La industria de la moda, como muchas otras, está viviendo un momento crucial con la aparición de las nuevas generaciones. Hablamos con los protagonistas de ‘Pipol in da House’, la primera serie de Instagram producida por El Corte Inglés y Animal Maker, para que nos cuenten en primera persona cómo millennials y Generación Z están cambiando los hábitos de consumo.

Queridos millennials, haceos a un lado (o no). La Generación Z ha llegado para quedarse y se está abriendo paso como el tsunami de 2000 millones de personas que es. Según varios informes de WGSN, este colectivo ya supone el mayor grupo de consumidores del mundo, y sigue creciendo. Desafían los estereotipos, crean sus propias reglas. En términos generales, se definen por la tecnología, la mezcla cultural, la fluidez y las contradicciones.

Pisando fuerte

La singularidad es la prioridad para la Gen Z, y es que lo diferente no les asusta, a diferencia de lo que podía ocurrir en el pasado. Este grupo viene para reformular patrones sociales desfasados y crear otros completamente nuevos.

Aretha (@arethalagalleta) lleva blazer, sudadera, vestido y botines de Fórmula Joven y pantalón de Tintoretto

Nativos digitales desde la cuna, no han conocido un mundo sin internet. Su conexión constante a las redes sociales pone de manifiesto una dualidad alarmante (aunque inevitable) que recuerda a la frase latina “quod me nutrit, me destruit”, es decir, “lo que me nutre, me destruye”. Aretha, como influencer, reconoce que las redes sociales tienen un papel muy importante para esta nueva generación: “Tengo la esperanza de que haya una hostia digital con dosis de realidad incluida. Espero formar parte de ella”. Aunque las redes sociales han ofrecido interminables oportunidades de crecimiento, aprendizaje, conexión y construcción, también han causado cierto perjuicio. Los adolescentes nunca habían sido tan susceptibles a la depresión, la ansiedad y el suicidio.

Los nuevos referentes juveniles: los influencers

Dante Caro, Aretha Fusté y Twin Melody conforman el 80% del reparto de la segunda temporada de Pipol in da house. Ellos, como otros muchos influencers, se han convertido en los nuevos referentes juveniles, o mejor dicho, en los nuevos medios de comunicación del siglo XXI. Pero estos fenómenos de la red no son conocidos por salir en televisión. Ellos tienen su propio canal y ahora su propia serie. Entre las nuevas generaciones, los influencers han adquirido tal protagonismo que han llegado a convertirse en verdaderos modelos de consumo que incitan a seguir un modus vivendi determinado. “Creamos necesidades y generamos expectativas de cosas que muchas veces son aspiracionales”, asegura Aretha.

Aitana Etxebarría (@twin_melody) lleva cazadora, jersey y jeans de Easy Wear y botines de Green Coast. Aitana Etxebarría (@twin_melody) chaqueta de Tintoretto, jersey y pichi de Easy Wear y zapatos de Fórmula Joven

Los nuevos consumidores, los post millennials, no quieren a marcas que traten de servir a todo el mundo. Quieren a marcas que sirvan al individuo, a ellos. Esta revolucionaria generación está captando la atención y obligando a que las marcas reconsideren sus estrategias.

Protagonistas del genderless

La mayoría se preocupa más por el progreso que por el éxito, anhelan un sentido de comunión y de conexión y, al usar las redes sociales, son capaces de crear microcomunidades online para movilizar el apoyo hacia nuevas causas y desafíos, como la sostenibilidad, la inclusión, la responsabilidad, la raza, los derechos LGBTQ+... “Es interesante que una prenda sea sostenible, pero no es nuestra prioridad”, dicen las Twin Melody. La Gen Z representa el cambio, también en el tipo de consumidor. Por eso son el futuro de ese mercado tan variable e inestable llamado moda. Pero ellos no son los únicos que están cambiando los hábitos de consumo. “Cuanto más joven es una generación, más consumista es”, opina Dante.

La generación nostálgica: los millennials

Bastante distinta es la generación millenial. A diferencia de los anteriorres, ellos no vinieron al mundo con un dispositivo móvil bajo el brazo, pero sí los vieron nacer. Los millennials han sido etiquetados como narcisistas, egoístas, selectivos e incluso perjudiciales, aunque estarían empezando a cambiar. Ahora, los integrantes de esta generación rechazan el alcohol y las drogas, optan por unos hábitos saludables y conscientes y reescriben las reglas sobre lo que significa una vida social satisfactoria. Los zumos detox y las raves de yoga y meditación están reemplazando el viejo formato de barra de bar y club . Y es que, según las estadísticas de WGSN, los millennials ponen más énfasis que cualquier otra generación en la importancia del ejercicio y de una alimentación sana. También los llaman “la generación nostálgica”. Tal vez el constante bombardeo de información que reciben les lleva a recordar los viejos tiempos. “A los trece años jugaba con Barbies y no lo cambiaría por nada”, dice Aretha. La nostalgia milénica es una herramienta de venta extremadamente poderosa. Las marcas aprovechan la comodidad y la autenticidad del pasado para reinventar lo que ahora llamamos productos retro. Lo viejo lo es todo para esta generación que convive entre dos mundos: el presente y el pasado. Con estos evolutivos consumidores, las fronteras entre la atención y el materialismo se difuminan. Ellos priorizan  la experiencia sobre los objetos y cuestionan los roles de género, buscando estilos versátiles y andróginos como medio de autodescubrimiento. Los antiguos ideales de lo que era la moda masculina frente a la femenina se van quedando obsoletos gracias, en gran parte, al alto estatus y su gran protagonista: el streetwear.

Protagonistas del streetlux

La industria del lujo está despertando y respondiendo rápidamente a esta realidad que sugiere a los millennials un lenguaje del consumismo orgánico, sostenible y ético. El furor de estos nuevos consumidores por vestir con productos exclusivos y ropa deportiva cargada de logos define perfectamente esta nueva realidad. Los productos del momento se han convertido en símbolo de estatus y el streetwear en el nuevo lujo.

Dante Caro (@dante_caro) lleva bomber, camiseta y jeans de Green Coast y camisa de Fórmula Joven

Un verdadero fenómeno cultural producido por marcas como Vetements, Balenciaga, Palace, Off-White o la mítica Supreme, que han cambiado su lenguaje clásico por el interactivo para subirse al carro del streetwear y hacer referencia a la moda urbana y de calle. Ahora el lujo puede ser un chándal, una sudadera, una gorra. Aquella línea gruesa que separaba la moda callejera del lujo ya no existe. El lujo es calle y la calle es lujo. Porque ambos han logrado infiltrarse en la cultura juvenil a través de la autenticidad, la credibilidad y, cómo no, las redes sociales. “Hoy en día las nuevas plataformas de consumo son accesibles para todo el mundo. Consumir mejor o peor ya es otra cosa”, asegura Dante. Tal vez nos encontramos en la era de la democratización del lujo. Pero ¿cómo pueden permitírselo?

El fenómeno de la reventa

Las nuevas generaciones basan sus rituales de compra en el hype, o lo que es lo mismo, el fenómeno de la reventa.  La cultura hype se está convirtiendo en el lujo actual y las nuevas generaciones están dispuesta a esperar (en fila) y a pagar (online) por ella. Sea como sea, comprar artículos de grandes firmas a buen precio es más viable que nunca para estos astutos consumidores. Nativos digitales y digitales innatos siguen reinventando muchos de los parámetros de la sociedad, pero todavía hay quien se empeña en estereotiparlos y enfrentarlos. Se habla de un salto generacional, de una renovación de los papeles e incluso de una sustitución irreversible, pero por el momento los millennials siguen siendo los dioses demográficos de la población mundial. ¿Quién acabará ganando el pulso?

 

Texto: Anna Alarcón @_annalarcon Fotografía: Noah Pharrell @noah_pharrell Estilismo: Carmen Bena @carmenenbena Maquillaje y peluquería: Josh Fernández @joshfernandez3