Qué tontos somos, todo el día queriendo obtener el beneplácito del resto como si creyéramos que el respeto y la admiración se resume en la obtención de la alabanza ajena. Como si resultara que no somos nadie si no conseguimos estar en boca de todos, como si fuera lo más importante…
A mi parecer estamos muy obsesionados con el éxito, con la felicidad, con convertirnos en estrellas de películas de final feliz y personajes de comedias románticas, estamos muy obcecados con parecer grandes por fuera, sin atender en lo infinitamente pequeños que a veces somos por dentro. ¿Qué tiene de malo mostrar nuestra cara menos amable? ¿Quién se considera feliz por encima de todas las cosas, sin horas bajas, sin pretensiones y sin ápice de orgullo?
No me creo las vidas perfectas, no me llevo bien con las personas puramente neutras, creo que todas ellas en el fondo guardan demasiados secretos que no desvelan y que enmascaran con dosis de felicidad maquillada. Y eso es tan falso…Quizás les envidie, por qué no, pero yo me encuentro más cómoda rodeada de gente que se pregunta cosas, que se revela, que sufre y que se conoce muy bien por dentro, tanto, que no teme en mostrarse completamente puro, con sus miedos, sus desidias, sus dolores, sus desvaríos, sus promesas incumplidas, sus mierdas, sus acciones y sus aprendizajes.
Las personas somos collages de emociones, somos un montón de cosas desorganizadas en cuerpos blanditos, somos cabezas que sienten y que viven y que se quejan, por qué no quejarse.
Somos todo eso que nadie debería saber, pero lo somos, y qué tiene de malo.
Nadie debería cambiar por nadie, aprender y pulirse sí, porque nadie es perfecto y podemos definir nuestros errores para darnos una vuelta de tuerca, pero no cambiar. Cada uno somos como somos, con nuestras cosas… y qué más da. Nos tienen que querer así. ¿Qué beneficio se obtiene al intentar convencer al resto de que somos algo que el fondo no es así? ¿Sabes el esfuerzo que conlleva andar todo el día midiendo lo que se dice, lo que se hace? ¿Quieres vivir toda tu vida atendiendo a tu imagen proyectada o realmente quieres vivir tu vida?
Es cierto que a todos nos gusta mostrarnos amables, que todos seguimos patrones que nos agradan y que quizás poseamos un “alter ego” que nos anime a evadirnos un poco de la realidad e incluso nos de fuerza para afrontar cada día, eso es hermoso y real, pero no por ello debemos olvidarnos de nosotros mismos. La clave es no obsesionarse con nuestra imagen proyectada, seguro que encontraremos a alguien a quien le agrade todo ese conjunto de rarezas que somos, pero de manera natural, sin forzarnos, sin ahogarnos, fluyendo libremente.
Así que no nos obsesionemos, permitámonos ser con todas las formas que queramos, con todas las experiencias que pretendamos vivir, con todas nuestras cosas, puros, con ganas, con fuerza y sobre todo, con esa característica subyacente tan hermosa que nos define, la nuestra, la que nos desgarra, la que nos hace ser NOSOTROS por encima de todas las cosas.
Alejandra Remon – @alejandraremon
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