Gabriel Montes y los hermanos Jesús y José Luna han vuelto. Lo hacen ahora, cinco años después de su exitoso disco 'La Polla', con un aire completamente renovado.

En las 11 canciones que componen su nueva propuesta se respira un brillante proceso de cambio, de perdón a uno mismo y al otro con la energía más primaria del arte. Y es que “es más fácil amarte que odiarte”, se dicen.

Desde Vanidad hemos podido charlar con ellos sobre este nuevo proyecto, sus valores y el proceso de transformación que han experimentado a lo largo de estos últimos años. Si aún no los conoces, amigo, ha llegado el momento: 

¿Cómo buscáis presentaros ante la industria, ante vuestro público y, en general, frente al mundo con este nuevo disco?

Gabi: En el momento en el que afrontas cualquier cuestión artística, tienes que respetar lo que eres en ese momento. Los tres discos que hemos hecho han intentado reflejar lo que éramos en ese momento. Creo que eso es un éxito para nosotros mismos porque hace que las propuestas sean sostenibles.

Sin embargo, en 'Calle Liberación' ha sido un proceso súper diferente. En los tres discos anteriores estábamos más enfadados con el mundo, buscábamos culpables en todo, éramos una banda mucho más rabiosa y menos reflexiva. La presentación que hemos tenido con este álbum es completamente introspectiva: lo que hemos hecho ha sido pensar en nosotros mismos, darnos cuenta de las cosas que nos estaban pasando. 'Calle Liberación' ha sido recuperarnos, buscando el yo y no el nosotros, de un trauma en el que perdimos la inocencia más infantil y las ganas de seguir tocando. 

¿Cómo fue el proceso que os llevó a crear 'Calle Liberación'? 

Gabi: La gira de nuestro disco anterior, 'La Polla', fue larguísima. Estuvimos desde 2017 hasta 2019 girando sin parar. Tocamos en México, en Estados Unidos, en España… Hicimos treinta y cinco millones de giras y acabamos hasta la polla, literal e irónicamente. Sobre todo de nosotros mismos.

Al final del proceso, cuando nos replanteamos qué hacer, nos dimos cuenta de que no teníamos energía. El anterior batería dio un paso a un lado y José y yo lo aceptamos. Allí nos dimos cuenta de que era un punto sin retorno, teníamos que volver a llenar nuestros depósitos para volver a contar cosas. Ese momento fue clave porque reflexionamos para qué estábamos aquí. En plan, “Oye José, ¿tú y yo tenemos ganas de seguir haciendo canciones? ¿Buscamos a alguien que nos vuelva a acompañar a la batería?”

¿Cuándo llegó ese momento de nuevo comienzo, de renacimiento? 

Gabi: En ese momento en el que estamos a punto de mandarlo todo a tomar por culo, fue cuando José y yo nos damos cuenta de que seguimos con ganas de recuperar la alegría que teníamos. Ahí volvemos a casa de nuestros padres, a 'Calle Liberación', la calle donde hemos vivido toda la vida, nos encontramos con Jesús -que es el hermano mayor de José- y nos damos cuenta de que podemos recuperar las ganas de vivir, básicamente.

A partir de entonces hay un camino larguísimo de dos años en el que nosotros mismos estamos viendo cuál es la nueva banda. Tenemos que construir una desde cero, con una intención de estar aquí porque queremos. Ahora no veo que esta etapa tenga final porque es ya un lugar en el que nos sentimos bien, nos damos espacio a nosotros mismos y nos sentimos cómodos.

Como bien dices, Calle Liberación, en el barrio de Hortaleza, es el elemento primario de vuestra unión. ¿Qué significa esta para vosotros?

Jesús: El volver a Calle Liberación, donde tiene uno todos esos recuerdos de niñez, da esa sensación de haber salido de un punto, haber hecho un ciclo en el que cada uno ha vivido un montón de cosas, para, al final, encontrarte en el mismo sitio con otra experiencia. Es el decirte que tienes que recordar de dónde vienes y que todo lo que has viajado hasta aquí hay que devolverlo, en este caso plasmado en ese disco. 

Gabi: Se ha convertido en un lugar metafísico para nosotros. Casi decidimos poner antes su nombre como título del disco que hacer las propias canciones. Es como cuando eres sensible a ver ciertos códigos que la vida te regala y de los que podrías no ser consciente de que están pero están.  Calle Liberación fue un ancla para que nuestro proceso fuera de liberación personal.

No teníamos por qué tener nada que ver con los Sexy Zebras de antes, ni expectativas con los del futuro. En otros planteamientos discográficos anteriores habíamos ido con unas estructuras muy marcadas y con ideas preconcebidas de a qué coño teníamos que sonar. Calle Liberación nos sirvió para eso, para dejar a las canciones ser.

 

¿Entonces este proyecto no sigue ningún concepto en concreto? 

Gabi: Para nosotros todo tiene un concepto. No concebimos nada sin concepto, pero porque lo vemos esencial para que algo tenga una verdad. Por ejemplo, todos los videoclips son un plano secuencia, o todos los singles que hemos sacado son una bandera. No podíamos tocar en la pandemia porque creíamos que un show de Sexy Zebras con la gente sentada, mascarillas y nosotros pensando que la gente no se lo estaba pasando bien no tenía sentido...

Para nosotros, el concepto es innegociable, es necesario que lo tenga para dotarlo todo de sentido. En concreto, en 'Calle Liberación', ha sido darnos cuenta de que las cosas que estábamos haciendo eran buenas para nosotros. Nos daba completamente igual el éxito que tuviera. Aunque obviamente lo esperábamos y buscábamos, teníamos muchas ganas de que la gente entendiera lo que queríamos decir. Para nosotros el concepto era que, si nuestro primer single tenía que decir que hemos dicho muchas tonterías y que es mucho más fácil amarte que odiarte porque nosotros ahora estamos viviendo a través de ese perdón, tenemos que decir eso. El concepto es lo que nos da valor a nosotros mismos por encima de lo que pase fuera. 

Jesús: Cuando comenzó esto andábamos reestructurando un poco todo. Empiezas enfrentándote a un tema, viene saliendo otro, y los propios temas se van complementando de una manera muy orgánica. Cualquier asunto artístico depende de lo que te rodea y de lo que se vive en ese momento, de las experiencias, de los sentimientos. Al final, como dice Gabi, nos han ido llegando un montón de cosas, como nuestra calle, y estas se van colocando solas, construyendo el concepto. No puedes aislarlo.

¿Cuánto tiempo os ha llevado crear el álbum?

Gabi: Ha sido con mucha diferencia el álbum con el que más hemos tardado. Recuerdo hace dos años, que salíamos de grabar con Raúl en La Mina, y José dijo, “Buah, vamos a sacar el disco mañana”. Y la vida nos iba enseñando que no... El proceso del disco se ha alargado dos años y pico, desde finales del 2019. Creíamos que íbamos a bajar a Sevilla una vez y hemos bajado como cinco veces… Ha habido cosas que no salían porque todavía no estábamos preparados como banda. Éramos una banda nueva, experimentándonos cada uno, probando cosas diferentes. Nos hemos empeñado en que saliera, hemos sido activos, pero no ha salido hasta que no ha tenido cara y ojos. Está guay como aprendizaje para la vida, independientemente de la profesión que ocupes, darse cuenta de cómo la vida es mucho más sencilla dándose tiempo que dándose de puñetazos.

Jesús: Mucho de todo esto ha sido “gracias” a la pandemia. Uno lleva esa inercia, esas ganas de sacar las cosas, eso que parece que te pides a ti mismo. La pandemia ha sido lo peor, pero en este caso nos ha obligado a tomarnos las cosas con más calma. A mí me da la sensación de que se ha madurado en estos dos años lo que normalmente hubiéramos tardado diez. Sobre todo, hemos sabido aprovechar la situación. Muchas veces puedes estar pegándote contra un muro pero si no es el momento de sacar un tema o un disco, hay que ser ciego para no verlo. Todo ha ayudado a que haya salido lo que ha salido...

¿Hay algún tema al que le guardéis un cariño especial?

Gabi: Yo voy cambiando a medida que van pasando los días, las preguntas y los meses. Me gusta mucho el hecho de que se respire un sentimiento parecido en todos los temas. Al final estamos hablando básicamente de amor y desamor en todas las putas canciones, para uno mismo y para los demás. Sin embargo, hay una que resume muy bien el darse cuenta de que no existe lo que entendías como amor idílico pero superas ese dolor y ves que puede existir otro desde otro nivel un poco más elevado. La canción se llama 'París'. 

Jesús: Para mí es muy difícil elegir una canción... Cada una me da una cosa que se complementa con la anterior y me parece que es como elegir entre tu padre o tu madre. Si te tengo que decir una hoy me voy a quedar con 'Nena'. Me parece una canción muy en el flow de dejar que las cosas pasen, poner lo mejor que puedas de tu parte y cargarte de tranquilidad para vivir lo que venga

¿Y alguna frase o estrofa clave? 

Gabi: Hay cosas muy guays en el disco. Por ejemplo, me parece que tiene mucho sentido y valor desearle a alguien con quien sufres una ruptura la primera frase de 'O Todos o Ninguno', que dice “ojalá encuentres amor, ojalá encuentres felicidad”. Me parece un buen resumen del proceso que Sexy Zebras y yo hemos pasado. Dices, “me cago en la puta, odio todo, ojalá te mueras”, hasta que, de repente, te perdonas y te das cuenta de que no, que ojalá encuentres amor y ojalá tu vida sea maravillosa. A mi me da mucho aliento, me hace sentirme mejor conmigo mismo. Y eso es lo único que buscábamos en el disco. 

Jesús: Para mí hay muchos estribillos con un mensaje muy claro. “Águila Negra, vuela, vuela, vuela”. Al final todo gira sobre el mismo concepto de aporta, búscate, hazte responsable y se proactivo.

Ahora que han pasado ya 17 años desde vuestros primeros pasos... ¿qué creéis que os ha obligado a aprender el paso del tiempo? 

Jesús: Yo diría que las cosas llevan un tiempo y no puedes forzar cosas que tú y sólo tú crees ver. Cada uno ve la realidad de una manera. En mi caso, estoy aprendiendo mucho estando en una banda en la que hay muy buen rollo. Somos muy honestos, nos decimos las cosas, nos queremos un montón y los tres hacemos lo posible para tirar para adelante. A mí lo que me ha enseñado el tiempo es que tres cerebros piensan más que uno y que todo el mundo tiene algo muy bueno que aportar. Si eres capaz de, en vez de cerrarte, abrirte e ir un poco más allá, es muy difícil que las cosas no crezcan.

Gabi: Yo tengo una sensación muy comunal de la vida. Siempre intento integrar a todo el mundo, intento hacer que todo el mundo se sienta bien... muchas veces pongo a los demás por delante de mí y me creo guay, pero muchas veces eso no es guay. En este proceso me he dado cuenta de que, si cada uno somos más nosotros mismos, si pierdes ese romanticismo del comunismo idealista que yo siempre he pensado que era lo correcto, entiendes que cada uno tiene sus movidas y que los demás tenemos que respetarlas. Cada uno es como es y eso es la hostia.

Asimismo, después del proceso de 'Calle Liberación' sentirme 17 años más joven después de 17 años me ha parecido un éxito como banda, como ser humano y como Gabriel Montes. 

¿Qué artistas o grupos os han inspirado durante este tiempo?

Gabi: En otros procesos creativos siempre iba con la idea de que tenía que sonar de una forma concreta. En este disco no ha pasado eso. Hemos abierto mogollón el espectro de lo que escuchábamos. De repente me he encontrado fascinado con artistas argentinos como Soda Stereo, Charly García, El Mató, Los Rodríguez, Radio Futura, he reconectado con Sabina… Cosas completamente latinas que yo tenía lejos. Escuchar a esos mega capos hablar de cosas tan sencillas, tan bonitas y tan bien hechas por encima de las formas, también ha sido un proceso muy inspirador en este disco.

Asimismo, creo que está pasando algo en la escena española súper interesante. Estoy siendo muy fan de Ginebras, de Karavana, de Carolina Durante, de Arde Bogotá, de Shego, de Adiós Amores… Tienen unas guitarras colgadas, una actitud súper interesante y, cosas que a mí me costaron mucho entender, ellos lo traen de casa puesto. Son bandas que están saliendo desde el local, chavalas y chavales con una frescura, con una vocación punk que me flipa y que, como grupo, nos están inspirando mogollón.

Después de años sin subiros a un escenario, ¿cómo ha sido volver a dar conciertos, retomar el directo?

Jesús: Es que la música que hacemos es directo. Los videoclips que hacemos son planos secuencia. Es lo más parecido a tocar en un local. Al final lo que te hace tocar, compartir y vivir esas experiencias únicas, es subirte a un escenario y tocar con la gente.

Gabi: Yo creo que es lo único que de verdad he echado de menos en la pandemia. A todo lo demás me he acostumbrado perfectamente, pero el directo para nosotros… Siempre hemos vinculado incluso las producciones con el directo. He disfrutado muchísimo el proceso de creación del disco pero estaba hasta el nabo. Necesitaba compartir las canciones con las personas humanas.

Ha sido súper ilusionante para nosotros porque llevamos nada más que seis o siete conciertos en esta gira y la gente se está partiendo el pecho. Estamos viendo a gente que se abraza, se da besos… El otro día hubo una pareja casi follando en el escenario y fue la hostia (risas). Creo que la gente también lo necesitaba. Una banda como nosotros que rompe mucho el cristal imaginario en el escenario con respecto al artista y el público necesita el directo. Necesitábamos volver para volver a sentirnos una banda.

 

Lucía Goñi: @luuciagoni

Fotografía: Helena Ortiz @helena.llum