es mantenerme fiel a “la medida” (únicamente dedicarme a prendas especiales que requieran un tratamiento único y de calidad alta. Un público que acuda buscando algo así para un evento o una ocasión especial). Muchos diseñadores reniegan del trabajo a medida para novias y a mi me parece precioso, una dedicación que recompensa, verdaderamente, un montón. Descubrí esta sensación y lo maravilloso del proceso de este tipo de trabajo cuando trabajé en el atelier de Javier y Arniche, creadores de la firma
Nihil Obstat. Me resulta súper interesante centrarme en el nicho de costura para hombre, que está abandonadísimo en Madrid. En un mercado sobresaturado por marcas, opciones y colecciones, me parece un acierto romper el ciclo y presentar algo completamente fuera de él.
-¿Quién es el hombre a quien te morirías por vestir?
Me hubiera encantado haber hecho vestuario para cine de Jean Cocteau o Pedro Almodóvar. Wolfgang Tillmans me interesa mucho, me encantaría vestirlos a ellos o a cualquier personaje que surgiera de su imaginario.
-¿Cómo y dónde te planteas establecer tu marca?
Quiero organizar mi atelier en torno a un espacio en el que tengan lugar colaboraciones y exposiciones y generar un contexto artístico y cultural relacionado con mi propuesta. El espacio físico está en proceso, me debato entre varias ubicaciones y lugares.
Acabo de descubrir los
Business Angels, “a modo de canción de Jennifer López”, (un concepto y un nombre que nos deja maravillados) y que consiste en que un inversor sufrague tu proyecto y te conceda un tiempo de margen para desarrollarlo hasta comenzar a exigirte rentabilidad y la devolución del capital invertido.
Al terminar el desfile me surgieron varias propuestas y encargos, por lo que estoy contento y animado. Si todo funciona como lo he planteado, el próximo desfile lo haría en el taller/atelier. No quiero introducirme en la vorágine de desfile tras desfile; sino organizar uno al año para no saturar y mantenerme coherente con el concepto de encargos a medida. Quiero ser realista y cuidar mucho mi identidad e imagen.
-¿Cuáles serían la película, canción y libro que dibujarían el imaginario de Morante?
La canción sería “Soy un truhán, soy un señor” de Julio Iglesias y la película, aunque me cueste mucho elegir una, Otto e mezzo de Fellini. Sin duda,
Holden Caulfield, el protagonista de El Guardián entre el Centeno de J.D. Salinguer, me vuelve loco y sería quien apuntalase el imaginario literario de Morante. Es un personaje al que entiendes de verdad o no; me gusta releerlo de vez en cuando.
-¿Quiénes son tus referentes estéticos? ¿Y a nivel moda?
La duquesa de Windsor, Wallis Simpson se me antoja como un referente bastante inspirador por su sobriedad y depuración a la hora de vestir.
Obviamente, mi diseñador fetiche es Cristóbal Balenciaga (por ósmosis el fotógrafo de la sesión se confunde y, desde nuestra llegada insiste en llamar a Morante, Cristóbal).
¿Cuál fue tu primer encargo?
Fue un traje para Alberto Fernández Otto, para la boda de Andrés Aberasturi Páez. Fue mi primer cliente. Antes había hecho un par de cosas a medida para mujer, para dos madrinas. Ellos son los pioneros y ahora están encantados (Se ríe).
¿Quién se ocupó de la gestión y organización de tu desfile?
El espacio era precioso, aunque con dificultades técnicas (no podíamos colocar nada en las paredes). Conseguí buenos patrocinadores y Povera estudio se encargó de la dirección de arte del espacio. Son un grupo de creativos maravillosos que suelen trabajar en Barcelona con Txema Yeste y Ana Murillas. También tengo mucho que agradecer a Paloma Ambel, que creo que trabajó y sufrió tanto como yo. De todas formas, me encanta tener todo bajo control y todo lo que esté en mi mano, prefiero gestionarlo y supervisarlo yo.
¿Qué sentiste justo antes, durante y después de tu primer desfile oficial?
Fue una sensación rara…Estuve durante todo el mismo día del desfile en el espacio preparando todo y supervisando los últimos detalles a nivel logístico y de organización. A medida que se acercaba la hora estaba más nervioso, a ritmo de la orquesta que ensayaba para actuar después del desfile.
Una vez que terminó, estaba expectante, porque no pude seguir en directo ni el desfile ni las reacciones del público (Juan Carlos estaba en el backstage ocupándose de que todo funcionara como la seda) y no era realmente consciente de cómo había ido todo y de si había gustado o no.
De repente, Ana Murillas entró en el backstage; feliz y emocionada, diciéndome que había sido súper bonito. Fue algo que me tranquilizó, confío muchísimo en ella y, por supuesto, en su criterio. No sentí realmente que el desfile hubiera terminado hasta que recogí todas las prendas y , una vez en el Tony 2 (un piano bar fabuloso del centro de Madrid) empecé a cantar Marisol y a divertirme con unos amigos. Poco después me fui a Ibiza y allí fui plenamente consciente de cómo había funcionado el desfile y la colección, leyendo críticas y artículos en prensa especializada.
¿Qué es lo que más te ha gustado de lo que has leído sobre Morante?
Glenn Belverio, colaborador de Diane Pernet y encargado de la cobertura de la Cibeles Madrid fashion week, acudió a mi desfile. Posteriormente, en uno de sus post eligió sus dos desfiles favoritos de la semana, David Delfín y yo. ¡Para mí ha sido la bomba, un auténtico empujón de felicidad!
¿Quiénes han sido tus primeros clientes tras el desfile? ¿Te han llovido los encargos?
El primero se puso en contacto conmigo tras verme en una reseña de una revista y me comentó que tenía una boda y él y su novio querían un traje. Los dos vestirán de Morante.
¿Quién te interesa a nivel moda en España, ahora mismo?
A nivel modelo de mercado me parece que Amaya Arzuaga funciona perfectamente, de lujo.; y sobre todo fuera, en París.
Charlamos un poco más sobre moda y tejidos, viajes y futuro, un futuro que se perfila prometedor y luminoso. Eléctrico y a ritmo de bolero en su estudio, entre libros maravillosos y paredes encaladas en el único gotelé blanco que resulta bonito en el mundo entero.
Al salir de la entrevista caminamos por Malasaña, sin rumbo definido, y mientras lo punzante de costumbre invade las calles colindantes del 2 de mayo me doy cuenta de que hacía mucho tiempo que no aprendía y admiraba tanto a alguien en una entrevista. Gracias por tu saber hacer, tan exquisito y apasionado.
Por Pilar Heranz.
Fotografía de Luis Fierro.
Quieres ver el desfile de Morante, Vanidad estuvo allí, mira
aquí.
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-MARTIN MARGIELA F/W.
-OFF CIBELES: MORANTE.
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