En la 32a edición de los Premios Goya, celebrada en 2018, la gala estuvo plagada de un aluvión de abanicos rojos en los que rezaba el lema “más mujeres”. Esta iniciativa impulsada por CIMA, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales, tenía como objetivo denunciar en la noche del cine español, la ínfima presencia de mujeres y sus trabajos en el sector, siendo su representación inferior a la masculina. El mensaje de estos abanicos rojos se hizo notar a lo largo de toda la gala tanto en el patio de butacas ,como en los discursos de galardonados y presentadores, quienes no dudaron en pedir más mujeres en la industria, evidenciando así la existencia de un problema real de disparidad.
En la pasada entrega de los Premios Goya 2020, de las 91 nominaciones totales tan solo 19,5 eran de mujeres, siendo el decimal equivalente a una nominación compartida entre hombre y mujer. A su vez, las 7 categorías más importantes (sin contar las de actuación) fueron acaparadas exclusivamente por hombres y, una vez más, aquellas que mayor presencia femenina tenían, eran las asociadas históricamente a la mujer, es decir, maquillaje, vestuario o peluquería. Un sesgo más que evidente que eclipsa la realidad de la otra mitad del gremio que lucha por hacerse un hueco al mismo nivel que el resto de sus compañeros.
En cuanto a la presencia de papeles femeninos, la historia se repite. La figura femenina en la ficción es escasa (especialmente llegando ya a una edad) y está sujeta a estereotipos que le han encasillado en un ideal que poco tiene que ver con la realidad de la mitad de la población. Muchas veces, la perspectiva que se ofrece de las situaciones femeninas en el cine resulta inverosímil, resultado de construir el personaje mirándolo desde fuera, desde la óptica de quien no conoce de primera mano lo que es ser mujer.
Además, muchas de las películas del cine patrio pecan de no pasar el test de Bechdel, un método empleado para saber si la producción en cuestión, perpetúa o no la brecha de género. Así, para saber si cierta película pasa este test o no, es preciso evaluar estas cuestiones: en el film hay dos o más personajes femeninos, estas hablan entre ellas y lo hacen de un tema distinto a un hombre. Desde Vanidad, os invitamos a que apliquéis el test y descubráis qué tipo de visión de la mujer se da en según qué películas.
Sin embargo, la falta de representación y reconocimiento no significa en absoluto que no existan mujeres volcadas con esta profesión, emitiendo día a día desde su trabajo y su compromiso el deseo de que algún día la consideración de su existencia como profesionales en los distintos sectores del séptimo arte, esté al mismo nivel que la de los profesionales masculinos.
Mujeres que escriben historias de mujeres, que las ponen en el centro de la acción sin mitificar ni estereotipar su lugar. Mujeres que saben que la vida útil no acaba en los 40, que hay mucho que decir aún a edades más avanzadas, que sus vidas, como las de todas las mujeres, es más que limitarse a ser un personaje secundario carente de profundidad. Mujeres profesionales que reivindican en sus guiones, actuaciones, direcciones o producciones que también tienen mucho que decir, que mostrar y que serles reconocido. Mujeres que buscan su hueco o que ya lo han conseguido y siguen luchando por que otras lo consigan... hasta que llegue el día en el que estas reivindicaciones carezcan de sentido.
A modo de homenaje y como muestra de que la calidad y el talento nada tiene que ver con cuestiones de género, en Vanidad os traemos una pequeña representación de algunas películas del cine español que tienen nombre de mujer tanto detrás de la obra, como en sus tramas y actuaciones:
1. Mi vida sin mí, Isabel Coixet (2003)
Isabel Coixet es la directora más codiciada del cine español, dentro y fuera de nuestras fronteras. Mi vida sin mí, escrita y dirigida por Coixet, cuenta la historia de Ann, una joven que descubre que padece una enfermedad terminal y decide dejarlo todo atado para que, cuando ella ya no esté, la vida de su marido y sus hijas no quede del todo desolada. A pesar de la tragedia que narra, la película desprende un vitalismo enternecedor, mostrándonos una cambio forzoso de mentalidad que empuja a la protagonista, cuya vida ha sido de todo menos fácil, a mirar la vida desde el amor y la consideración por todo lo que le rodea.
2. Te doy mis ojos, Icíar Bollaín (2003)
Otra de las grandes directoras de nuestra filmografía, Icíar Bollaín, nos retrató en este filme de 2003 una realidad tan dura y cruel como, tristemente, habitual aún en la actualidad. La violencia de género es una lacra con la que aún conviven miles de mujeres en España y en todo el mundo y que urge ser erradicada. En Te doy mis ojos, Bollaín nos retrata de situación de Pilar, una mujer maltratado por su marido, Antonio, buscando emprender una nueva vida, aunque luego recae en una segunda oportunidad.
Este drama social no solo se centra en la horrible situación de la víctima, sino de todo su entorno y todas las circunstancias que se generan en situaciones tan duras y reales como la que se cuenta aquí. De Icíar Bollaín son también títulos como El Olivo, Mataharis, Yuli o su último estreno, La boda de Rosa, la historia de una mujer que, por fin, decide tomar las riendas de su vida, aunque con la oposición de su familia.
3. Gente que viene y bah, Patricia Font (2019)
En el cine con nombre de mujer también hay espacio para la comedia. Gente que viene y bah, basada en el libro de Laura Norton y llevada al cine de la mano de Patricia Font, es una oda a los nuevos comienzos, un canto a la vida a pesar de sus baches, a las reconquistas de las batallas personales que dábamos por perdidas. Aquí Clara Lago da vida a Bea, una joven que tras descubrir la infidelidad de su novio, decide volver a reunirse con su pintoresca familia para curar el corazón roto y descubrir que, desde luego, hay vida más allá del desengaño.
4. Estiu 1993, Carla Simón (2017)
Esta ópera prima le valió el Goya a Mejor dirección novel a Carla Simón, su guionista y directora que debutaba por la puerta grande en la cúspide del cine español. Estiu 1993 es una obra autobiográfica basada en la infancia de la propia Simón donde podemos ver a la pequeña Frida que, tras quedarse huérfana, comienza una nueva vida con sus tíos. El período de adaptación, la pérdida y los sentimientos que no terminan de canalizar, son el hilo conductor de una obra fresca y bella que rebosa inocencia a la par que incertidumbre y amargor, todo de la mano y los ojos de la infancia de Frida (o Carla) en aquel verano de 1993.
5. Viaje al cuarto de una madre, Celia Rico (2018)
Bajo la dirección de Celia Rico y de la mano de las maravillosas interpretaciones de Lola Dueñas y Anna Castillo, nos sumergimos en la vida de Estrella y Leonor, una madre y una hija que se enfrentan al conflicto de la independencia y la disparidad de opiniones de una hija que quiere salir del nido y una madre que quiere retenerla a toda costa a su lado. Una historia íntima y exenta de extravagancias que firma la propia directora y que nos sumerge en el seno de un drama familiar con el que, de un modo u otro, todos podemos vernos reflejados, revalorizando los lazos de sangre y, en especial, la figura maternal.
6. Carmen y Lola, Arantxa Echevarría (2018)
Esta película, además de por su historia, es un proyecto plagado de sororidad. El 70% del equipo que hizo posible la realización de Carmen y Lola estaba compuesto de mujeres con voz y capacidad de decisión, consiguiendo dar vida a una historia con las mujeres en el centro. La película de Arantxa Echevarría refleja el drama social que aún supone dar rienda suelta a la orientación sexual de cada persona en según qué entornos de la sociedad.
En esta ocasión, cuenta la historia de dos chicas gitanas de quienes solo se espera que contraigan matrimonio pronto y perpetúen los roles que se les tiene asignados. Pero en realidad los deseos de Carmen y Lola distan mucho de esta concepción, pues solo quieren dar rienda suelta a su amor y a la libertad de ser y amar según lo que dicte su propio corazón.
Estas son solo algunas de las películas con sello femenino que existen en la filmografía española. Solo cabe esperar que, con la evolución de los tiempos, cada vez sea más frecuente ver un nombre de mujer en carteleras, guiones y equipos, dejando de ser una utopía alcanzar la igualdad real, también, en este bello sector.
Elena Romero: @elenar_vargas
Imágenes: Instagram, YouTube y web oficial CIMA