CHLOÉ WALLACE, dirigir desde lo humano para mostrar la realidad

Hablamos con Chloé Wallace, desde sus inicios en el mundo audiovisual o su fiel pensamiento sobre las mujeres cineastas, al estreno de «Mala Influencia», su primera película como directora.

Chloé Wallace vive el feminismo como algo esencial y natural en su vida, un principio que guía tanto su carrera como su visión artística. Escritora de un libro que nació para compartir de manera honesta sus emociones y directora de una serie que revolucionó Netflix, es cineasta y ahora da el paso a la gran pantalla con el estreno de su primera película: «Mala Influencia». Adaptar esta historia, que nació como un fenómeno en Wattpad, a la gran pantalla, supuso un reto para Chloé, pero ahora que la adaptación nace como una nueva apuesta al cine adolescente libre de clichés, no había mejor oportunidad que esta para dirigir desde lo humano y mostrar la realidad.

Pero su trabajo no solo apuesta por historias auténticas, sino por un cine que amplíe las miradas y rompa con las narrativas homogéneas que han predominado en la industria. Reflexionamos con Chloé acerca de todo esto (y más), a continuación:

Chloé Wallace en Mala Influencia

Chloé Wallace: «Se trata de construir espacios donde las mujeres puedan ser líderes, creativas y técnicas sin que eso sea algo extraordinario»

Chloé, el 24 de enero se estrenará, al fin, tu primera película, «Mala Influencia». La novela ya fue un éxito mundial en Wattpad. ¿Cómo te sentiste a la hora de adaptarla a la pantalla grande? 

¡Se siente muy emocionante! Aunque también va acompañado de cierta responsabilidad. No es presión, pero sí es consciencia de que hay mucho adolescente que la va a ver. Me cuesta entender la magnitud de Wattpad porque al ser una plataforma que yo no consumo, pero que además es tan digital, no es tan fácil de asimilar.

Mantener la esencia, pero que se sintiera fresco y mío, fue el principal desafío al que me enfrenté. Eso y desprendernos de los «tropes» más tóxicos que muchas historias románticas adolescentes tienen, y sobre todo en el mundo Wattpad. Siempre es complicado adaptar una novela a un largo simplemente por la longitud, pero en «Mala Influencia», además, pasaban muchas cosas continuamente. Ser fiel a cada giro y cada momento es imposible, así que construir una narrativa que tuviera sentido y mantuviera el espíritu, fue lo más desafiante.

La película estará protagonizada por Alberto Olmo, pero también veremos muchas caras nuevas, como la de Eléa Rochera. ¿Qué llevó al equipo a apostar por el talento emergente?

Buscábamos la mejor química y los mejores actores para los roles, y Alberto y Eléa, en cuanto hicieron la primera prueba, tuvieron esa química que buscábamos. Además, estaba claro que eran perfectos para ser Eros y Reese.

Al final, poder dar una oportunidad al talento emergente es siempre una suerte, pero además es algo que Alejandro Gil, el maravilloso director de casting, tiene siempre muy en cuenta.

Nos consta que, para los fans, la espera está siendo larga… El libro es uno de los más leídos de la plataforma y ya cuenta con un grupo de seguidores que están deseosos de ver la película. ¿Qué elementos crees que hacen que «Mala Influencia» sea una combinación perfecta para la Gen Z?

El elenco y la música. Creo que hemos creado una conexión entre los personajes que traspasa la pantalla. Por otro lado, los personajes son lo más: imperfectos, adolescentes, pero divertidísimos.

También, visualmente, la película tiene mucha fuerza. Desde el diseño de producción hasta la fotografía, quisimos crear un universo que fuera reconocible pero que al mismo tiempo tuviera una personalidad propia. Creo que eso hará que tanto los fans del libro como quienes lleguen nuevos a la historia, se sientan conectados desde el minuto uno.

¿Cómo fue el cambio de dirigir una serie como «Un cuento perfecto» a trabajar en un largometraje? Ahora que has probado los dos, ¿tienes preferencia por alguno de los formatos?

¡No tengo preferencia! Me gusta todo lo que estoy haciendo, la verdad. He aprendido mucho de cada proyecto y me llevo cosas de un formato al otro. No son nada incompatibles. Además, siento que el cambio no ha sido tan drástico más allá de la longitud obvia que conlleva…

Muchos te describen como un referente feminista en el cine. ¿Qué significa para ti este reconocimiento y cómo crees que lo aplicas en tus proyectos?

Para mí, ser simplemente un referente ya es algo muy bonito de escuchar. No sé muy bien cómo me siento con ello, porque creo que todavía es pronto para que me vean así. Además, me pregunto si todas las mujeres cineastas no somos de alguna manera referentes feministas, simplemente por el hecho de abrirnos camino en una industria donde, lamentablemente, seguimos siendo una minoría. El feminismo es algo intrínseco en mí y no consigo ver el mundo de otra manera, así que lo aplico porque es así como me gusta moverme por la vida.

Empieza con algo básico, pero crucial: asegurarme de que los personajes femeninos no se definen por clichés machistas. Busco personajes completos, con sus contradicciones y matices, que no existan únicamente en función de los hombres o de las tramas románticas (incluso dentro de un proyecto en el que la trama es romántica: que tenga una vida más allá de lo romántico). Para mí, es esencial que las mujeres en pantalla sean humanas, auténticas y diversas, porque eso es lo que enriquece las historias y también las hace más reales para quienes las ven.

En entrevistas anteriores has mencionado tu intención de trabajar con equipos técnicos donde la presencia de las mujeres sea notable. Seguro que es difícil de resumir, pero, ¿qué importancia tiene para ti crear este tipo de espacios en la industria del cine?

Es importante porque necesitamos historias que incluyan y amplifiquen la mirada femenina. Las mujeres somos casi el 50% de la población, pero todavía estamos muy lejos de estar representadas de forma equitativa en el cine, tanto delante como detrás de las cámaras. Nuestra manera de ver y contar el mundo es necesaria para enriquecer las narrativas y romper con las perspectivas homogéneas que han dominado la industria durante tanto tiempo.

Además, siempre siento que cuando hay más mujeres en un equipo técnico, se trabaja desde un lugar más colaborativo, donde el ego tiende a tomar un segundo plano. En estos entornos se fomenta un ambiente de respeto y escucha, donde las ideas fluyen de manera más orgánica y el objetivo común del proyecto pesa más que cualquier interés individual.

La presencia femenina detrás de las cámaras, influye en cómo se retratan los personajes femeninos en pantalla. Pues es más probable que una historia se libere de clichés cuando quienes la crean tienen una comprensión más matizada de lo que significa ser mujer. Se trata de construir espacios donde las mujeres puedan ser líderes, creativas y técnicas sin que eso sea una excepción o algo extraordinario.

A propósito, ¿cómo ves la industria española a día de hoy en este sentido?

Progresa adecuadamente, pero… la sigo viendo floja. Muy floja. Cada vez que escucho un «¡es el mejor momento para ser mujer y directora!», se me revuelve el estómago.

El año pasado, en Hollywood, solo el 16% de mujeres dirigieron películas. En España el 25%. Esos números para mí son suficientes para mostrar la realidad. Desde 2018 los Goya a Mejor Dirección se los llevan los hombres. A nosotras nos dan el novel…

En tu libro «Hola, Stranger» compartiste aspectos muy personales de tu vida, como descubrir tu bisexualidad o tu diagnóstico de bulimia a los 18 años. ¿Qué te motivó a compartir este tipo de vivencias y cómo estás llevando su acogida?

Pues… nada en concreto, la verdad. Soy una persona muy transparente, para bien o para mal, y creo que escribir siempre ha sido mi forma de procesar lo que vivo y siento. Ponerlo en palabras me ayuda a darle sentido, a ordenar emociones caóticas. El libro es un reflejo, no una declaración de intenciones, sino una necesidad personal de volcar esas experiencias y compartirlas de manera honesta.

En cuanto a la acogida, ha sido muy bonita. Creo que, al compartir aspectos tan personales, hay una vulnerabilidad que ha generado una conexión algunas personas que lo han leído. He recibido mensajes muy bonitos de gente que se ha sentido vista o que me agradece haber hablado de cosas que, a menudo, siguen siendo tabú. Es seguramente lo más especial del proceso, porque, aunque mi intención no era necesariamente ayudar a otros, saber que mis locuritas pueden haber resonado en alguien, hace que haya valido la pena.

Siendo parte de una familia de artistas, ¿qué papel ha jugado tu entorno familiar en tu carrera?

Ha sido casualidad que mi hermana y yo hayamos salido así, pero es verdad que aunque crecimos rodeadas de cámaras –mi padre era reportero–, lo mamamos de mi madre, que era amante del cine.

¿Alguna vez has considerado seguir los pasos de tu hermana Nicole y ponerte delante de la cámara?

La verdad es que ya me he puesto (risas). Hice teatro durante muchos años y mi sueño desde los 12 era ser actriz… A los 18 dejé de intentarlo porque me gustaban demasiado otras disciplinas y tuve que empezar a descartar las que flaqueaban más.

Si tuvieras carta blanca, ¿cómo sería tu proyecto soñado?

Con mis amigos, mi hermana, un catering riquísimo, un horario cómodo para todos los departamentos y un guion bello pero divertido también.

El elenco de «Mala Influencia» y su directora, Chloé Wallace

A nadie le gusta hablar del futuro, pero queremos saber ¿con qué artistas, actores, actrices o creativos en general, te gustaría colaborar en el futuro?

A nivel nacional, me encantaría trabajar con Maria Zamora. Cada película que produce me parece una bestialidad, y creo que lleva haciendo un trabajo increíble no solo para contar historias de mujeres, sino para que estas historias estén contadas por mujeres, y mujeres talentosísimas.

También sería lo más currar con Carolina Yuste o Silma López. Admiro mucho su trabajo y su discurso y eso es algo que aprecio mucho en una compañera a la hora de trabajar.

Llevas más de una década dirigiendo. Mirando hacia atrás, ¿qué le dirías a la Chloe de 20 años que recién empezaba en este mundillo?

Que siguiera haciendo lo que estaba haciendo, que lo estaba haciendo muy bien y que no fuera tan dura consigo misma. Haber sido un poco más tierna y amable. ¡Y que las comparaciones solo iban a hacer mi vida un infierno!

 

Lucía Martínez Rubio @luciamartinezrubio

Imágenes: ©Laia Lluch

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