De hecho, la popularidad es algo a lo que todavía no ha sido capaz de ganar la batalla… Descubre todo lo que nos ha contado en el nuevo número SS22 de Vanidad (ya en kioscos). 

Quim, en una entrevista afirmas que “si sales indemne de la popularidad adolescente estás inmunizado para toda la vida”. En tu caso, que empezaste en la serie ‘Poble Nou’ con solo 13 años, ¿cómo conseguiste esta inmunidad de la que hablas?

Hablar de inmunidad personal en estos momentos resulta muy pertinente... la cuestión es que no sé cómo se consigue. Me tienta pensar que tiene que ver, sobre todo, con un buen entorno familiar, y yo en ese sentido tuve mucha suerte. Mis padres gestionaron muy bien la situación porque lo prioritario para ellos siempre fue que me lo pasara bien y me mantuviera haciendo cosas acordes a la edad que tenía.

Dices que, en realidad, mantener los pies en el suelo tiene más que ver contigo que con lo que pase a tu alrededor… En tu caso, ¿sigues aprendiendo a manejarte con el éxito?

No, yo creo que en mi caso será un aprendizaje permanente. Hay formas distintas de tomárselo. A mí, personalmente, la exposición pública no es algo que me entusiasme. Más bien me incomoda. Aunque me dedique a esto, soy una persona reservada, sociable con la gente que conozco y que me apetece conocer.

Me ha costado llegar a esta conclusión, pero al final tienes que hacer las paces contigo mismo y reconocerte cómo eres. Hay gente que es dicharachera nata y disfruta al hablar con desconocidos… Mi dilema es que, en ese intercambio casual que ocurre con alguien que aparentemente no conoces, siempre tengo la duda de si efectivamente está siendo así o estoy siendo condicionado por mi trabajo.

Jersey de punto bordado con lentejuelas, camisa de lana y seda de cuadros multicolor, pantalones de popelina, calcetines de punto y botas. Todo de Dior Men

 

¿Cómo crees que hubieran sido tus inicios con las plataformas de ‘streaming’ y las redes sociales de por medio?

Me estreso solo de pensarlo (risas). Sufro mucho imaginando la realidad de los chicos de Élite, por ejemplo.

Creo que hubieran sido mucho más difíciles porque ya de por sí resulta complicado gestionar el alcance de algo que tiene tanta repercusión.

El otro hice una charla en un instituto para intentar explicar en qué consiste la fama. Y, aunque es un tema muy amplio, digamos que en realidad no es algo que se te atribuya a ti. La fama más bien se aprovecha de ti.

Me imagino que para alguien que empieza y lo peta, debe ser muy complicado comprender que la fama no es tuya, que va a cambiar y que no tiene ningún sentido fundamentar tus decisiones en mantenerse en eso -y menos ahora que  la quema de contenidos es tan rápida y necesitamos caras nuevas todo el rato-.

Sin embargo creo que, si tienes suerte, consigues algo parecido al respeto profesional, al prestigio… Que me parece más interesante y más llevadero que la fama. Al final, se trata de centrar los máximos esfuerzos en aquello que sí depende de ti, que es el curro. Allí es dónde se puede ser influyente de verdad.

Pantalones de popelina color azul, camisa negra de seda con lentejuelas color gris, jersey de punto, gris y negro, chaqueta de popelina, color azul oscuro con hebilla de “CD”, calcetines de punto multicolor y botas deportivas con cordón, color beige con marrón. Todo de Dior Men
 

Ya que empezaste tan joven, ¿puedes decirnos si la profesión de actor ayuda a afrontar las propias inseguridades o, al menos, a saber gestionarlas?

Yo creo que es al revés. Nuestra profesión es un poco como una red social, que no es ni buena ni mala, simplemente potencia un montón de cosas y las amplifica. En este curro vas a hablar de emociones, vas a tener que interpretar personajes que te pongan en sitios incómodos, que te hagan revisitar tus propias inseguridades… Y eso puede ser extremadamente dañino si uno no lo gestiona bien o no tiene la cabeza sana.

Yo, por ejemplo, no he sufrido jamás de estrés psicológico por la cosa de encadenar personajes distintos... Nunca me ha generado un problema de identidad o saber dónde estoy yo. Como siempre hay una parte consciente que construye a partir de mí buscando aquello que no tengo y que necesita el personaje, tengo muy claro dónde estoy yo y dónde están los otros.

Por este mismo hecho te sigue poniendo nervioso aparecer en público... allí la coraza del personaje no te protege…

Sí, es cierto que he llegado a esta explicación y no consigo encontrar una que me compense más. A mí me gusta exponerme, pero desde el personaje. Me gusta abrirme las tripas si hace falta, mostrar lo más íntimo, lo más escabroso, lo más sensible, lo más vergonzoso, pero siempre desde el ser humano que esté interpretando. Sin embargo, en mi vida personal, no funciona igual.

Lo que hago últimamente cuando voy a un evento o una entrega de premios es inventarme una especie de personaje que no tiene vergüenza de nada, que está súper tranquilo… Al cabo del tiempo he llegado a creérmelo y, sin duda, es lo único que me permite hacer estas apariciones públicas con cierta dignidad.

Camisa negra de seda con lentejuelas color gris de Dior Men

 

En Azuloscurocasinegro (2006), papel por el cual conseguiste tu primer Goya, interpretas a un veinteañero que debe sacar adelante a su familia. En ‘Te quiero, imbécil’ a un treintañero en crisis existencial… Ahora que estás en la cuarta década de tu vida, ¿qué balance de tu transcurso vital haces –o no sé si te has parado a pensarlo todavía-?

Constantemente (risas). Si algo me sobra precisamente es darle vueltas a lo que ha ocurrido en mi vida y lo que ocurre en el presente, pero mi conclusión es muy positiva. Te diría que estoy en el mejor momento. Estoy en paz con las cosas que he conseguido, con las que siento que me he equivocado… y creo que eso mismo ya es un éxito.

¿Sueles pensar mucho en el pasado? ¿Cómo te llevas con el paso del tiempo?

Bastante bien. Supongo que por el hecho de darle vueltas a las cosas, siempre me he anticipado a los momentos vitales. A partir de los 20 empecé a pensar ya en la vejez y a los veintiocho, pasé por un momento de crisis previa a la de los treinta… Tuve que esmerarme por estar en paz con las cosas que no había conseguido, porque ahí sí que había expectativas de qué había conseguido y qué no rondando por mi cabeza… Fue duro transitar por ahí, pero fue muy revelador aprenderlo a gestionar.

Dicen que si se gestionan bien, los 40 son el mejor momento para crecer personalmente…

De alguna forma, es verdad que terminar una década y empezar otra lo hace como más claro. Sin embargo, creo que, incluso mensualmente, estamos sujetos a determinados tipos de crisis que en realidad son solamente procesos de cambio. En el momento en el que dejemos de ver la crisis como algo que hay que resolver rápidamente para volver a un estado de tranquilidad, todo irá bien.

Yo esto ya lo había leído, pero hasta los últimos años no lo he vivido como tal: es cierto que se puede integrar el proceso de cambio como algo menos angustiante. Cuando verdaderamente -y esto ya entra dentro de un terreno más esotérico o espiritual- entiendes que estamos cambiando todo el rato y que, precisamente, cuando estás incómodo porque no sabes dónde puñetas estás, tu cabeza o tu alma está buscando respuestas, te das cuenta que ese es el momento en el que aprendes más. Cuando todo está bien, estás haciendo una peli fantástica, con director un cojonudo, disfrútalo, pero ahí en realidad de vida aprendes poco…

Camisa negra de seda con lentejuelas color gris de Dior Men

 

Retomando los papeles que más han marcado tu carrera… Has pasado de director de orquestra en ‘La cara oculta’ a agente secreto en ‘Anacleto’,  superhéroe en ‘El vecino’ e incluso has saltado a Hollywood como villano en la última superproducción de Disney.  Ya que te hemos visto hacer –casi- de todo, ¿qué le queda por interpretar a Quim Gutiérrez?

Fíjate, si pienso en las cosas que he hecho, son muchísimas más las que me gustaría hacer que aquellas en las que creo que puedo hacer un ‘check’. Supongo que a todos los actores inquietos que le damos a la cabeza, nos pasa algo parecido…

A mí me gustaría hacer personajes que me supusieran más reto a menudo, encadenar comedias y dramas sucesivamente, historias sórdidas o complejas, nada obvias… pero no siempre ocurre así. Es verdad que, en general (no solo en nuestro mercado), se hacen menos dramas o películas con personajes complejos. Al final el entretenimiento es más fácil de vender, más comercial.

En el cine te atreves con todo pero, ¿y con la moda?

No tanto (risas). Durante mucho tiempo, en eventos, he intentado más bien ir a lo seguro... pero ahora estoy en un momento en el que me apetece arriesgar más, pero no por arriesgar, sino porque me he cansado de seguir la misma fórmula siempre.

¿Qué te pareció la nueva colección de Kim Jones para Dior Men? De todos los looks de este shooting, ¿recuerdas alguno que te llamara especialmente la atención?

Lo que más me llamó la atención fue lo clavados que me quedaban los pantalones, te lo juro. Me sentí muy cómodo con ellos y funcionaron muy bien para que se vieran los calcetines, que también son una maravilla. El conjunto de pantalón y jersey de cachemira de color marrón y los zapatos derby en color burdeos, son algo que llevaría mucho en mi día a día.

De todas formas, cuando voy a un shooting, me gusta jugar con los códigos del diseñador, en este caso, Kim Jones. En esta colección había mucha lentejuela y yo no soy mucho de brillos… pero jugar con estos looks fue lo más.

Conjunto de pantalón y jersey de cachemira marrón, abrigo largo de lana camel y botas deportivas con cordón amarillas y marrones. Todo de Dior Men

 

Actualmente tienes varios proyectos pendientes de estreno. ‘Un año, una noche’, película basada en el atentado de 2015 en la sala Bataclán, es uno de ellos. Respecto al mensaje de reflexión que lanza el director (¿necesitamos sobrevivir a un tiroteo o a cualquier situación límite para decidir si llevamos la vida que queremos?), ¿qué conclusión sacas tú?

Por mi manera de ser –y no siempre es agradable ser así- muy a menudo me planteo si estoy contento con lo que tengo o con lo que hago. No hace falta sobrevivir a los atentados de Bataclan, la pandemia mismo, nos ha ofrecido una oportunidad de oro a nivel humano para plantearnos exactamente lo mismo y, sin embargo, lo que estamos intentando es que las cosas pasen cuanto antes mejor para volver a como estábamos.

Con esto no me refiero a todas las cosas buenas o sanas humanamente, como el contacto físico, que eso sí me parece importantísimo recuperarlo cuanto antes, pero todo lo demás... me cuesta no ser pesimista, pero creo que es una oportunidad perdida en términos generales.

Se ha hecho mucho énfasis en solucionar la situación a nivel de vacunas –¡que conste que yo estoy vacunado!-, pero vacunarse es perfectamente compatible con plantearse si uno lleva la vida más saludable que puede llevar, por ejemplo. Es fantástico tener una vacuna que te salve la vida cuando no hay otra opción, pero: cómo comemos, qué vida sedentaria llevamos, cuántas horas dormimos… Son preguntas muy sencillas que reducimos a menudo.

Me gustaría que lo que digo no sonará nada esotérico y que, quien lo lea, entienda que como sociedad más sana, simplemente sobreviviríamos mejor a todo. Espero que no me pongan el ‘team’ Bosé después de decir esto (risas).

Qué difícil eso de hablar con naturalidad y tener que estar midiendo todo lo que dices para que no se malinterprete, ¿no?

Yo no creo en verdades universales. Con los años he aprendido que lo que creía que era cierto al cien por cien, se puede ver desde otra perspectiva también. Entonces que haya una especie de acuerdo cerrado en el que solo había una forma de hacer las cosas, a mí personalmente me genera desconfianza. Simplemente porque siempre hay voces discordantes.

A mí hay una cosa sobre la ciencia que siempre me hace mucha gracia -y me deprime a ratos-. Hay un señor que se llama Higghs, que descubrió una cosa que se llama el bosón, una partícula que se creía que no existía y que se había rechazado por la física, pero, de pronto, gracias al acelerador de partículas, se descubrió que el mundo, tal como lo vemos, no estaba estructurado de la manera que creíamos. ¿Por qué? Porque la ciencia no es una cosa que nos explique cómo es el mundo, es una explicación veritativa con la que, gracias a nuestros avances, podemos ir quitando capas de desconocimiento a esto fantástico que es el mundo que nos rodea. Pero ni el mejor médico sabe exactamente qué está ocurriendo.

Nos parece que estamos muy lejos de aquellos griegos que sabían de todo pero estamos exactamente igual. Es tanto lo que no sabemos, que creernos arrogantes como para poder dar una explicación de que esto es así... esto es así hasta que se demuestre lo contrario.

Camisa de seda con lentejuelas rosa de Dior Men

 

Lo que sí podemos decir a ciencia cierta es que has rodado ‘Historias para no contar’, de Cesc Gay. Si no me equivoco siempre habías querido trabajar con este director. ¿Por qué?

Estando yo en Isla Mauricio rodando ‘Amor de madre’, Cesc me llamó y me ofreció el personaje y le dije, así como para regalarle los oídos, que para mí rodar una peli suya es una especie de sueño cumplido.Yo veía sus películas cuando solo había hecho televisión y empezaba a hacer teatro, entonces el cine era mi gran asignatura pendiente.

Tengo un recuerdo muy palpitante de la música de ‘En la ciudad’, de ese papel de Eduard Fernández, ese encuentro con Leonor Watling... Y no sé, solo por el hecho de que fuera un director catalán pensé que tendría más posibilidades de hacer ese salto al cine, pero no ocurrió. Han pasado muchos años y finalmente he podido cumplir ese sueño de actor que duda y que no sabe si alguna vez podrá hacer cine. Es como una especie de premio que le retorno a mi yo del año 2000.

He disfrutado mucho de trabajar con Cesc. Me gustaría decirte que teníamos opiniones ligeramente distintas sobre el enfoque del personaje, lo cual no es malo cuando tienes a un director dispuesto a hablar, a contarte las cosas, a responder a tus preguntas -por muy estúpidas que sean-.

Esta negociación creativa no suele ser tan agradable, pero Cesc es un tío extremadamente seductor… Consiguió convencerme de dejarme llevar y hacer algo que no es exactamente lo que yo quería hacer, pero me acabó pareciendo bien. Yo que soy todo lo contrario, hay momentos del rodaje en los que no sabía muy bien lo que estaba haciendo...

A diferencia de estas dos pelis de las que hablamos, ‘Amor de madre’ se ha estrenado en Netflix. Ya que tú mismo has dicho que debido a este tipo de plataformas hay cosas que se convierten en buenas por su éxito más que por su calidad, ¿crees que su repercusión y la exposición a la que estáis sometidos los actores, resta seriedad a una interpretación?

Muy bien pensado esto... Sin duda, es algo inquietante. Cuando algo lo peta mucho, el mero hecho de que lo pete, ¿ya lo hace mejor? En este caso, el fenómeno que está ocurriendo es que la gente está yendo a verlo, lo que, en mi opinión, tiene poco que ver con la calidad interpretativa de la película… Y esto me lleva a la siguiente pregunta: quién determina lo que es calidad interpretativa o no, cómo valoramos lo que es mejor o peor en términos artísticos… Son preguntas muy curiosas.

Aunque las plataformas han hecho que florezcan actores y actrices que han pasado del anonimato al éxito en cuestión de segundos, yo creo que eso ha ocurrido siempre, lo único que ahora la máquina de producir fenómenos es brutal y hay muchas.

Antes pasaba con los actores de televisión, que se consideraba que restaban credibilidad a según qué historias. Había una diferencia abismal entre los actores de tele y los de cine. A finales de los 90, sobre todo, era una salvajada… Recuerdo una serie de televisión en concreto, en la que estaba Emma Suárez, que fue un desastre porque, sorprendente para aquel entonces, aparecían actores que hacían películas.

Luego también está el director que se quiere apuntar el tanto de transformar un actor marcadamente comercial en alguien de culto... pero todo son fenómenos que se repiten.

Anorak con capucha marrón y azul, camisa de seda de cuadros marrón, pantalones vaqueros gris, calcetines de lana multicolor y zapatos derby burdeos. Todo de Dior Men

 

‘École de l’air’, la última película que has rodado, supone tu cuarto proyecto en francés. ¿Cómo ha sido enfrentarte de nuevo a una lengua que no es la tuya?

A ver, en este caso había una dificultad añadida, y es que tenía que hacer de un francés de origen argelino... Mi personaje es hijo de un español y una francesa que emigraron a Argelia. Él nació allí, habla árabe, español y francés, pero es francés porque ha estado en el ejército. Sin embargo, digamos que cualquier intersección de acento -que por desgracia todavía tengo- puede ser atribuida a eso.

El film está dirigido por Robin Campillo (‘120 pulsaciones por minuto’). ¿Cuál es tu relación con el cine de este director como profesional y como espectador?

Es uno de mis éxitos más importantes de los últimos diez años. En el casting participaron muchos actores franceses que yo admiro y conseguir llevarme el papel… es brutal. Además, la relación con el propio director y con Nadia Tereszkiewicz ha sido increíble. Muy larga en el tiempo, porque la primera reunión con Robin fue en 2019, paramos por la pandemia y finalmente empezamos a rodar el año pasado... pero fantástica.

Camisa negra de seda con lentejuelas color gris y jersey deportivo, color blanco con cuello en pico y manga larga de Dior Men

 

¿Cómo se ve el cine español de cara al mundo exterior?

Con mucha admiración. A veces las opiniones tan positivas de según qué pelis españolas me sorprenden, porque soy extremadamente crítico con todo lo que hacemos aquí, pero me hace ilusión que se reciba así de bien. El problema es que mi opinión sobre nuestro cine no cambia…

¿Y cuál es tu opinión?

No, no, eso no me lo preguntes (risas). Soy muy crítico y simplemente pienso que podemos hacer cosas mejores. Hay películas maravillosas que no tienen absolutamente ningún recorrido comercial. Y esto es lo que me tiene un poco en conflicto con nuestro cine.

El cine francés tiene una conexión fantástica con su público… aunque imagino que en España es culpa de los cuarenta años de ostracismo cultural que vivimos... Eso es un lastre terrible. A día de hoy la cultura se ve únicamente como entretenimiento y a mí, personalmente, me deprime mucho.

También te diré que, en relación a los sets de rodaje, España no tienen nada que envidiar a lo que se hace en Francia. Es más, hay un respeto por el trabajo interpretativo mayor en España que en Francia. Rodando allí eché en falta cosas que tengo cuando ruedo en España, por ejemplo. 

Camisa de manga corta de seda blanca con estampado, pañuelo de seda blanco con azul y pantalón vaquero azul oscuro. Todo de Dior Men

 

Después de este repaso por todo lo que tienes pendiente de estreno -y de tus sinceras declaraciones- ¿piensas darte un descanso o ya estás sumergido en otras historias?

No hablo mucho de ello, pero estoy en una fase en la que estoy recogido en casa, disfrutando de mi reciente paternidad, que además coincide con un momento en el que he acabado de rodar después de un tiempo largo de encadenar personajes.

A pesar de que me cuesta horrores no estar estrictamente trabajando, lo estoy disfrutando mucho más que en otras ocasiones. En nuestro código diríamos que estoy leyendo…

 

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Texto: Anna Alarcón @_annalarcon

Fotografía: Juankr @juankr_

Vídeo: Domingo Fernández @domingofer

Estilismo: Ona Goeree @onagoeree

Grooming: Lidia Yeroz @lidiayeroz by Termix y 𝙼ö𝚗 Icon Team

Asistentes de fotografía: María José Valido y Verónica Sansón 

Asistente de estilismo: Nerea Muñoz

Asistente de grooming: Andrea del Arco