Mediante la espiritualidad y el amor, la artista gaditana estructura su primer disco de estudio, «Bodhiria». De la mano de Angel-A, un alter ego que idea la artista para narrar la historia del registro en un punto de vista diferente, el universo «Bodhiria» se presenta como un limbo cuyo nombre fue ideado por Judeline. 

Si bien la faceta intangible del proyecto y su línea espiritual y conceptual son impecables, el apartado visual nos deja con ganas de más para la magnitud del disco y la exquisita calidad musical que contiene.

Su calidad y el replay value de «Bodhiria» hacen justicia a las expectativas. Es un disco muy bien cuidado con una producción impecable de la mano de Tuiste, Mayo, Saint Lowe o el ya conocido Ralphie Choo entre otros. Ayuda también la presencia de Lewis Pickett, que ostenta 4 Grammys por su labor en Mix y Máster.

Asimismo, la variedad de sonidos que presenta el disco junto a la performance intachable de Judeline en ritmos tan lejanos a su zona de confort como los que escuchamos en «JOROPO», aporta una diversidad necesaria en el proyecto. 

«Bodhiria»: análisis de la nueva realidad de JUDELINE

©JP Bonino

 

Su voz angelical sirve de conductor para el hilo y la historia de desamor que se teje en todo el proyecto. Es de admirar cómo se desenvuelve Judeline en registros como «angelA» o «luna roja», llevando géneros como el trap o el afro, que no son comunes en sus registros, a una adaptación más melódica donde se ven todas las virtudes de la artista gaditana. 

Por otro lado, el disco solo cuenta con una colaboración, la justa y la necesaria al ser un disco de tan solo media hora. La voz de Rusowsky casa a la perfección con la de Judeline en «Heavenly» y la mano en la producción de Ralphie Choo con sus características palmas flamencas.

«Heavenly» da paso al single más exitoso del proyecto: «zarcillos de plata», una de las mejores canciones del repertorio de Judeline. Una balada simple, con un par de instrumentos de cuerda y la voz de Judeline como principal herramienta armónica. 

©Ana Arden

 

Pero ya no solo en «Zarcillos de plata», sino en todo el proyecto, Judeline es capaz de plasmar esa sensibilidad que siente con sus letras y su voz. La composición del proyecto emociona al más fuerte, es capaz de transmitir dolor, melancolía y amor sin caer en el empalagamiento. En ella sale acreditado uno de los mejores compositores de R&B de la actualidad, Rob Bisel, que tiene reconocimientos en «SOS» de SZA. 

Tanto la intro, «bodhitale», como el cierre del proyecto, «Es Dios bueno o sólo es poderoso», cumplen su función a la perfección. Los violines descendientes del comienzo no casan con los sintetizadores finales, y eso es lo que se busca en un proyecto de estas expectativas: evolución. 

©Ana Arden

 

Evolución es la palabra que define a Judeline en todo este disco. La Lara que compuso «de una manera» no es la misma que hizo «zarcillos de plata». Rompiendo con los estándares de que tener una voz bonita te hace ceñirte a los comercial y hacer un pop genérico, Judeline ha presentado su primer gran proyecto o, como lo define ella, su primer bebé.

El equipo de producción está impecable en el proyecto y la creatividad de Lara y su talento para experimentar en los nuevos sonidos que se le proponen son de alabar, pues no cualquier artista puede presumir de tener el respeto de Rosalía... Desde Vanidad estamos seguros de que la carrera de Judeline no ha hecho más que empezar. Estamos presenciando el nacimiento de una estrella en mayúscula. 

 

Dani Curbelo: @ssaintdanii
 
Imágenes: Cortesía de The Artist Publicist