1. Hotel Orfila

Nos adentramos en el ambiente Napoleón III que ofrece el hotel Orfila, el cual nos recibe con una encantadora decadencia elegante. En su brunch, Mario Sandoval no falla con sus 8 platos servidos en mesa, divididos en 5 pases y 3 a elegir, todo en plata, porcelana e hilo.

Junto con champán y zumos, la vajilla de época y el producto fresco, bien elaborado y bien emplatado. No dejéis de pedir las migas de chocolate -que ganaron el premio al primer postre de la alta gastronomía en 2018- y los tés de Beatriz Parreńo. Os dejarán boquiabiertos.

Precio: 65€

 

2. BiBo

En este caso, Dani García nos transporta a través de Lázaro Rosa Violan, su interiorista fetiche, a un entorno malagueño donde las luces que se asemejan a las de la feria de la ciudad se hacen profusas e insistentes en todos los paramentos del restaurante.

Un ambiente diáfano, vivo y alegre, nos despeja un brunch que consta de 4 platos iniciales: bocadillito de mortadella con trufa, brioche de rabo de toro, langostinos con salsa kimchi y guacamole, para seguir eligiendo entre los huevos benedictinos, la hamburguesa de pollo o la french toast. Toda la oferta es exquisita, aunque recordad: solo se sirve sábados y domingos de 12:00h a 12:45h.

Precio: 75€ para dos personas

 

3. Only YOU Boutique Hotel 

Nos recibe también la decoración de Lázaro Rosa Violan en este hotel que se ha convertido en el epicentro del copeo fino del barrio de Chueca y nos conduce por una estancia decorada con lámparas de cristal y muchos azulejos con un azul más de Delf que de Talavera. Así llegamos a la terracita, que salpicada de unas pocas mesas, nos espera para disfrutar al aire libre de este brunch conocido ya en la zona.

Empieza el festín con un croissant hecho de mantequilla (y se nota), hummus de calabaza, fruta y pan tumaca con embutidos para elegir un segundo entre huevos benedictinos (que resultan deliciosos), arroz o costillas a la BBQ. Como fin de fiesta, te dejan elegir entre banana split, torrija, tarta de queso o brownie. Todo ello regado con zumo de naranja y vinos. Desde luego, quedas bien satisfecho.

Precio: 39€

 

4. Only YOU Hotel Atocha

Mismo nombre pero nada que ver.  El brunch aquí se disfruta de 12:30h a 15:30h en la terraza con vistas al Eiffel de hierro fundido que, con su arco de medio punto, muestra la antigua entrada principal a Atocha y al Moneo que nos da la hora desde su torre de carácter florentino. Todo esto no hace más que enmarcar un menú excepcional que te da la bienvenida con un zumo de manzana como aperitivo, para seguir con unos entrantes de croquetas, blinis de queso y caviar, reducción de tortilla y distintas mantequillas a untar para continuar eligiendo entre hamburguesa de wayu, entrecot o huevos benedictinos.

Ya para terminar, endulzamos la despedida con una torrija que no es esponjosa, sino lo siguiente, fudge de chocolate, pancakes de fresa y nata casera... Todo ello regado con unos zumos extraordinarios de naranja y fresa o de limón y hierbabuena, aparte de los vinos y cavas que te ofrecen.

Precio: 39€

 

5. Hotel Palacio de los Duques Gran Melia

Su espectacular entrada te invita de inmediato a sumergirte en otra época, la que corresponde al Duque de Granada de Ega y Villahermosa en el s.XVII. Asimismo, el paseo que te lleva hasta la terraza te impresiona por sus dimensiones bien adaptadas y por estar trufado de antigüedades de época muy en consonancia con los tapices y cuadros, emulando el periodo Velazqueño, con sus meninas, caballos y personajes.

La comida empieza con unos entrantes de tortilla y pulpo, croquetas de jamón (deliciosas), y bocadillo de calamares (un castizo renovado) para continuar con una entraña de wagyy con tuétano asado, que maridan a la perfección. Para acabar, una torrija de leche merengada (increíble), lemon babá con masa de donut y pastel de trufa cookie y tofu salado.  

No hay que olvidar los aperitivos con aceites de picual y de arbequina con trufa que, untados en el pan de aceitunas negras, hace que te prepares para lo que te va a venir. Todo ello bajo árboles centenarios y vegetación variada que aporta frescor visual a este singular jardín de las Delicias. Altamente recomendable.

 

6. Hotel Palace

La entrada clásica no defrauda y nos encamina a su Rotonda, el emblemático patio central encapsulado con una cúpula que alumbra de belleza iridiscente las mesas dispuestas bajo ella, resaltando la transparencia de su cristalería y formando parte del menú a degustar.

Dado que el autoservicio ha desaparecido por las medidas anti Covid-19, el brunch ahora te lo sirven en mesa y consta de 5 pasos que te van sirviendo, regados con vinos de Codorniu y amenizados por un soprano y un tenor que cantan un repertorio de ópera, en este caso Il trovatore, que mantiene a los asistentes expectantes mientras disfrutan de sus viandas.

Precio: 87€

 

7. Hotel Heritage

Si queréis un espacio cozy, sin duda las dos terracitas llenas de plantas que ofrece el hotel en su séptima planta, no os defraudarán. Con un ambiente íntimo, la calidez del espacio queda perfectamente complementado con la propuesta de Mario Sandoval para esos domingos lazy donde nos hemos levantado demasiado tarde para desayunar y queremos celebrar la vida en el exterior.

La vajilla de Vistalegre queda perfectamente decorada con el yogur natural, la tostada Sandoval y la de salmón marinado junto al croissant de jamón ibérico. Para seguir, una selección de huevos a elegir más un exquisito salmorejo de mango. Aunque si todavía no estás satisfecho, puedes elegir un principal entre varios tártares o la hamburguesa de la casa. Procurad dejar hueco para el postre: coulant de chocolate o tarta de queso manchego.

Precio: 49€

 

8. Bar Manero

Nada más poner el pie en el pequeño recibidor, podemos respirar a pleno pulmón la filosofía de este local menudo pero grandioso. Y es que Manero destila sencillez cultivada, conocedora de lo exquisito, que pone en el gusto por lo especial su razón de ser y así funciona durante todo el día y en cualquier registro con brillantez, ya sea para tomar el aperitivo como unas tapas de tarde/noche que te permiten cenar o las copas de después, sin olvidarnos del brunch.

Nos reciben uniformados y, de las distintas opciones de barra, mesa alta o mesita con sofás, elegimos esta última. Ahí empieza el deguste de sus exquisitas y rebuscadas viandas, comenzando con un despliegue increíble: micuit de pato y pan brioche, tablas de jamón y queso, tomate con ventresca, boquerones, salpicón de sardinillas, canapé de salmón y aguacate, croquetas... Y ahora unos segundos que se presentan gritando "cómeme": una carrillera de ternera y un pepito de ternera que se pelean con unas albóndigas.

La música de los setenta con la Carrá al frente, alegran y armonizan todos los alimentos. Y los sorbos, porque tampoco podemos olvidarnos de la excelente selección de vinos que riegan nuestros platos, desde blancos a tintos en su gama Manero. Ah, la torrija con caramelo salado y helado de vainilla es un imprescindible. Sin palabras.

 

9. Mandarin Oriental Ritz

Dentro del emblemático hotel rehabilitado por el gran Rafael de la Hoz, nos topamos con Deessa en un ambiente claro y esclarecedor que deja fuera de toda duda lo que el lujo moderno es.

El espacio rezuma esplendor, el que la historia le ha concedido a este privilegiado edificio frecuentado en su momento por las estrellas más rutilantes de la escena cinematográfica y de todos los ámbitos.

El menú, donde Quique Dacosta nos da a elegir entre Tradicional y Contemporáneo, es una cascada de platos sin solución de continuidad donde el wow es la sensación que atraviesa cada bocado. Así, los distintos platos se van sucediendo como en una especie de ensueño que te deja el tiempo suficiente para despertar hasta volver a soñar con el siguiente ofrecimiento. Y todo maridado magistralmente con unos caldos perfectamente elegidos de entre los más excepcionales.

La puesta en escena es didáctica, elegante y cercana, sobre todo en su aparición con el carrito del caviar, un recorrido por huevas de esturión con origen en los ríos soviéticos. Imposible mencionar cada delicia porque todas lo son, pero nos permitimos poner el acento especialmente en la gamba roja de Denia, las ostras sobre emulsión de tomate o el arroz arbóreo de Colmenillas.

Nos pellizcamos para salir porque hay que seguir viviendo y nos despedimos con una recomendación: si podéis, no os lo perdáis. No es una experiencia, es la experiencia.

 

Carlos Sánchez

Imágenes: Cortesía de los establecimientos. 

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