Interpretar a Valeria Vegas en 'Veneno' ha supuesto para Lola entrar en la industria con toda la artillería pesada, y esto no siempre es fácil de gestionar... Aun así, la también protagonista de la sección de cine de nuestro número FW21, mantiene los pies en la tierra y, al mismo tiempo, alza la voz en contra de todas esas injusticias por las que no piensa callar. Nos lo demuestra en esta sincera entrevista:

Lola, has pasado de ser una estudiante de Psicología a una de las actrices del momento. ¿Cómo estás viviendo este ‘boom’?

Ha sido un regalo maravilloso pero también un reto personal. Valoro mucho mi privacidad y me agobia un poco la exposición y la opinión pública, aunque desgraciadamente creo que la covid-19 me ayudó mucho. Ten en cuenta que el primer capítulo de ‘Veneno’ se estrenó durante el confinamiento, así que el primer paso dentro de la industria lo hice un poco resguardada, en mi casa, sin eventos, ni giras internacionales. Sé que, psicológicamente, vivirlo desde la distancia ha sido lo mejor. 

Esto me ha ayudado a valorar más el trabajo y no tanto la exposición. También me ha servido para construirme mis propios esquemas y saber cómo enfrentarme a este mundo con la vuelta de la normalidad. 

¿Cómo se maneja el hecho innegable de tener algún tipo de influencia hacia otros?

Al principio me daba mucho respeto porque, al final, tengo 23 años. No puedo dar lecciones de vida a nadie porque todavía las estoy descubriendo yo. Aun así, lo poco que sé, o, al menos, mi realidad, que es ser trans y no tener ni tanta representación ni tantas oportunidades, sí que lo voy a defender.

También todos los valores que me nace apoyar y que creo que son importantes para la sociedad, como el veganismo o el antirracismo. Siempre intento darme cuenta de lo que me rodea, siendo consciente de lo que está pasando en el mundo e intentando poner mi voz allí, porque no soy solo un referente del colectivo, soy muchas otras cosas... actriz, artista, canaria ¡y persona!

¿Cómo de importante es tener referentes en la ficción? Crees que, en tu caso, si los hubieras tenido, tu adolescencia hubiera sido más fácil?

No mi adolescencia en sí, sino el hecho de saber que quería dedicarme a esto. Por ser trans ya había tachado un poco este mundo porque no veía mucha representación. Solo había dos o tres personas con las que realmente me sentía identificada y en ningún momento pensé que yo pudiera encajar aquí.

Aun así, en la pantalla todavía se sigue haciendo patente la mucha desinformación y la poca representación que existe sobre el colectivo. Apenas hay chicas trans interpretando a mujeres cis…

Totalmente. Las historias siempre son las mismas. En mi caso, todavía no he hecho ni un solo papel cis. A veces siento que en muchas ficciones nos usan para cumplir la casilla de “somos diversos”, pero ni siquiera buscan que la trama eduque, cambie o de un mensaje diferente a la sociedad.

La ficción no es un sitio para abanderarte de las cosas si no puedes de verdad explicarlo bien y hacerlo con mimo. Por ponerle la etiqueta de ‘trans’ a un personaje no cambia nada, no rompemos más allá. Siempre nos quedamos en la parte más superficial de la gente, en clasificarnos y, si te fijas, en nuestro caso hay que sobreexplicar todo. No hace falta contar la intimidad de un personaje solo porque sea diferente. En el día a día tú no sabes el background de la gente a la que conoces y te da igual, ¿no?

Si no me equivoco, te llamas Lola por tu bisabuela. Cuéntanos más de ella…

Hasta los 9 años estuve con mi bisabuela pegada y siempre me contaba muchas historias de ella. En su época era una mujer ultra reivindicativa, luchó muchísimo para poder educarse y en la familia siempre nos ha transmitido mucha fuerza. Siempre la he tenido como una figura femenina ejemplar.

¿Qué es lo más difícil y lo más bonito que recuerdas de tu infancia?

Lo más bonito es que siempre he tenido una familia que me ha dejado el espacio que necesitaba. He tenido las alas abiertas para poder explorar, crear y soñar con total libertad.

Lo más difícil, sin duda, la incomprensión social que hay para cualquier tipo de persona diversa y el no encontrar información o recursos suficientes para poder ser Lola desde que te das cuenta.

¿Convertirte en un personaje público de la noche a la mañana te ha ayudado en este proceso de exploración y terapia personal?

Mucho, aunque me intento canalizar un montón y calmar las cosas cuando vienen fantasmas e inseguridades, porque este mundo crea unas inseguridades increíbles. Siempre intento relativizar, encontrar la tierra, los refugios, la estabilidad que tenía antes y valorar los puntos de anclaje que siempre he tenido, la gente que ha estado conmigo antes y lo estará después.

Lo que más me ayuda es conectar con mi ‘yo’ de siempre y darme cuenta de que, aunque este mundo sea maravilloso, no lo es todo.

Según has comentado en una entrevista, te gustaría ir tocando varias ramas de expresión artística como el baile o la música. ¿Te has lanzado ya a por alguna de ellas?

Estoy experimentando todavía… Toco el violín, ahora estoy empezando con la guitarra… también quiero aprender a cantar mejor (risas), pero por el momento lo hago por disfrute. No espero nada a cambio. Lo que sí espero es convertirme en muy buena actriz, darle bien a la interpretación, tocar el teatro y crecer. Por ahora este es el camino con el que más segura me siento.

 

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Texto: Anna Alarcón @_annalarcon

Fotografía: Pepe Herreros @pepeherreros

Vídeo: Elena Martínez Santos @elenamartinezsantos

Estilismo: Paloma González @palomagonzalezdurantez

Maquillaje: M. Ángeles Calvo @m.angelescalvo (Alchemy Lab Madrid)

Peluquería: Alba Esteban @albaglance (Alchemy Lab Madrid)

Asistente de fotografía: Juankar Gibson @juankargibson

Postproducción y revelados: Arena Retouch @arenaretouch