Sin quedarse demasiado tiempo en ningún lado, Javier Toledo Menéndez, más conocido como Menend, reconoce sentirse como un extranjero en tierra de nadie. Así lo expresa en YANKI, su tercer álbum hasta la fecha tras 'ANTIHÉROE' y 'WALKMAN, VOL.1'. Aquí nuestra charla con él sobre los vínculos, la culpabilidad, ser (o no) buena persona y lo que nos pasa por la cabeza cuando todo nos parece ajeno...

¿Cómo presentarías esta nueva etapa musical de tu carrera?

Yo creo que es una etapa nueva que viene como resultado de hacerme mayor, de cambiar la música que escucho y de mi ambición de probar registros nuevos. He crecido escuchando muchísimo R&B, pero también me ha acompañado siempre el pop y muchos otros géneros a los que ya desde que empecé mi carrera como Menend, quería ir abriéndome.

Después de sacar 'ANTIHÉROE' y 'WALKMAN', me pareció que era un buen momento para abrir camino en otro registro en el que pudiera explorar y dar más potencia a otros aspectos como los bolos, el directo, la parte instrumental o mi propia voz. 

¿Cuándo surge YANKI?

Empezó cuando estaba terminando 'WALKMAN'. Quise producir ideas más pop y enseguida salieron varios temas. Me fui a Gijón con mi amigo artista y productor Maximiliano Calvo y allí nos pusimos a revisar todo juntos. Lo que surgió fue un álbum que al final no quise continuar, así que decidí que los temas, que serían como cinco, los sacaría en singles.

Sin embargo, mi equipo me animó a seguir, y yo, tal y como soy, me puse a trabajar en el concepto y acabó siendo un proyecto de 17 canciones. Busqué puntos en común, el estilo de música, los videoclips americanos y todo fue cogiendo forma. 

¿Ha influenciado en YANKI todo lo que aprendiste viviendo en California?

Mis seis años viviendo allí los llevo un poco como bandera en mi proyecto. Es algo que me diferencia mucho de los demás, pues al final he vivido la experiencia norteamericana de estar allí, he convivido con los artistas, construyendo anécdotas, referencias, influencias… Siempre llevo el estilo yankee por bandera y creo que en este disco es a lo que hago referencia.

También, por primera vez, me paso a hacer temas enteros en español y no en inglés. Pero al final es una manera de utilizar ese concepto como metáfora, más allá del estilo.

¿Crees que ese sentimiento de no llamar casa a ningún lugar te ha acompañado siempre?

Sí, desde los 18 años que me fui allí a estudiar era un poco el extranjero y, al volver aquí, también arrastraba todo mi tiempo fuera. Eran mis primeros años como adulto y como persona independiente y por eso fueron tan importantes a la hora de formarme como persona. En España tampoco acabo de sentirme del todo en casa, sobre todo a nivel cultural, así que aún hoy me sigo sintiendo extranjero. 

Después de haber estado moviéndome durante tantos años, verme estancado ahora en Madrid durante tres años me hace dar cuenta de cómo funcionan las relaciones a largo plazo. Y no solo en términos de pareja, sino de familia y amigos. Al principio está el verano azul y luego todo lo demás… y eso me ha sobrepasado muchas veces. 

¿Dirías que ese es el tema central del álbum? 

YANKI hace referencia al origen de mi proyecto, a mi estilo. Pero sí, escuchando la letra descubres que, sobre todo, hablo de relaciones fracasadas, con amistades, con parejas... De ese sentimiento de no pertenecer, de dudar si estoy haciendo las cosas bien, como en QUIERO CREER QUE SOY BUENA PERSONA.

Al final es un álbum que tiene mucha culpa, en el que el personaje, YANKI, que es como me gusta tratarlo, tiene muchos problemas con su culpabilidad y piensa que, aunque en realidad tenga un buen fondo, se ve sobrepasado por todo. 

Cuando anunciaste el lanzamiento del álbum también escribiste que era especial por la persona a la que está dedicado. ¿Hay algo que nos puedas contar al respecto?

Sí, bueno, hay una persona que fue muy importante en mi vuelta a España y con la que ya no tenía mucha relación precisamente por todo lo que cuento en el álbum, por cómo las relaciones cambian. Es una persona que nos dejó hace poco y quería dedicarle este proyecto aunque fuese de una manera anónima. 

Retrocediendo brevemente hacia tus primeros pasos, ¿siempre has sabido que te querías dedicar a la música?

Ha sido algo que se ha ido macerando poco a poco. Cuando estaba en primaria me escuchó cantar una profesora que me encantaba y me vine arriba, empecé a cantar por casa y a escribir tonterías. Luego, cuando era ya un poco más adolescente y tuve mi primer iPhone, empecé a guarrear con el Garageband y acabé produciendo dos discos grabando con el micrófono de los cascos.

Uno de esos discos lo saqué en un CD para que mi madre lo pudiese escuchar en el coche y ella se lo puso a un amiga que resultó estar casada con alguien de una multinacional y, total, que acabé teniendo una reunión con ellos en la que recuerdo que me dijeron que les recordaba a The Weeknd. Yo no sabía ni quién era The Weeknd en aquel momento... 

Empecé a indagar, hice algunas sesiones, pero al final terminé yéndome a estudiar fuera y no salió nada. Sin embargo, eso me animó y los siguientes años en Santa Cruz me dediqué a aprender en mi habitación. Antes de graduarme me encontró una persona de Los Ángeles que quería invertir en un artista y ese mismo fin de semana firmé un contrato con él de un año. Cuando volví a España, cagado porque había dejado pasar oportunidades por ese purismo de ser yo, tuve la suerte de empezar a trabajar con Chapell y con Warner Music, y hasta hoy. 

Ya que mencionas ese parecido a The Weeknd y cómo influyó eso en tus primeras veces, ¿cuáles dirías que han sido tus mayores referencias en la música?

Antes de nada, ni me parezco a The Weeknd ni creo que nada se pueda comparar a él (risas). Quiero dejarlo claro. Pero sí, no sé, supongo que sería una referencia que se le pasó a esa persona por la cabeza y de ahí yo indagué y me enamoré de él. Al final, he tenido muchas influencias claras en mi voz como él, Chris Brown, Ed Sheeran, John Mayer… pero también es cierto que ha llegado un momento en el que siento que no tengo influencias muy claras. 

Después de hacer dos álbumes completamente influenciados por Kanye West, creo que ahora soy yo mi propia influencia, mis anteriores trabajos, mis demos, yo mismo. Es una cosa muy rara y que no entiendo muy bien ni yo, pero siento que estoy tan obsesionado con mi proyecto, que escucho mi propia música constantemente para analizarla y mejorar.

Estoy tan metido en mi historia, tan 'NARCISISTA', que al final creo mi propia referencia. Siento que es un momento en el que estoy intentando ordenar mis ideas para que todos estos tipos de música que me gustan tengan una progresión en el proyecto Menend y se alineen con lo que me sucede en mi vida. 

¿Cuándo llega el momento en el que decides dirigir todo el proceso creativo que engloba a tu música? 

Es algo que, en cierto modo, siempre he hecho. Siempre me ha gustado llevar la batuta de mi propio proyecto: he sido mi propio manager durante mucho tiempo, he producido mis canciones, mis portadas, he diseñado el marketing, la parte financiera… Siempre he tenido el control del proyecto y, cuando quise empezar en serio, busqué profesionales que supieran hacerlo bien y que me aportaran a nivel creativo.

Ahora, echando la vista atrás, no pude haber tenido ni mejor ojo ni más suerte porque he trabajado con capos como Jean La Fleur, Yungakita, Take A Nap, Topo Colectivo, Pedro Alarcón… Y yo, que al final me involucro al máximo y he estudiado cine en la universidad, vi cómo ellos lo hacían y llegó un momento que dije: ¿por qué no intentar hacer esto junto a mi hermano?

Yo escribí los guiones y él llevó la producción y juntos hemos hecho ese equipo en mis últimos tres videoclips. Es otra manera de ser creativo y me ha encantado. 

¿Crees que a nivel nacional es difícil hacerse hueco con un estilo musical alejado de lo mainstream?

Sí, pero es algo que sabía desde el principio. Como en todos los mercados, existe la música de nicho y la que tiene un appeal más mainstream. España durante la última década se ha abierto mucho a nivel nicho, pero a la vez sigue obcecada en el mismo gusto de siempre. Aunque estés haciendo algo muy innovador a nivel underground, va a ser muy complicado que te abras camino en radio, tele y lo que vende.

En mi caso, quiero abrir nuevas puertas. Llevo tres años explorando en los mismos ambientes y llega un momento en el que Madrid es como un instituto entre artistas y sellos. 

¿Qué es lo que más odias dentro de la industria?

Soy una persona muy fría en ese aspecto, todo lo que puede no gustarme de ella también lo entiendo y en ningún momento me parte el corazón porque, al final, es lo que tiene sentido. Puedes estar rodeado de un montón de gente y oportunidades y, a lo mejor, tener meses en los que estás parado y eso te lleva a ver cómo todas estas relaciones van variando.

Te sientes un poco fuera y de repente estás otra vez dentro… Así que diría que odio eso, que sea tan cambiante, que tienes que besar muchas ranas hasta que consigues llegar al lugar que te gustaría, y que al final nos vemos los mismos constantemente. Aunque te caiga todo el mundo bien, acabas cansado de las mismas caras, pero lo que te decía, por suerte siempre lo veo desde un punto de vista racional. 

De momento sabemos que hoy podremos verte en concierto en el Rock Palace de Madrid presentando el álbum. ¿Hay alguna otra cita importante a la que estar atentos este 2023?

La verdad es que he aglomerado toda la importancia en un mismo día. El 31 es el día YANKI, es el día de celebración. Tengo ganas de tocar por primera vez con banda, además con una banda muy guay, con algunos de los chicos más interesantes que hay ahora mismo para mí que son Alex Moreno, Pablo Fergus y Tomás Novati. 

Ese día también es el final de una etapa para mí a nivel equipo y trabajo y muchas puertas se van a abrir, muchas cosas van a cambiar y voy a estar atento a qué puede pasar en los próximos meses: algún festival, alguna fecha más y, probablemente, una gira de salas pequeñas de YANKI para que todo el mundo pueda disfrutar del proyecto. 

 

Texto: Lucía Goñi @luuciagoni

Fotografía: Xander Castillo @xandography. Cortesía de UMO Agency