El 2020 ha sido un año de mucha reflexión. El confinamiento y la cuarentena nos han permitido parar, mirar hacia atrás, y tal vez hacia las cuentas pendientes del pasado. ¿Qué relación tiene Natalia Molina con el pasado?

El confinamiento fue un momento para pararse obligatoriamente y todo el tiempo que tuvimos para estar con nosotros mismos, da para reflexionar, y mucho. En  mi caso, había días que no tenía cabeza para pensar ni para nada. Estuve en una montaña rusa, pero eso también me permitió tomar perspectiva de las cosas que me han ido pasando en la vida. Del pasado tengo recuerdos más agradables y otros más amargos, pero supongo que siempre hay este híbrido entre lo doloroso y lo nostálgico.

La pandemia me ha hecho aprender a reconciliarme conmigo misma y reflexionar sobre cosas que, con el ritmo de vida que llevaba, no me daba tiempo a pensar.

Ahora que dices que has podido hacer este trabajo de retrospección, ¿cómo sientes que has evolucionado como actriz desde tu primer papel?

Ahora sé reconocer mis logros. Por X motivos de la vida que he tenido y de mi propia personalidad – soy muy tímida e introvertida- sufro un poco el síndrome del impostor, que por desgracia nos pasa a muchos artistas, sobre todo a las mujeres.

Esto me ha servido para darme cuenta y valorar todo lo que he conseguido, los papeles que he interpretado, y todo lo que soy a día de hoy gracias a mi trabajo.

A veces, inconscientemente, me decía a mí misma que era cuestión de suerte y que lo que conseguía no dependía de mí, sino del azar. Ahora sé que estoy donde estoy porque he trabajado muchísimo. Ha sido como decirme: “Natalia, no te han regalado nada. Lo que has ido recogiendo ha sido consecuencia de un trabajo y de un respeto a la profesión”.

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¿Ha ido en consonancia con tu evolución como persona?

Totalmente. A mí me cuesta mucho separar a la persona de la artista, para mí siempre van de la mano.

Entonces, ¿sueles llevarse a casa a tus personajes?

Depende un poco del proyecto, pero sí. En general he hecho películas bastante duras, con personajes en situaciones extremas y con personalidades muy complejas.

Considero que de todas las mujeres que he interpretado, he aprendido algo y me han hecho madurar como persona. Yo las siento como que forman parte de mí y de quién soy. Siento que hay algo ahí que está vinculado directamente con mi persona y es que al final, aunque los artistas nos inspiremos en vidas ajenas, es inevitable que no creemos vínculos con nuestros personajes.

Tu primer estreno de esta nueva normalidad ha sido ‘Las Niñas’, donde interpretas a Adela. ¿Cómo ha sido la experiencia?

Ha sido súper especial, bonita y muy diferente. Con Pilar Palomero trabajamos desde un lugar que no había trabajado antes, que es desde la improvisación pactada y además, con niños.

Tenía que estar todo el tiempo muy abierta a ayudar a Andrea, que es la niña que hace de Celia, mi hija en la película. Realmente mi papel jugaba desde la perspectiva de ayudarla a que llegara a los estados que Pilar quería, y eso es un trabajo que no se ve delante de la cámara.

A parte, también me ha encantado trabajar el silencio, ya que mi personaje representa el silencio al que muchas mujeres se han visto, o siguen viéndose, sometidas por muchas circunstancias.

La película está ambientada en 1992 pero aún así, refleja una realidad que no se diferencia tanto de la actual. ¿Con qué contradicciones de las que dais voz en la película piensas que sigue viviendo la sociedad?

¡Hay tantas! Precisamente una de las cosas que más me atrajo del proyecto en un principio fue eso, el cómo puede haber tantas similitudes entre tantas décadas y generaciones diferentes.

La película habla de esa etapa tan rara, que es la que todas las mujeres atravesamos y tenemos en común: cuando pasamos de niñas a pre-adolescentes. De repente tu cuerpo cambia y a partir de allí es cuando empiezas a cuestionarte lo que te han dicho siempre, a hacerte preguntas… Hay mucha gente que sigue creciendo alrededor de muchas mentiras que se le cuentan de pequeño y poco a poco van descubriendo la verdad.

¿Qué importancia tiene la educación en ese sentido? En una entrevista decías que siempre ha ido por detrás de la sociedad… ¿Qué cambiarías del sistema educativo actual?

Es algo que he pensado mucho y durante mucho tiempo. Cuando estudias o te enseñan, por lo menos en el colegio al que yo iba, estudias desde la memorización de las cosas, no desde el hecho de asimilarlas y entenderlas.

Por eso lo que yo haría es, sobre todo, actualizarlo. Encuentro interesante introducir la educación emocional, que es algo que no se enseña y es muy importante en épocas donde te estás construyendo como persona.

También tienes pendiente el estreno de ‘Contando ovejas’, de José Corral y dices que será una cosa muy loca que dará que hablar. ¿Qué puedes adelantarnos?

Fue uno de los primeros rodajes que se retomaron después de la pandemia y, en un principio, se estrenará el año que viene. Es una locura. Me parece una película muy bizarra, muy punk, con un humor negro muy divertido. Nunca había recibido un guión así...

Es una de esas pelis en la que sabes qué leíste, cómo la has rodado, pero desconoces totalmente lo que te encontrarás cuando la monten (risas). Mezcla animación con realidad, es compleja a la par que divertida… ¡Se tiene que ver!

Por otro lado, próximamente te veremos en ‘Operación Camarón’ y en la película ‘Espejo, espejo’. Ya que ambas son comedias, quería preguntarte qué opinas respecto al género. ¿Por qué crees que sigue siendo el más castigado por la crítica?

Personalmente, como actriz, me daba muchísimo respeto hacer comedia. Siempre me había centrado más en los dramas y me parece un género complicadísimo de hacer.

No sé por qué se tiene ese concepto de que no es serio. Es muy difícil hacer cine en general y, hacer comedia en particular, me parece súper complejo. Para hacer reír a la gente se tiene que tener una inteligencia muy fina, pero como la historia en sí se cuenta en tono ligero, la gente la suele tomar con menos peso. Aun así, hay comedias que en el fondo son muy dramáticas…

Pantalón de algodón con estampado campestre y camisa de popelín sin mangas. Todo de la colección crucero 2021 de Dior

Aunque nuestro cine demuestra gran valía artística y cultural, ha sido (y continúa siendo) víctima de tópicos que eclipsan parte de las obras maestras que componen nuestra filmografía. Ya que has tenido la suerte de viajar mucho por tu trabajo, ¿cómo se ve el cine español de cara al mundo exterior? ¿Por qué en muchas ocasiones no le damos el reconocimiento que merece en casa?

Fuera de aquí se quiere muchísimo al cine español. Resulta como muy exótico y luego, al mismo tiempo, es muy universal.

Con ‘Las Niñas’, por ejemplo, que la estrenamos en Berlín, sentía mucha curiosidad por ver cómo la iba a recibir el público alemán. Piensa que es una película muy de España y de nuestra historia, con una temática bastante concreta de nuestra cultura… Pero de repente, te das cuenta de que el cine es un lenguaje global y que cuando una historia está bien contada y bien hecha, conecta con todo el mundo.

Por último, quería preguntarte acerca del movimiento Alerta Roja. Como representante del sector, ¿quieres lanzar algún mensaje de apoyo?

Creo que estamos demostrando que la cultura es segura, que no es cuestión de un ‘hashtag’, ni de una campaña de marketing. No ha habido ningún foco de contagio en los lugares culturales, se cumplen las medidas a rajatabla y la gente disfruta. La cultura es para el alma, es muy necesaria y es importante que se apoye porque da libertad.

El arte es de las pocas cosas que hace que una sociedad pueda cuestionarse, hacerse preguntas y no aceptar todo porque sí. Además, somos muchos los que trabajamos allí, muchas familias que nos han acompañado cuando hemos estado en casa, encerrados y ya solo por eso, hay que seguir apoyándola. 

Chaqueta y pantalones de algodón con efecto tie-dye, camisa blanca de popelín sin mangas y anillo “Mille fleurs” de metal con acabado dorado. Todo de la colección crucero 2021 de Dior

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Texto: Anna Alarcón @_annalarcon

Fotografía: Papo Waisman @papowaisman

Vídeo: Elena Martínez Santos @elenamartinezsantos

Estilismo: Ona Goeree @onagoeree

Muah: Rebeca T. Figueroa @rebecatfigueroa (X Artist Management)

Asistente digital: Eduardo Navarro

Asistente de iluminación: Xavi Cantó

Asistente de estilismo: Lucía Peralta

Postproducción: Longestline Studio