Sin querer conformarse con ser el responsable de muchos de los número uno de nuestro país y después de un crack mental serio hace un año, Alizzz dejó todo de lado e hizo lo que le pedía la cabeza: escribir por y para él.

En su imaginario, la fiesta como expresión cultural, el amanecer como momento álgido de una época clave en su vida y la sed por no parar de hacer música, están muy presentes. Lo vemos en su casi inaugurado proyecto en solitario. Y decimos casi porque en apenas tres meses ya nos ha puesto sobre la mesa dos temazos, y según nos confirma, ya hay un tercero, incluso un cuarto en camino.

Algunos lo definen como un genio, pero para este mismo genio, el status que merece como artista todavía no se le ha reconocido. Esperemos que con ese paso al frente lo consiga. De hecho, no lo dudamos.

Después de ese parón tras una etapa frenética (y casi enfermiza) de trabajo, producciones y viajes constantes al otro lado del charco, volviste a coger la guitarra. ¿Qué significado tiene para ti?

Es el instrumento con el que compuse mis primeras canciones. Siempre he sido un flipado de la música pero realmente me enzarcé en eso cuando tenía unos catorce años. Montamos una banda con unos amigos, tocábamos grunge, versiones… y allí empecé a componer. El caso es que la había dejado muy abandonada en los últimos años. La guitarra me acompañó durante mucho tiempo pero cuando conocí la electrónica, me olvidé un poco de ella. Por suerte, con mi nuevo proyecto la he recuperado. Una cosa que he vuelto a hacer es componer con la guitarra y me resulta natural, sensible y súper liberador. Hago canciones más de cantautor, guitarra y voz, y luego ya me pienso cómo va a ser la producción. Estoy haciendo como el camino inverso.

Además, si te fijas, todas las canciones tienen guitarra, aunque luego yo no sea el que la toca. A día de hoy sigo creyendo que no toco igual de bien que cuando tenía dieciocho años (risas).

¿Cuándo empezaste a sentir curiosidad por entender cómo se hacía la electrónica?

Me convertí en un apasionado de la electrónica cuando empecé a ir a festivales. Iba a ver a Radiohead, Blur, Oasis… y luego por la noche estaba la música electrónica, DJs, toda la ola del electroclash. Cuando la descubrí automáticamente me entraron las ansias de saber cómo se hacía y empecé a cacharrear con los programas de producción. Digamos que cuando me fui a Berlín ya era un enfermo total de la electrónica.

¿Qué buscabas en Barcelona que no hubiera en ese momento y qué encontraste en Berlín?

Había acabado la carrera, hice un máster en computación musical y quería trabajar de ello. Hasta el momento la música estaba siendo un hobby para mí y quería que se convirtiera también en mi trabajo. En Berlín empecé mis prácticas, en una empresa de ‘software’ musical que se llama Native Instruments. Además, era la ciudad del clubbing, así que también iba a pasármelo bien, y vaya si lo hice (risas).

¿Cuál es el mejor recuerdo que guardas de esa etapa?

Los mejores recuerdos son todos y cada uno de los miembros de la familia que creamos allí, con los que sigo teniendo contacto. Aunque cada uno vivimos en un sitio diferente, ellos siguen siendo mi anclaje eterno a Berlín.

¿Y el peor?

El peor momento fue cuando todo el mundo se empezó a dispersar… Allí es cuando te das cuenta de que lo que te mantiene en un sitio no es el sitio en sí, sino la gente. Recuerdo que hubo un mes que lo cambió todo para siempre. Mis amigos empezaban a irse y ya no me sentía como en casa. Aun así me costó irme... Estuve como dos semanas intentando irme, intentando recuperar lo que era y viendo una y otra vez que no era lo mismo ni volvería a serlo.

¿Has vuelto recientemente?

Sí. Volví hace unos años con el propósito de recuperar los recuerdos y revivir durante tres días lo que era vivir allí. Lo intenté. Estuve tres días sin dormir, de un garito a otro, con algún amigo que tenía rezagado allí y me fui con la sensación de que, ni la ciudad ni yo éramos los mismos. No se pueden recuperar esas sensaciones. Ya están vividas.

Recientemente he vuelto pero con otra mentalidad: a hacer cosas que nunca me había imaginado que haría allí, como visitar monumentos (risas). Berlín sigue teniendo un espacio muy especial dentro de mi  corazón y para mí es una fuente de inspiración muy importante, por lo que fue y por lo que sigue siendo para muchos.

Aunque ahora todo el mundo te reconozca como una eminencia en la industria, poder dedicarte a esto full-time no fue tan fácil... ¿A qué te has dedicado a lo largo de tu vida antes de poder vivir de la música?

Yo soy ingeniero de telecomunicaciones y como te decía, tengo un máster en computación digital, pero toda mi vida he sido programador de diferentes cosas. Zero vocacional, por eso siempre he estado haciendo música y dedicándole muchas horas.

A parte de esa constancia, ¿qué valores crees que te han ayudado a labrarte tu trayectoria?

Creo que la más importante es la perseverancia. Cuando empecé a ver que podía dedicarme a ello, fui muy a machete. Seguía con mi jornada laboral de 8 horas como programador pero no dejé en ningún momento de hacer música. 

También una mezcla de talento y lo más importante que tengo a nivel artístico, que es la sensibilidad. Al final no sé tocar ningún instrumento muy bien, ni tengo conceptos de música muy amplios, pero sí tengo esa parte sensible para hacer música.

¿Cómo crees que habría sido tu carrera si hubieses nacido cuando ya existía YouTube o cuando el hecho de hacer música ya estaba más democratizado?

Cuando ya las herramientas están al servicio de todo el mundo, todo es más rápido. Te pones un tutorial ¡y listo!, pero no lo cambio. La columna vertebral que me he hecho a base de aprender cuando no existía nada de eso prácticamente, me da unos cimientos muy grandes comparado con alguien que lo ha tenido más fácil a la hora de saber cómo va.

A día de hoy también hay mucha competencia y por eso se valora tener un carisma especial, que enganche, cualidades que antes no eran tan importantes. Antes la música tenía el papel protagonista y ahora el personaje es lo más relevante.

Ahora que te has pasado al primero plano, ¿has notado las consecuencias de exponerte más? 

Siempre he recibido críticas. Al final llevo mucho tiempo con esto, pero desde que he empezado en solitario, muchas más. Es Internet. Es gratis escribir. A mí que me digan que la canción es una mierda, me parece lícito. Pero las críticas que atacan al físico me parecen de instituto, súper fuera de lugar. Y, aunque el 99% de cosas son buenas, siempre hay ese 1% de comentarios negativos que, a pesar de estar en un porcentaje muy pequeño, te tocan un montón. Al final son las que cuentas a la peña, ¿o no?

¿Echas de menos algo de tu etapa como productor?

Ahora tengo una hambre infinita hacia crecer más y más con mi proyecto. Antes no la tenía tanto y era todo como un poco más naif. Yo mismo me noto muy sobreexcitado y en ocasiones, me gustaría tomármelo con un poco más de tranquilidad, como antes. Más chill.

Que todo te sepa a poco es algo así como un motor vital para ti. De hecho, dices que la sensación de nunca tener suficiente y siempre querer sentir más y más fuerte, te ha acompañado a lo largo de toda tu vida. Ahora que has empezado con esta carrera de fondo como Alizzz-cantante, ¿qué más quieres? ¿Se te ha pasado un poco esta sed por ir a más?

No, quiero más (risas). Quiero hacer mejores vídeos, quiero que mis canciones lleguen más arriba en las listas de éxitos… Con ‘El Encuentro’ he conseguido entrar en el top 50 de España como Alizzz-cantante y tengo en cuenta que es mi segunda canción cantando y, esto es una barbaridad. Pero aunque es motivo de celebración suficiente, no puedo evitar querer más. 

¿Sigues llevándolo bajo el paraguas de su sello o ya te ha sonado el teléfono?

Sí que hay gente que está interesada, pero de momento seguimos con Woah. No soy activista de hacerlo yo todo, pero reconozco que me pone hacerlo todo solo. Sacarme de allí me va a costar un poco pero haré lo que creo que me convenga, lo que sea mejor para el proyecto y, si al final considero que es mejor tirar con una multinacional, pues lo haremos. Intuición y lo que me pongan delante.

¿Qué papel juega en ti la intuición?

Es muy importante darte cuenta de que hay una ventana medio abierta y convencerte de que vas a abrirla. Se le puede llamar de muchas maneras pero al final, es tener una visión de hacia dónde tienes que ir. En mi caso nunca pienso en los proyectos, siempre surgen y eso es lo que tu dices, pura intuición. Como ahora, que de repente vi que ponerme a cantar era lo que tenía que hacer.

A lo largo de tu trayectoria has rechazado proyectos muy tentadores... ¿Piensas que saber decir “no” también es parte del crecimiento de un artista?

Creo que el hecho de decir “no” es lo que te pone realmente en valor como artista. En mi caso, no siempre habré tomado buenas decisiones, eso seguro, pero sí que todas las que he tomado me han hecho llegar hasta donde estoy, que es donde quiero estar. Si hubiese dicho que sí a esas cosas me podrían haber dado picos de éxito, pero no el hecho de mantenerme a largo plazo, que es lo más interesante. Al final esto es una carrera de fondo, no es tener éxito momentáneamente.

Dices que lo que quieres nunca existe y te lo tienes que inventar. ¿Qué consideras que has inventado de la escena musical española actual?

Creo que formé parte del nacimiento de la nueva ola de la música popular en España. Contribuí a poner esos cimentos pero paradójicamente, esa industria que yo mismo ayudé a crear, es la que me está molestando un poco ahora (risas).

¿Cómo la ves?

Veo que está súper estancada. Precisamente en su momento metí caña e intenté cambiar las cosas porque estaba más parada que ahora, en un punto de muerte cerebral. Quería que otras cosas entrarán dentro de lo que es la música popular y ahora empiezo a tener de nuevo esa sensación...  Las cosas en la música van muy despacio, pero sé que van a cambiar. La gente está cansada de las mismas letras, los mismos sonidos… y todo lo que suene un poco diferente lo van a recibir con los brazos abiertos. Ya lo hemos visto con ‘Tú me dejaste de querer’ o ‘Demasiadas Mujeres’, de Pucho, canciones súper anti fórmula que ya son número uno, como en su momento lo fue ‘Nunca Estoy’ o ‘Mala Mujer’.

¿Qué cualidades valoras en una canción para que sea buena?

A la hora de hacer una canción, siempre intento pensar e inspirarme en cosas que no estén pasando en el momento. Pienso un poco más allá para que esa música pueda perdurar en el tiempo, así que te diría que la atemporalidad es lo que más valoro. También que esté en una frontera entre lo que es la música interesante, de vanguardia, y lo que son los códigos populares. Es decir, que cuando la escuches, tengas la impresión de que no la has escuchado nunca, aunque esté dentro de un marco que más o menos todo el mundo entiende, al fin y al cabo en eso consiste hacer música popular...

¿Qué veremos de Alizzz en los próximos meses?

Creo que el siguiente lanzamiento que tengo preparado va a seguir sorprendiendo... Es una canción con otro registro pero que vuelve a ser más discursiva, como la primera, de afianzar lo que quiero explicar, de lo que estoy hablando en todas las canciones, que al final es la sensación de siempre querer sentir más. Es más de feeling, de dentro.

Tu deseo de cumpleaños siempre había sido poder vivir de la música. Ahora que ya lo has cumplido, ¿qué pides cuando soplas las velas?

¡Eso no se puede decir que sino no se cumple (risas)! Creo que me hace falta un poco más de reconocimiento del que realmente tengo. A veces pienso que, como he hecho tantas cosas, nunca se me ha reconocido como el artista que soy y sigo encontrando la manera de transmitir que un productor, también es un artista.

Está claro que el hecho de ponerme delante de los focos me va a ayudar, aunque me da un poco de rabia tener que hacer eso para que se me reconozca el status de artista. A ver si consigo quitar también esa idea colectiva...

 

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Texto: Anna Alarcón @_annalarcon

Fotografía: Rafa Castells @42rafa

Estilismo: Álex Turrión @alexturrion_

Grooming: Miquel Cristóbal @miquelcristobal

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