Hace dos días saltaba la noticia de que la nueva campaña de la colección primavera-verano 2016 de mujer de Louis Vuitton estaba protagonizada, además de por modelos, por Jaden Smith, el hijo mayor del actor Will Smith de 17 años. Quizá a estas alturas de la película nadie debería llevarse las manos a la cabeza por esta incursión. Pero lo que más ha sorprendido es que Jaden aparece vestido con falda y muy bien integrado en la composición luciendo la ropa de mujer de la firma. El director creativo de Louis Vuitton, Nicolas Ghesquière declaraba que el vástago de Smith "representa a una generación que ha asimilado los códigos de la verdadera libertad, que también lo es respecto a las cuestiones de género. Para él llevar una falda es algo tan natural como para una mujer hace tiempo fue poder ponerse un trench o un smoking masculinos". Por si hacía falta más justificación a un hecho que no debería resultar tan clamoroso –los hombres hace décadas llevaban falda y en siglo XVIII hombres y mujeres compartían pelucas, maquillaje o tacones– Willow, la hermana pequeña de Jaden, defendía la aparición de su hermano: "Hombres y mujeres somos puestos en cajas llenas de expectativas cuando nacemos. Según crecemos, empezamos a darnos cuenta de los daños que dichas expectativas causan en nuestro espíritu y en la comprensión emocional de nosotros mismos y nuestra vida. Cuanto antes comencemos a darnos cuenta de que todos somos iguales e infinitamente diferentes a la vez, antes empezaremos a cambiar esas expectativas y viviremos libres para continuar elevando la esencia de la Tierra". (Willow siempre se pone un poco mística). ¿Es esta moda del "no gender" algo nuevo? Corría el año 1994 y Calvin Klein rompía los parámetros tradicionales de la perfumería y el marketing con su primera esencia unisex: CK One. Así se definía una nueva generación en la que chicos y chicas se miraban como en un espejo; jóvenes que hacían de las prendas de moda elementos intercambiables para ambos géneros, entiéndase, jeans, sudaderas, camisetas, sneakers... Han pasado 20 años de este lanzamiento y esa generación ha crecido dando paso a otras que siguen interpretando la visión de sí mismos y desdibujan la línea que separa la definición de lo masculino y lo femenino más allá de las (impuestas) convenciones sociales. Y llegamos a la actualidad. Enero de 2015. Alessandro Michele se había incorporado al barco de Gucci y presentaba su primera colección para hombre: el calificativo que más se oyó tras la presentación fue el de "andrógino"; y es que la colección difuminaba con ganas la línea del género. Sobre la pasarela, chicos de larga melena, facciones masculinas pero también aniñadas, y una profusión de camisas de gasa con lazada, tradicionalmente asociadas al armario femenino, como si esos chicos hubiesen robado prendas del armario de su novia como antes hacía ella con las de él (esos boyfriend jeans o jerseys oversize). En la misma dirección han continuado las colecciones del diseñador italiano para la casa italiana donde los tejidos en seda, con estampados tapiceros o de chinoiseries, lo mismo sirven para confeccionar prendas para mujer que para hombre. Aparte de la definición del género con el look, este tema en la moda se cuestiona también con la elección de los/ las modelos. Hace ya unos años el modelo Andreja Pejic de aspecto andrógino (y si nos hubieran preguntado entonces, diríamos que era mujer) era fotografiado como si se tratara de una chica en numerosas editoriales de moda. Hoy ha cambiado de sexo y es la primera modelo transgénero. También la escritora y actriz Hari Nef es hoy otra modelo transexual que representa la gran agencia IMG. En la misma línea pero desde el otro lado del espejo, las agencias y los diseñadores están tendiendo a promover modelos de sexo femenino que rompen igualmente con la idea socialmente asumida del género. Pongamos por ejemplo a la modelo Sara Cummings. Ella ha protagonizadoeste invierno la campaña de Diesel titulada, muy acorde a la situación actual, "gender neutral".

 

Ahora queda ver si en la calle este "no género", que ya promovía en cierto modo la estética normcore, resulta una tendencia general o algo anecdótico. Al menos, se respiran nuevos aires de libertad, la posibilidad de que cada uno elija los códigos estéticos que más se acomoden a su sentir y si quiere se una al #nogender. María Díaz del Río @distritoeme