Convertirse en musa para maestros de la Alta Costura como Cristóbal Balenciaga, Oscar de la Renta, Eliee Saab, Yves Saint Laurent o Valentino no es fácil, pero el reconocimiento de Naty Abascal en el mundo de la moda va mucho más allá. Con su talento y carisma, la sevillana ha conseguido -ya no solo ser todo un referente para muchos- sino pasar a serlo de generación en generación.

En la edición primavera-verano de Vanidad, charlamos con este icon para conocer, de cerca, cómo una de sus grandes pasiones ha llegado a convertirse en el libro que debería completar tu biblioteca personal este 2021.

Vista de la exposición Naty Abascal ¡y la moda! Museo Jumex, 2019. ©Ramiro Chaves
 

¿Qué significa para ti que Rizzoli vaya a presentar un libro a modo de homenaje a tu carrera internacional?

Un honor y un acto de humildad, créeme. Rizzoli es una casa editorial con prestigio mundial y tanto este libro, como la exposición del museo Jumex, son dos momentos excepcionales en mi vida que tengo que agradecer de corazón a Eugenio López, fundador del Museo y a su equipo, gracias a los cuales, junto a Rizzoli, este proyecto ha sido posible.

Si no me equivoco, aparte de una colección de imágenes de la exposición que se te hizo en el Museo Jumex de México, este libro también recoge varios archivos que recorren tu trayectoria...

El libro fundamentalmente recoge los trajes que se presentaron en el museo, un total de 82 piezas de mi colección, presididas por un mural que hizo mi querido Mario Testino y toda una serie de imágenes que se proyectaban simultáneamente en ocho pantallas del museo, en donde se podían ver fotos de mis campañas de publicidad, portadas de revistas, reportajes de moda y numerosas imágenes en las que aparezco con los trajes de la exposición en diferentes momentos de mi vida.

Ha sido un proyecto muy personal, muy pasional y que ha servido de ejercicio para poner orden a mis recuerdos y, cómo no, a mi trayectoria profesional, que ya se extiende más de medio siglo. ¡Y parece que empecé ayer!

Naty fotografiada como Frida por Ricardo Labougle, 2003. ©Ricardo Labouglez

 

¿Qué etapa vital de las que se plasman en el libro recuerdas con más nostalgia?

Un conocido escritor decía que la nostalgia es un error. Nunca miro el pasado con nostalgia sino con la tranquilidad y la felicidad que da el recordar momentos de tu vida. Cada traje tiene una historia que contar, porque al final, un vestido no es nada en sí mismo, pero sí lo es la vida que has vivido con él. Todos los trajes de esta exposición tienen recuerdos especiales.

Hay uno en concreto, un sencillo vestido de seda amarilla con bordados turquesa, que me regaló Oscar al principio de llegar a Nueva York. En esa época, mi armario era muy reducido y ese traje me lo puse infinidad de veces. Recuerdo que se pasaba días en el taller siendo reparado, porque los trajes de alta costura son tan bellos como delicados. Pero a pesar de todo, después de 50 años, ahí sigue, impecable y lleno de cicatrices invisibles.

¿Qué ha supuesto para ti hacer ese trabajo de recolección de los momentos más trascendentales de tu vida?

Una excusa para parar el ritmo frenético de vida que llevo, poder dedicarme a abrir armarios, cajas, revivir momentos de mi vida, seleccionarlos, volver a arrinconarlos... Editar tu vida a través de unos vestidos no es una tarea fácil, pero sí un reto fascinante. Además, con esta exposición he comprendido algo: con cada selección de trajes que pudiese hacer, podría narrar una y mil vidas vividas… y eso me parece fascinante.

Islas Barbados, 1982. Archivo de Naty Abascal

 

Ya que has sido -y sigues siendo- musa, inspiración y compañera de los éxitos más significativos de maestros de la alta costura como Cristóbal Balenciaga, Oscar de la Renta, Eliee Saab, Yves Saint Laurent o Valentino, ¿qué te han parecido los últimos y atípicos desfiles de la ‘Haute Couture’?

Un esfuerzo heroico. Esta pandemia ha puesto a la humanidad contra las cuerdas, nos está obligando a todos a convivir en circunstancias excepcionales... La Alta Costura es para muchos una frivolidad, algo inútil, y en el mejor de los casos, una exquisita artesanía, no un arte. Para mí es un medio para preservar una tradición que, de otra forma, se perdería.

Trabajar en pleno confinamiento, cuando una colección -y más de Alta Costura-, es el trabajo prácticamente ininterrumpido de un grupo enorme de “petit mains”, bordadores, plumistas, zapateros y toda la legión de talleres, de artesanos, de personas involucradas en cada detalle, desde un botón hasta el forro o las exquisitas entretelas... todo eso hecho en la distancia, sin poder físicamente intercambiar impresiones, hablar... ¡me parece increíble!

Por no hablar de los formatos de desfile que se han usado, los cuales responden a esa necesidad de mantener viva la llama de la creación, la curiosidad, el sueño. Los diseñadores, todos, tienen mi más profundo y sincero respeto y admiración.

GIANNI VERSACE. Abrigo de seda otomán con motivos de inspiración griega. Vestido de crepe negro, 1990 ©Javier Hinojosa

 

¿Alguna tendencia que hayas visto en pasarelas y a la que vayas a sucumbir esta temporada estival?

Intento no sucumbir a las tendencias porque como decía Cocteau con mucho humor e ironía, “a la moda hay que perdonarla, porque muere muy joven”. Pero siempre busco (y encuentro) en las colecciones, cada temporada, las claves que definen mi estilo.

Piezas eclécticas, con un punto de riesgo pero también atemporales, con color y con textura, porque la ropa tiene que tener volumen, moverse con el cuerpo... y ser cómoda. Vivimos, viajamos, estamos en constante movimiento. La ropa tiene que servir a nuestro ritmo de vida.

Retrato de Alexius Ruspoli Rodríguez, 1969. Archivo de Naty Abascal, cortesía de Alexius Ruspoli Rodríguez

 

¿Hay algún diseñador emergente de Alta Costura que te gustaría que te vistiera?

No quiero sonar impertinente, pero en la Alta Costura no hay, a mi juicio, diseñadores “emergentes”. Cuando alguien salta al ruedo de la Haute Couture quiere decir que lleva muchos años trabajando en la sombra, al lado de algún gran maestro del que ha aprendido la técnica y siente la necesidad de ponerla en práctica a través de su propia visión.

Si a eso lo llamamos diseñador emergente, te diría que hay una persona que me intriga, me fascina y me llena de curiosidad: la holandesa Iris van Herpen. Su forma de entender los materiales, los volúmenes, la creatividad, radical al principio, ahora más madura, más versátil… me parece muy energizante.

Y por último, ¿por qué nos recomiendas completar nuestra biblioteca personal con ‘Naty Abascal : The Eternal Muse Inspiring Fashion Designers’?

Sería muy vanidoso por mi parte recomendaros este libro, pero si alguien siente curiosidad por el trabajo de los diseñadores que aparecen en el mismo, si creen que algo de lo que he hecho durante mi vida puede inspirarles de alguna manera... ¡entonces habrá merecido la pena!

 

DESCUBRE TODOS LOS CONTENIDOS DE LA TEMPORADA AL COMPLETO EN NUESTRO NÚMERO PRIMERA-VERANO 2021.                 ¡DESCARGA DIGITAL GRATUITA Y LIMITADA HASTA EL 30 DE ABRIL YA DISPONIBLE A TRAVÉS DE VANIDAD.ES!

 

Texto: Anna Alarcón @_annalarcon