Después de buscar distintas opciones, nos decidimos por Maldivas, un paraíso que se encuentra al sur de la India y al este de África y, dentro de las 2000 islas que componen esta República, nos llama especialmente la atención The Conrad Maldives Rangali Island, un paraíso firmado por Hilton que nos ofrece todo lo que podíamos desear para desconectar unos días y volver renovados a nuestra rutina.

Llegamos a Malé, capital de Maldivas, y desde aquí cogemos un hidroavión hasta Rangali, la pequeña islita donde se ubica el resort. El trayecto ya es una experiencia en sí misma porque desde el aire, a baja altura, tu vista va enhebrando el rosario de islas que aparecen cogidas sobre aguas turquesas completamente transparentes. Ya en este momento empiezas a sentir esa conexión con la belleza que no te va abandonar en todo el viaje.

El recibimiento en el muelle privado es muy cálido, aunque seguimos con la impresión en el cuerpo al no ser capaces de procesar tanta maravilla en estado puro. Todo parece idílico, y es que es exactamente igual que en las fotos que habíamos visto pero en vivo y en directo. La emoción por lo que vemos se une con el deseo de empezar a vivir la experiencia sin perdernos ni un segundo.

Cuando nos llevan a la habitación, que es una cabaña emplazada sobre pilotes en el agua, la alegría alcanza el éxtasis. Es un verdadero sueño hecho realidad. A la mañana siguiente, nos levantamos sin haber despertado aún del sueño que estábamos viviendo. Teníamos frente a nosotros todo el mundo turquesa transparente para disfrutar...

¿QUÉ COMER?

Mandhoo. Un restaurante donde comprimen en su menú de forma muy original, la vieja idea griega de que el universo está compuesto por cinco elementos básicos: aire, tierra, fuego, agua y plantas.

Ufaa. Significa “felicidad" y es un restaurante chino increíblemente innovador. No os perdáis el Hot Pot. No tiene nada que ver con el concepto que tenemos de este tipo de restaurantes.

Ithaa. Aquí la experiencia gastronómica se sumerge a 5 metros bajo el Océano Índico. El restaurante nos ofrece una vista panorámica del jardín de coral mientras la vida marina pasa nadando a nuestro alrededor. Sencillamente impactante.

Beach Dining. El concepto es sencillo: barbacoa de marisco y champán en una mesa dispuesta al borde mismo del agua. El entorno es tan mágico que os lo recomendamos para la última noche, porque os dejará un sabor de boca inolvidable.

¿QUÉ HACER?

Avistamiento de delfines mar adentro. Nos ayuda a darnos cuenta de cómo estos bellos e inteligentes cetáceos juguetean en la vida con alegres saltos y piruetas. Es conmovedor.

Snorkeling. Saliendo en barco a buscar bancos de mantas raya o por los alrededores de la isla. Es una vivencia casi espiritual por su majestuosidad fluida.

Todos los deportes acuáticos que podáis imaginar.

Simplemente no hacer nada concreto salvo tirarse al sol, aunque hay tantas actividades excitantes que apenas os quedará tiempo para esto.

¿QUÉ COMPRAR?

Aunque el resort tiene una larga oferta de tiendas de gran calidad, lo mejor para llevarse de aquí son los recuerdos de las vivencias y también cualquier detalle relacionado con la artesanía local.

 

¡Que lo disfrutéis!

 

 

Carlos Sánchez

Imágenes: Propias y The Conrad Maldives Rangali Island