Richard Burton, el que se dice que fue el amor verdadero de Elizabeth Taylor lo tenía claro, “Yo introduje a Liz en la cerveza, ella me introdujo en Bulgari”. Y es que esta gran marca de joyería italiana ha sido el fetiche de grandes actores y actrices de Hollywood desde la brillante época de la Dolce Vita, hasta nuestros días. Audrey Hepburn, Ingrid Bergman o Naomi Watts en la última gala de los
Oscars, no han podido resistirse a lucir las joyas de la casa italiana como las que hemos podido ver en su exposición
SERPENTIform de Roma.
¿Y qué es Bulgari sin su más preciada insignia? Hablamos por supuesto de la serpiente, el símbolo que ha acompañado a la Maison desde los años cuarenta. Las primeras piezas reptiles las encontramos en forma de relojes-brazalete con un sentido sobrio y estilizado, y que posteriormente en los años setenta, irán cobrando mayor realismo mediante la aplicación de esmaltes policromados, escamas de oro y ojos de zafiro o esmeralda.
En la actualidad el foco de atención se encuentra en la cabeza del animal. Ya sea de nuevo en relojes o en opulentos collares, no hay suficientes diamantes para expresar el magnetismo y la fuerza de la serpiente...
Emblema de trasformación, seducción e incluso fertilidad y fortuna, la serpiente ha sido muy utilizada a lo largo de la historia del arte. Un repaso de esto lo encontramos actualmente en la exposición SERPENTIform, un proyecto de Bulgari en un marco incorporable: el Palazzo Braschi de Roma.
Esta muestra que recoge los mejores ejemplos del uso del motivo de este reptil desde la antigüedad pompeyana, hasta su presencia en obras de artistas contemporáneos como Niki de Saint Phalle, Keith Haring, Alexander Calder, Joan Miró, Paul Klee, Robert Mapplethorpe o Helmut Newton.
Pero sin duda, el punto fuerte del recorrido expositivo es la muestra de su aplicación en la moda y en la joyería.
Y es que podemos encontrar tanto la túnica diseñada por Stefano Nicolao y Shizuko Omachi para la ópera Nabucco en 1996, como el vestuario original que lució Elizabeth Taylor en la película
Cleopatra (1963) y, por supuesto finalmente, la evolución de este icono en la joyería Bulgari.
Durante la visita a esta exposición, muy asequible y de las que no agotan pareciendo interminables, se percibe el rico diálogo entre arte y moda. Algo que en Italia está a la orden del día pero que en España nos cuesta relacionar, a pesar de que tenemos algunas de las figuras que más han marcado la alta costura internacional.
En definitiva, la moda y la joyería son artes. Y al igual que tener un Calder en nuestro salón, todas querríamos un collar serpiente de Bulgari en nuestro joyero.
Sandra Gracia Melero - @SandraLempicka
También te puede interesar