Parece mentira que en 2017, aún tengamos que estar reivindicando los derechos fundamentales de la mitad de la población mundial, es decir, las mujeres. Se celebra el Día de la Mujer (Trabajadora. Valga la redundancia) en un momento histórico en el que la movilización vuelve a ser de máxima importancia. Por desgracia, en los últimos tiempos, los pasos que se han dado han sido para atrás. Por eso, hoy más que nunca hay que alzar la voz y defender los derechos de la mujer día a día. ¡Hay mucho que puedes hacer! Dejemos las cosas clara, si crees en la igualdad entre géneros, eres feminista. ¡Felicidades! Es un buen principio. Ahora, si realmente crees en una sociedad más justa para todos querrás participar con tu granito de arena. Te advertimos, no vale con sólo comprar camisetas que pongan que todos deberíamos ser feministas si luego no practicamos en nuestra vida diaria. Buenas noticias: no hace falta que te pases el día yendo a manifestaciones, organizando ataques a iglesias a pecho descubierto o tejiendo gorros de lana rosas. Es mucho más sencillo y puedes hacerlo cada día... Empieza por seguir leyendo.

Lee

Leer es siempre una buena idea. Si quieres conocer los básicos del feminismo y los orígenes del movimiento, puedes empezar con El segundo sexo de Simone de Beauvoir o La mística de la feminidad de Betty Friedan. Sin embargo, hay que actualizarse así que apunta Como ser mujer de Caitlin Moran, Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozi Adichie y Yo soy Malala de Malala Yousafzai. Gracias al maravilloso Internet, además, tiene miles de páginas y blogs feministas en los que informarte diariamente y encontrar puntos de vista diversos. Pero no solo te animamos a leer sobre feminismo sino también a leer más literatura escrita por mujeres. Consumiendo libros escritos por mujeres estamos aumentando la demanda y creando nuevas oportunidades (además de estar aprendiendo). Aunque tu día a día sea una locura, siempre podrás leer 5 páginas antes de ponerte a dormir (¡deja el móvil y abre un libro!). Las experiencias de otras mejores te darán energía y te recordarán por qué el feminismo es importante en tu vida. Te recomendamos El despertar de Kate Chopin, El año del pensamiento mágico de Joan Didion y Bad Feminist de Roxane Gay.

Reacciona si ves una injusticia

Es obvio, a nadie le gusta meterse en problemas pero, sinceramente, es muy poco humano ver a alguien en una situación injusta y no mover ni un dedo. No estamos animando a nadie a meterse en una pelea pero si ves a una chica que está incómoda porque alguien la está acosando por la calle, apóyala, únete a ella en su defensa, acompáñala hasta su casa, un metro, un taxi. Llama a la policía si ves una situación potencialmente peligrosa o de maltrato. Llama la atención a los acosadores. Dale un toque a tus amigos si están siendo sexistas.

No te quedes callada

De la misma manera, no te quedes callada cuando la situación te afecte a ti. Puede ser complicado (y poco agradable) entrar en una discusión con tu jefa, tus padres o un profesor si crees que están teniendo una actitud sexista pero solo podremos avanzar si levantamos la voz. No tienes porque reírte de los chistes machistas solo porque los cuente un amigo. Explícale por qué no tienen gracia. No toleres actitudes sexistas en tu presencia. Dile a tu padre que no está bien asumir que la única mujer en su trabajo ha llegado lejos porque se ha acostado con alguien. Informa a tu abuela o a tu vecino de que tú misma puedes usar un taladro o cambiar una bombilla. Opina. El mundo debe acostumbrarse a que las mujeres digan lo que piensan. Aunque no estés debatiendo sobre feminismo. Tienes multitud de oportunidades cada día para expresarte y puede que te estés quedando callada para no parecer mandona, egocéntrica o maliciosa. No hay nada de malo en ser honesta. Confía en ti misma y habla. Es una de las actitudes más feministas que puedes tener.

Educa

A nadie le gustan los predicadores. No queremos que nadie nos intente convertir a su “religión” ni que nos bombardeen a todas horas con argumentos. Sin embargo, hay una gran diferencia entre luchar y educar. En muchas ocasiones, el machismo pasa desapercibido, es algo aceptado que ha vivido siempre entre nosotros y de lo que mucha gente no se da cuenta. Los famosos micromachismos viven entre nosotros y no está de más señalarlos y rectificarlos. Pregúntale al camarero por qué ha asumido que la cerveza es para tu chico y el té es para ti. Explica a tus amigos por qué los piropos a desconocidas no son un halago. No pases memes o chistes machistas por Whatsapp. Habla con tu hermano sobre su papel como padre. Compra juguetes no sexistas a los hijos de tus amigas. Comparte artículos y iniciativas feministas en redes sociales. La lista sigue.

No critiques

Ya basta de body-shaming o de cualquier tipo de crítica solo por el hecho de ser diferentes. Bienvenido a la tierra, saluda a sus 7500 millones de personas y toda su diversidad. Mires donde mires verás a alguien diferente (a no ser que tengas una hermana gemela) y no por ello son mejores y peores. “¿Dónde va esa chica vestida así?”, “Madre mía, que no se ha depilado.”, “Deberías hacer más deporte”, “Mira a esa sacándose la teta en medio del restaurante” y miles de críticas que oímos a diario referidas a físico y actitud. Criticar es el deporte nacional pero si lo piensas bien, es una actitud totalmente innecesaria.

Colabora

Usa tu tiempo para colaborar como voluntaria en alguna organización que te interese: puedes ayudar a llevar la contabilidad de las donaciones, hacer llamadas para captar socios, organizar eventos y acciones. Busca una ONG, haz donaciones (dinero, ropa, material escolar, medicamentos…), boicotea - no comprar puede ser la acción que haga más daño. Predicar con el ejemplo a la hora de comprar puede resultar algo complicado pero si tu situación te lo permite puede tener mucho impacto.

Vístete como te dé la real gana

Quizás esta sea la manera más fácil de introducir el feminismo a tu vida diaria. Las mujeres especialmente son criticadas, observadas y juzgadas por su forma de vestir. Incluso hay normas impuestas en según qué áreas de nuestras vidas. Así que decidir vestirte sin seguir normas cada día de tu vida es de lo más empoderador. Escoge tu ropa para ti y para nadie más. Tu novio no tiene que decirte como te vistes, ni tu empresa, ni tu escuela. Si eres de zapatos planos, adelante. Si te encantan los pantalones cortos y los crop tops ¿Por qué no?

Practica la sororidad

Debemos eliminar por completo esa creencia de que “las mujeres somos nuestras peores enemigas”. Practica la sororidad, el apoyo a otras mujeres. Deja de criticar, basta de juzgar a otras madres, ponle freno a los comentarios sobre el aspecto o vida sexual de tus amigas. Seguro que estás rodeada de mujeres: familia, amigas, compañeras de trabajo, la señora que lleva el kiosco o la chica que te atiende cada día en la cafetería. Aprovecha estas relaciones para propagar el feminismo. Sé amable, sonríe, haz un cumplido (no hace falta que sea necesariamente sobre el aspecto) y vive el feminismo. Ábrele la puerta a esa madre con un niño en cada mano, cédele tu asiento a una persona que parezca cansada, ofrece ayuda a tu compañera de trabajo que está pasando una mala racha o dile a tu mejor amiga lo bien que le queda su nuevo color de pelo.

Como la felicidad, el feminismo es una actitud.

  Agenes Deer - @agnesdeer