La identidad de género parece desprenderse de los estereotipos tradicionales, algo que ha inspirado a numerosos artistas de la talla de Billie Eilish o Måneskin. El gender-fluid avanza así hacia la igualdad y la libertad de expresión. Ahora bien, aunque indudablemente los horizontes a la hora del vestir estén cambiando, cabe recordar que la expresión sobre la que se basa por ejemplo Harry Lambert, estilista de Styles, se construye de una forma mucho más fácil sobre la figura masculina respecto a la femenina.

Recordemos a ese Timothée Chalamet presentando su última película, 'Bones and All', con un traje de Haider Ackermann con una espalda y formas que identificaríamos como perfectas para una mujer en la misma alfombra roja. El mundo del espectáculo se rendía a sus pies, al igual que lo hace ante aquellos hombres que se rebelan contra la tradicional idea de masculinidad. Sin embargo, mientras tanto, la joven co-estrella de la película, María Carla Boscono, paseaba prácticamente desnuda, sin que nadie se parase a pensar en las diferentes direcciones que la lucha parece tomar para hombres y mujeres.

 
 
 
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El mundo de la comunicación funciona de la misma forma para ambos sexos, pero los héroes son los hombres ahora. Es curioso cómo esta misma comunicación se rendía en su momento y llenaba portadas con los totalmente reconocibles naked dresses de Cher en los 80 o Kate Moss en los 90. Y es que esa máxima expresión del desnudo sigue inspirando a las mujeres hoy hasta el punto de pasar casi inadvertidas si un hombre a su lado enseña la espalda.

Por suerte, celebridades de la talla de Billy Porter, Bad Bunny, Jaden Smith o Harris Reed (el diseñador no binario detrás de su marca homónima que viste a muchos de los nombrados), han estudiado bien la lección, y aunque quede olvidado para muchos, han rescatado las raíces que el Glam Rock de los 70 unía. Ahí tenemos a David Bowie con sus plataformas imposibles y trajes ajustadísimos, a Marc Bolan como el mayor fan de las lentejuelas y el animal print, o el glam de Freddy Mercury convirtiéndose en icono queer al mismo tiempo.

 
 
 
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Y es que mientras todos ellos construían las bases de una revolución que parecía haber llegado para cambiar el modo de vestir de los hombres para siempre, la expresión de la identidad de estos pasó a casi desaparecer con el tiempo. Si bien es cierto que la principal razón por la cual nos apasiona la moda es por cómo esta es capaz de reflejar los cambios que se producen en la sociedad y convertirse -muchas veces- en la chispa que despierta una nueva forma de pensar, pero acabamos de ver cómo este gender-fluid que ahora está en auge no es algo nuevo.

Toda revolución necesita romper las normas, pero es igual o casi más importante, saber después introducirla y mantenerla en la sociedad. Aunque es la mejor noticia contar con todos aquellos nombres mencionados en este artículo, dispuestos a convertirse en iconos de la libertad de género, el cambio necesario debe comenzar por otros agentes que realmente provoquen una transformación social. La moda es una de las herramientas y, definitivamente, una de las más preparadas para apoyar y consolidar el cambio, pero si esperamos a que actúe de forma independiente, es probable que nuestros protagonistas, al igual que sucedió antes, se conviertan solo en el ejemplo de lo que podría haber sido...

 

Ana González: @anaaaaglez

Imágenes: Instagram