Precisamente su carrera como intérprete tiene unos cuantos años menos que los de esta revista. “Soy como vuestra hermana pequeña”, apunta entre risas la actriz española más internacional después de Penélope.

Ahora Elena Anaya está a punto de estrenar peli, 'Fatum', donde comparte reparto con Luis Tosar y Arón Piper entre otros, y una nueva serie: 'Mentiras pasajeras' (Paramount+), donde esgrime ese feminismo que siempre la ha acompañado y que su actitud -fuera y dentro de la cámara- ha ayudado a cimentar. 

Mono en jacquard estampado y zapatos bicolor en piel. Todo de Chanel

 

Elena, ¿qué tres cosas te sorprenden hoy que no teníamos hace treinta años?

Los avances en la medicina, con todo lo que abarca. El increíble acceso hoy a la cultura, incluso desde casa. Y la conciencia generalizada de que hay que cuidar el planeta, que es algo que intuíamos pero que realmente no hemos llevado a cabo hasta hace muy poco.  Antes nos daba un poco igual, parecía que el planeta era eterno.

¿Y qué tres te dan un miedo terrible? 

El cambio climático, precisamente. Pero también estas constantes crisis políticas, que ahora vienen con guerras incluidas, como la de Ucrania. Siete meses de guerra que creo que llevamos, con bombardeos diarios, ataques a civiles, otra crisis migratoria brutal... y en plena Europa. Y el mundo sigue. Como si no pasara nada... También me da pavor la inmensa desigualdad económica. Cada vez menos ricos pero mucho más ricos, y más pobres, mucho más pobres. Una desigualdad más salvaje y más incomprensible e injusta. El momento de mayor riqueza conocido por la humanidad de la forma peor repartida. 

¿Ves a los jóvenes con esta misma actitud de denuncia que siempre has tenido tú?

No conozco a demasiados (risas). Pero sí creo que tienen todas las herramientas para hacerlo bien. Están en un momento fabuloso para dar un salto maravilloso en todos los frentes, a través de su trabajo,  su ejemplo, su disciplina y su involucración. No solo desde esa gente que ya es conocida e influyente, que puede hacer soñar despiertos a los demás, sino de aquellos que nos pueden enseñar otras realidades de la vida. 

Cardigan en cashmere, pantalón denim y zapatos bicolor en piel. Todo de Chanel

 

¿Te imaginabas al empezar dónde ibas a estar ahora? ¿Y cómo estarás dentro de treinta años?

No, la verdad es que no: ni una cosa ni la otra. La esencia de mi persona es muy idéntica hoy a la que fui en los comienzos, creo. Lo que te puedo decir es que no tenía ni idea de dónde me metía o a dónde me llevaría. Aún hoy, el futuro se me hace algo muy complicado de discernir. Más allá de que sé que he de ir hoy a comprar al súper... no logro ni planificar mi vida a una semana, imagínate si me da por pensar en el futuro a largo plazo. Si en treinta años puedo seguir haciendo lo que más me gusta, este trabajo que escogí por amor y vocación, y que tantas gratificaciones me ha traído, pues fenomenal. 

Has vivido la eclosión de profesionales femeninas en un mundo tradicionalmente dominado por los hombres: directoras, guionistas, camarógrafas, productoras... y has contribuido al cambio. ¿Qué más te queda por hacer?

Seguir trabajando en ello. No quiero entrar en detalles sobre políticas concretas, porque creo que excedería el espacio de esta entrevista, y es un tema que no creo que haya que frivolizar. Por eso prefiero decirte esto: seguir trabajando... juntos. Todos. Hacia la igualdad.

Jersey y minifalda en cashmere, collares en metal y cristal. Todo de Chanel

 

Entre tus proyectos a punto de estrenar tienes una serie de televisión. ¿Cómo te llevas con las plataformas? 

“Mentiras pasajeras” la ha producido El Deseo, con la gran Esther García al mando. Y lo que hemos hecho está a la altura de las producciones de El Deseo, independientemente de que se haya realizado para una plataforma de contenidos concreta. Me he sentido como siempre que participo en un proyecto de El Deseo, estupendamente arropada y con la confianza de hacer un buen trabajo. Trato de actuar siempre en mi modo habitual, de mucha exigencia, ya sea en un país desconocido o aquí, con un equipo que es casi familia. Y sea para una serie o para una película, es mi responsabilidad hacerlo de la mejor forma posible.

Mi compromiso es el mismo. Pero es verdad que, en mi opinión, el mejor lugar para disfrutar del audiovisual sigue siendo una sala de cine. No en casa, aunque tengas un proyector estupendo. A mí el cine me sigue pareciendo un testimonio de nuestro tiempo. Un sitio al que me gusta ir para aprender sobre las vidas de los demás, sobre lo que sucede en el mundo en que vivo: vivir otras vidas, ser partícipe de otras experiencias... eso te saca de tu universo, de tu realidad, y lo considero valiosísimo. Y claro, en tu casa pues como que no ocurre de la misma manera. Asumiendo las ventajas de las plataformas online: para mucha gente sin cines en su localidad es la vía con la que acceder a todo esto. Las plataformas son efectivamente un menú a domicilio con platos muy apetitosos...

En “Mentiras Pasajeras” interpretas a una mujer que llega a su techo de cristal, y se lo hacen pagar. ¿Qué le dirías a esos que aún hoy hablan tan mal del feminismo y de la igualdad?

Si la gente se informase, podría ver la realidad de otra manera. El conocimiento alivia y sana. A toda esta gente que ve mal lo que has mencionado, solo le recomendaría o le invitaría a informarse bien. La falta de información es lo que te lleva al odio a los demás, o a no respetar. Y el odio es una forma enferma de pensar.

Chaleco en lana, pantalón denim con detalle en terciopelo, brazalete en resina y zapatos en satén con detalle de logo. Todo de Chanel

 

Para Hollywood has sido una villana magnífica. ¿Eres mejor cuanto más mala eres, como decía Mae West?

He disfrutado mucho de todos mis personajes, buenos o malos, pero después de estos veintitantos años de carrera en los que me han hecho todo tipo de perrerías -desde secuestrarme a operarme, cambiarme la piel o el género por la fuerza, tirarme desde sitios, etc- Hollywood me ha dado la oportunidad de ser yo la mala con los demás (risas). También me ha pasado en España, ojo, pero ellos fueron los primeros.

Que te permitan mostrar otra parte de ti, el lado oscuro, como un juego, es muy divertido y muy sano. Te permite conocerte más. En el fondo, hay que investigarlo todo, lo bueno y lo malo, en esta vida. Y no dejar de asombrarse. Que muchas veces pensamos que esto es propio solo de los más pequeños, y no: debería ser para todos, a todas las edades. La curiosidad es la principal herramienta que nos hace libres.

También has vivido la revolución feminista en el mundo de la moda. ¿Cómo te has sentido vistiendo estas prendas de Virginie Viard para Chanel? 

Noto lo de Virginie Viard un poco más minimalista que lo de Lagerfeld,  y en ese sentido me resulta más próximo a lo que hacia la propia Cocó Chanel. Y eso que todo lo que tocaba Lagerfeld lo convertía en arte... pero no sé, me parece muy bien que una casa fundada por una mujer vuelva otra vez a manos creativas de una mujer.

¿En qué ha cambiado tu estilo en los últimos treinta años? 

Nunca le he dedicado mucho tiempo a la moda, eso ya lo sabéis en Vanidad. No soy la que más estudia su look, aunque obviamente me gusta ir bien vestida a mis compromisos profesionales. Sí que noto que mi look es hoy más maduro, en paralelo a mi propia madurez. Comencé a pensar en la moda a los 17, y ahora tengo 47, así que en estos treinta años la madurez ha cambiado cosas. Como me ha cambiado el estilo de vida. Sin embargo, sigo atesorando piezas de mi juventud, como una chaqueta maravillosa que me compré en India y que todavía me la pongo. O camisetas de la época, de los noventa. Muy mías, de esa Elena de 17 o 19 años. 

Mono en popelín y tweed de Chanel

 

¿Qué le recomendarías hoy a una joven de esta generación, qué consejo de vida te atreverías a darle? 

Sin ser yo ni muy consejera ni muy buena consejera, lo único que les diría es que dediquen todo el tiempo que puedan a formarse, a investigar. Que no se dejen llevar solo por las apariencias que consumen de forma inmediata a través de dispositivos. Una buena formación les permitirá ser libres, elegir y pensar por sí mismos. Con las redes sociales veo a mucha gente pendiente de vidas falsas...

Basar tu vida en los likes o en seguidores crea una ansiedad y me atrevería a decir que hasta una adicción, basada en lo que segrega tu cerebro cuando ves cualquier reacción externa. Puede hacer que estés buscando constantemente ese afecto que no es tan real como crees, que viene de desconocidos, que se entrega con demasiada facilidad... por eso: que no se dejen llevar por las apariencias. Mejor tener seguridad en uno mismo por lo que uno mismo ha hecho. Y para eso, cuanto más formado y leído estés, mejor. Serán más libres y más grandes, seguro. 

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Texto: Guillermo Espinosa

Fotografía: Rafa Gallar @rafagallar

Estilismo: Paloma González Durántez @palomagonzalezdurantez

Maquillaje y peluquería: David Bello @davidbeauty_ para Chanel Beauty

Asistente de fotografía: Pablo Mingo @pablomingo

Agradecimientos: Cam Estudios @cam.estudios