Se ha colado en nuestras vidas interpretando a Francisco I. Y también con series como Hispania, Gran Hotel, Amar es para siempre o su último trabajo, Estoy Vivo. Pero, aunque parezca imposible, lo de este actor no es solo interpretar. Alfonso Bassave se desnuda para contarnos qué se esconde detrás de esa fachada de poli malo...
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¿Cómo es Alfonso Bassave detrás de las cámaras?
Siempre es mejor que te describan antes que hacerlo tu mismo pero supongo que, en mi vida, tengo tres prioridades: los vínculos emocionales (familia, pareja...), la naturaleza y luego todo lo que gira alrededor del arte. La música, el cine... No entendería mi vida sin estos factores por eso pienso que me definen bastante bien.
¿Cómo fue eso de romper con la tradición familiar de ejercer como abogado para pasarte al mundo de la interpretación?
Cuando llegó el momento no lo tenía muy claro. Mi familia me empujó hacia eso pero enseguida vi que no era lo mío. Empecé con los estudios de arte dramático y lo compaginé con derecho. Quizá por presión familiar, y por aquello de acabar lo que has empezado, acabé la carrera... pero tenía claro que no iba a ejercer nunca. Soy el peor abogado de este país.
¿Qué otras facetas tienes que no conozcamos?
Monto a caballo. Hubo una época en la que incluso competía en salto. También me gusta mucho la música clásica, la ópera. Durante mucho tiempo estuve como bonado en el Teatro Real y en el Auditorio. Otra de mis grandes pasiones es la psicología. Llevo mucho tiempo haciendo terapia y estudiando cursos de psicoanálisis, antroposofía... Corrientes y diferentes historias alrededor del desarrollo personal, de la meditación, del yoga. Mi propio autoconocimiento y desarrollo es algo fundamental en mi vida, como actor y como persona.
Tu agenda está en pleno apogeo. Ahora estás con Te quiero, imbécil, dirigida por Laura Mañá y protagonizada por Quim Gutiérrez, Natalia Tena, Enresto Alterio, Patricia Vico... ¿Cómo te organizas cuando tienes que preparar más de un personaje a la vez?
Intento centrarme en uno y no mezclarlo con el otro. Aun así cuento con la ayuda de Raquel Pérez, mi coach. Antes de empezar con un personaje quedo con ella, analizamos el guión, vemos por donde queremos llegar al personaje, etcétera. Luego ya se trata de seguir esa base y una vez llegas al rodaje, a la magia del directo, soltar todo el trabajo previo y dar espacio a lo que surja.
En Te quiero, imbécil ha sido así literal. En mitad del rodaje perdí mi guión con todas las anotaciones, todos los cambios de texto... Entré en pánico durante un día, pero luego pensé en que tenía que confiar, soltarme, porque el personaje ya está en uno, y hay que lanzarse.
¿Cuál ha sido el papel que más te ha marcado en tu carrera?
Si te atreves a bucear en ellos, todos te marcan, todos te enseñan y con todos das pasos hacia adelante. Aunque si tuviera que quedarme con uno, sería el del rey Francisco I en la serie Carlos, Rey Emperador. Fue un regalo de personaje. Presentaba un montón de contradicciones, muchas luces y muchas sombras. Lo disfruté muchísimo.
¿Prefieres los papeles de malo o los de bueno?
Lo más importante para un actor es lo que pone en el papel. Si el personaje está bien escrito, da igual si es bueno o malo. Lo única que tiene que tener es suficiente conflicto y contradicción como para que sea interesante. Si que es verdad que los de malo suelen tener un reverso tenebroso y eso los hace más interesantes. También tienes que ser más valiente a la hora de representarlos, de entrar en tu propia oscuridad, en tu propia sombra. De entenderlo sin juzgarlo.
Sales de terminar la segunda temporada de Estoy Vivo. ¿Qué ha representado la serie para tu carrera?
Es una serie que veo como espectador y la disfruto mucho. Siendo una serie familiar, ha llegado mucho a la gente. Incluso a mi, que normalmente es algo que me da pereza porque intenta contentar a un rango muy amplio de público. Estoy Vivo es familiar en el buen sentido. Tiene una mezcla de géneros (acción, comedia, naturalismo, terror...) que la hacen única y súper interesante. Nos paran mucho por la calle diciéndonos lo enganchados que están. Este es el mejor premio.
¿Cómo fue convertirte en David Aranda?
Tuve que bucear un poco en qué es ser un policía de barrio. Plantarme en esa realidad, en un chaval que viviendo en un barrio humilde y conflictivo, elige ser policía en vez de delincuente.
Ponerme en la piel de alguien que está enamorado de una persona que no es su mujer, fue el conflicto más personal de mi personaje. Lo más importante era no tener prejuicios e intentar descifrar por qué alguien busca fuera lo que no tiene dentro. La vida no es blanca o negra. A priori no mola engañar a tu pareja como personaje, pero intenté entenderlo y actuarlo sin juzgarlo.
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Como actor, ¿cómo ves la industria del cine? ¿Por qué las mujeres seguimos estando menos valoradas?
Esto es una realidad, dramática, que no sólo está presente en el cine, sino en toda nuestra sociedad. Una sociedad terriblemente patriarcal, machista y absurda. Y digo absurda porque estoy convencido de que las mujeres son mucho más interesantes. Están mucho más conectadas con la ambivalencia del ser humano, con el ying, con el yang. La mujer, sobretodo la del siglo XX, se ha desarrollado mucho en los dos aspectos; tanto en la parte más externa (mundo, trabajo), como en la más emocional y de sensibilidad. En general son seres humanos más completos y más ricos. El hombre últimamente se está quedando muy atrás, desfasado respecto a la mujer. Por eso se dan tantos casos de malos tratos y abusos... Es una vergüenza y no debería ser así. Todos somos igual de capaces y se debería premiar por igual. Queda mucho por hacer...
¿Qué importancia tienen para ti las redes sociales? ¿Para qué las utilizas?
Tardé mucho en entrar en ellas, pero ahora forman parte de mi vida, de mi trabajo. Instagram es la única que tengo y la verdad es que me divierte. Me gusta la fotografía y además, es una herramienta para dominar más la imagen que das de ti mismo, tanto a nivel profesional, com personal. Ahora nosotros elegimos qué enseñamos y cómo lo enseñamos. Eso me parece un arma muy interesante.
¿Cómo ves a las nuevas generaciones?
Las veo muy preparadas en un montón de aspectos, pero a la vez pienso que se están dejando atrás en muchos otros como leer y como todo lo que tiene que ver con un manejo del tiempo mucho más lento, pausado. Ahora todo va muy rápido. Internet nos ha traído un montón de facilidades, pero también un reverso tenebroso y es que vamos demasiado rápido. Nos falta tiempo para disfrutar de nosotros mismos, de las relaciones personales, reales, del arte, del cine, de los paseos, de las conversaciones que esta velocidad nos quita...
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Próximos objetivos…
Después de terminar con el rodaje de Te quiero imbécil, empezaré con la tercera temporada de Estoy Vivo, aunque antes quiero darme unos meses de vacaciones... Ya veremos si me sale trabajo pero de momento me apetece viajar. Espero ir a Los Ángeles una temporada. Ya he hecho un par de películas allí y estoy intentando abrirme camino así que poner un poco de energía allí y visitar a unos cuantos amigos, no estaría mal. También darme algún viaje de placer. Alguna playa calentita que siempre está muy bien en invierno...
Texto: Anna Alarcón @_annalarcon
Fotógrafo: Andrés García Luján @andresgarlujan
Asistente de Fotografía: Ika de Mo @ikademo