Parece ser que ya empezamos a ver luz al final del túnel... Una pequeña pincelada de cómo serán los primeros pasos fuera de nuestro hogar y es que nos morimos de ganas de poder llegar ya a la fase 4 y completar este proceso con creces. ¡Cada vez queda menos!
Pasito a pasito, después de casi dos meses, llega nuestro momento. Esta pregunta nos la hemos hecho muchas veces durante el confinamiento, pero nunca está de más volver a responderla (y más cuando estamos a puntito de hacerla realidad): ¿cuál va a ser el primer sitio al que iremos cuando todo pase?
Podríamos decir que según el día contestábamos una cosa u otra, dependiendo de si hacía sol o si estaba el cielo encapotado, si teníamos hambre o queríamos adrenalina… Todo depende de lo que nos pida el cuerpo, eso lo tenemos claro.
Lo que sabemos seguro son las visitas que haremos. En primer lugar, iremos a ver a todos nuestros familiares y seguidamente a nuestros amigos. Se acabaron las videollamadas con aquellos que viven en la misma ciudad. Nuestro círculo de confianza del cual hemos estado restringidos durante la cuarentena, volverá más unido que nunca.
Cuando nos prohíben algo, como salir a pasear, nuestras ganas y ansias por ello aumentan mucho más que de normal. Es la regla básica de toso ser humano…
Salir a pasear sin restricciones por nuestra ciudad y sin la necesidad de terminar en el supermercado como excusa, ir de excursión a la montaña y saborear el aire puro y libre, o caminar sobre la arena de nuestras maravillosas playas. Nuestra lista de deseos se ha reducido a acciones que hacer post-cuarentena. Sitios a los que ir, personas a las que ver, platos que comer...
Si recapacitamos, la felicidad es fácil de conseguir: una terraza, buen tiempo, amigos y una cerveza fría en la mano. ¿No es este el mejor combo posible? Nosotros opinamos (rotundamente) que sí.
Vamos a llenar nuestra agenda de los planes de siempre, así de claro. Y es que después de este encierro, los planes sencillos han vuelto a ser (y serán) los que más nos apetezcan. Planes que duran toda la jornada donde el orden del día es charlar y reír con aquellos que echabas de menos. También se nos antoja coger el coche e ir a esa playa, ese lago o al campo... Recorrer más de quince minutos las carreteras que nos rodean con la libertad de la que somos merecedores.
Cada persona volverá a ese lugar que le hace más feliz porque todos tenemos ese sitio, llámalo acantilado, banco con vistas, trocito de playa, carretera de montaña o el que sea, donde somos un poquito más felices. Ese sitio que con los años ha cogido nuestro nombre y nuestra esencia. Ese sitio que completa nuestra persona.
Volveremos a lo tradicional, al bar de siempre y con los de siempre. Volveremos a esos destinos de la geografía española que recorríamos de pequeños y que ahora dejábamos en un segundo plano para coger un avión...
¿Que qué haremos cuando todo esto pase? Valorar lo nuestro, lo que nos rodea, que no es poco...
Sofía Cintas: @sofcintas
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