Uno tiende a idealizar a los famosos. Repletas de ellos, las industrias de la moda y la publicidad, a las que nos vemos expuestos cada día, muchas veces muestran cuerpos esculturales e irreales como sinónimo de éxito, felicidad e incluso salud. Esta presión socio-cultural “educa”, o más bien adoctrina, a la población sobre los beneficios de la imagen y el “físico perfecto”, como si tal cosa existiese. Medios y anuncios nos dictan no sólo lo que somos, sino lo que deberíamos ser. Por esto cuesta entender que cuando una
celebrity demuestra ser de carne y hueso, el público critique sus defectos y la desautorice como “estrella”... Como ocurre con algo tan humano como el acné.
En los últimos
Globos de Oro, la modelo
Kendall Jenner fue duramente juzgada por padecer un brote de acné. Su aparición en la alfombra roja de los premios generó todo tipo de comentarios en Twitter, la mayoría de ellos negativos.
Los granitos de la modelo más cotizada de 2017 no pasaron desapercibidos en la red social del pajarito. Los reproches allí fueron feroces, ironizando sobre su cutis.
Jenner ha hablado en distintas ocasiones del problema de acné que sufre desde la adolescencia. “No fue una buena época para mí. El acné arruinó mi autoestima”, confesó durante una entrevista que concedió a la revista
Allure.
El domingo, como consecuencia de las duras detracciones que recibió, la
top volvió tratar el tema contestando a una tuitera.
Al mensaje “Kendall Jenner apareciendo en la alfombra roja con acné y luciendo como una maravillosa estrella es todo lo que una chica necesita comprender”, la aludida respondió: “No dejes que esta mierda te pare”.
Hace tiempo, en su ya extinto blog la maniquí escribió: “Incluso después de que la cosa mejorara, me llevó mucho tiempo estar bien conmigo misma y con mi piel, recuperar la confianza. Aprendí que [el acné] forma parte de la vida de muchas personas y que no define quién eres en absoluto”.
La cantante
Lorde en más de una ocasión ha reprendido a los medios por el retoque de su piel. La neozelandesa, consciente de la influencia que tiene sobre los jóvenes, siempre ha rechazado ser “perfecta e inalcanzable”. A la revista Metro contó en su día: “Nunca voy a ser como Taylor Swift. ¿Por qué no puedo ser igual de guapa que Lorde? Es una tontería”.
Años atrás, en Twitter compartió dos fotografías suyas, una ‘photoshopeada’ y la otra no, tomadas durante un concierto. “Recuerda, las imperfecciones están bien”, zanjó.
En Instagram, la autora de
Royals suele colgar imágenes en las que aparece sin maquillaje con el claro propósito de echar por tierra la fantasía de la perfección que gira en torno a los famosos gracias al arreglo digital.
En 2016, la actriz
Bella Thorne dijo a la revista
In Style que a lo largo de su vida ha sufrido mucho por el acné. “Lloré cada noche durante años porque creía que era muy fea. Cuidaba muchísimo de mi piel, pero cuando eres una niña estas cosas te afectan muchísimo y te acomplejan”, reveló.
En Instagram poco después añadió: “Personalmente, he luchado contra los granitos toda la vida. Solía leer comentarios sobre mi cara, mi piel, mi nariz y otros rasgos físicos que la gente no aprobaba. Poner maquillaje sobre el acné hace que este sea mucho peor. Mi pregunta para vosotros es: ¿por qué debemos ser juzgados? Apoyo que todos nos sintamos orgullosos de cómo somos y quiénes somos”.
Toca reflexionar y hacer frente a la tiranía de la belleza. Cuando es artificial, u horriblemente perfecta, sí.
Alejandro Bernad
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