"Tres metros sobre el cielo" de
Fernando González Molina va camino de convertirse en la película española más taquillera del año y en todo un fenómeno de masas. Con semejante éxito ya se prepara la secuela, basada en "Tengo ganas de ti" -también de Moccia-, en la que repetirán el director y los protas (
Mario Casas y
María Valverde) y que tiene previsto su estreno en diciembre del 2011. Mientras tanto, hablamos y fotografiamos a Mario Casas y Luis Fernández, los dos chicos rivales de "3MSC". Luis y Mario, Mario y Luis, cara a cara.
Fotografías de
Groka Postigo.
Texto de José Ganga.
Realización de Reyes Martínez.
Existen los “chicos” y los “chicos de las pelis”. Los “chicos de las pelis” juegan al futbol, se dan palmaditas en la espalda y siempre, bajo pena de exclusión, se mantienen fieles a sus amigos. Los “chicos de las pelis” siempre se organizan en pandillas que cuentan con un líder. Hay millones de ejemplos de cine habitado por este tipo de chicos; desde “Grease” hasta “Ella es el chico”. Los “chicos de las pelis” van de duros durante toda la historia hasta que al final descubrimos que eran fuertes sólo en apariencia y que ellos también tienen sentimientos a pesar de todo. Los “chicos” reales se fijan en los “chicos de las pelis” a la hora de actuar, así que, al final, unos y otros vienen a ser lo mismo.
Mario Casas y
Luis Fernández son dos chicos reales pero también son dos de esos chicos de las pelis.
Mario, debutó en la serie de La Sexta “SMS” y se ha convertido, en apenas tres años, en un actor imprescindible para cualquier cinta de éxito en nuestro país. Su cara es sinónimo de rentabilidad ya sea promocionando películas o anunciando zapatos. El segundo, Luis, se dedicaba a hacer música hasta que
El Culebra de la serie de Antena 3 “Los Protegidos” llamó a su puerta. Ahora ambos coinciden en la que será, presumiblemente, una de las películas más taquilleras del año,
“Tres metros sobre el cielo”, de
Fernando Gónzalez Molina, una historia de amor a quemarropa en la que ejercen de rivales. Para Mario, “la peli va a sorprender mucho y la gente va a salir del cine teniendo la sensación de haber vivido algo muy intenso. Es la típica historia en la que las parejas se abrazan”. Una película para abrazarse, ahora que el frío aprieta, sería un buen eslogan para promocionar una historia que compite sin complejos con otros productos similares made in Hollywood, adaptando un célebre
best-seller de
Federico Moccia sobre el primer amor. Volviendo a Mario y Luis, la rivalidad que se profesan en pantalla se ha quedado, a primera vista, en la sala de proyecciones. Puntuales a la cita, esperan sentados en un sofá y preguntan si se puede fumar. La respuesta es afirmativa, así que el primer recuerdo de la grabadora es el de la rueda de un mechero girando hasta generar una chispa.
¿Cómo os conocisteis?
Luis. Fue una noche loca... (risas). No, en los ensayos de la película.
¿Cuál fue la primera impresión que tuvisteis del otro?
Luis. Buena, muy buena. El primer día ya nos reímos un montón.
Mario. Yo lo conocía de “Los Protegidos”. Creo que Luis es uno de esos actores que acaba de empezar pero que siempre resulta muy natural. Nosotros conectamos muy bien y eso lo hizo todo muy fácil a la hora de currar y luego... enseguida a hostias.
Luis. Sí, sí, a hostias. Fue un flechazo entre dos hombres (risas).
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Son dos actores muy masculinos, de esos descendientes de la rama de Bardem, aunque cada uno en su estilo. Luis lleva tatuajes por todo el cuerpo. Mario también, pero apenas se perciben. Ambos conocen perfectamente cuales son las normas en el “mundo de los nenes”, cómo sentarse y qué tono usar en una conversación. Chino, el chico al que interpreta Luis, es un macarra que se comporta como el macho alfa de la pandilla y se disputa el puesto con H, el personaje de Mario Casas. La rivalidad debe ser algo inherente a la condición masculina, ya sea entre los “chicos” o los “chicos de las pelis”, porque Mario y Luis se pican de manera sana, haciendo uso de la jerga deportiva, siempre que pueden.
¿Habéis leído el libro de Federico Moccia?
Luis. Sí, y creo que todos los personajes están ahí.
O sea, que en esta ocasión es verdad eso de que es mejor pasar del libro y ver la peli.
Mario. Sí, porque los personajes están trabajados y bien desarollados, aunque el libro sea más extenso y siempre tenga la ventaja de imaginar tu propia historia.
¿Cuál ha sido la escena más difícil de la película?
Luis. Para mí, la de las “dominadas”, un ejercicio para ganar espalda).
Mario. Según el guión y Fer (el director de la película) teníamos que hacer... ¿cuántas?
Luis. 50. Y al final tuvimos que hacer 500 contando las repeticiones de planos y eso. En los planos generales no valía ningún truco.
Mario. Al final no podíamos más. Fue una noche dura.
Luis. Yo al día siguiente no podía caminar.
¿Fue más dura esa secuencia que la de las motos?
Marío. Ahí lo hacemos todo, no nos pusieron especialista. Cuando levantamos rueda somos nosotros.
Luis. Los invertidos... todo, todo.
¿No era peligroso?
Luis. Sí, pero por suerte no pasó nada.
Mario. Nos la jugamos bastante porque íbamos sin casco.
Luis. De hecho, íbamos en pantalón corto y camiseta de tirantes.
Mario. Hicimos mucho el cabra.
Luis.Y hay momentos en los que vamos muy rápido.
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¿Soléis coger la moto?
Luis Yo no suelo, pero he montado mucho, así que no fue difícil.
Mario. Aún así nos enseñaron porque eran dos motos de 600.
Luis. Sí, dos trastos que flipas.
A los dos os gusta el fútbol, ¿os picáis con eso?
Luis. No, porque yo soy del Atlético y Mario es del Barça.
Mario. Si fuera del Madrid sí, ¿no? (risas). Yo soy primero del Barça y luego del Depor.
Luis. No habría pique, se reiría de mí porque los del Atlético siempre pierden.
Si quieres leer el resto de la entrevista, corre al quiosco y hazte con el número de diciembre/enero de Vanidad.
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