Comienza la temporada alta de festivales. Si no asistes al menos a uno, probablemente tu vida social penda de un hilo. Aquí unos cuantos ejemplos en forma de gif del festival tipo (vamos, el Primavera Sound) y cómo lo vivimos los adictos a la música... Tienes las entradas desde hace un año Llegó el momento. Llevas 362 días esperando. Ya te sabes el cartel de memoria desde hace un par de meses y de camino al festival tienes las expectativas por las nubes... Vuelves a terreno conocido y te sientes un rey por tres días. Tu Xanadu personal (y el de miles y miles) está a punto de comenzar. Te pierdes conciertos caminando La distancia entre escenarios que terminas recorriendo al día es aproximadamente media España. Y para colmo de males algunos artistas (casualmente los que más te interesan) se superponen. Tu melomanía te convierte en un auténtico Marathon Man. Te curras tu look festivalero El look festivalero es cómodo, te hace sentir seguro y es cool a más no poder. El único problema es que quieres vestir así todo el tiempo y parecer recién llegado de Coachella a tu entrevista de trabajo puede que sea un pelín contraproducente. El eterno buscador de amigos Los festivales tienen una particularidad: Te cruzas todo el tiempo con gente que no quieres ver pero, a tus amigos los modernos que se fueron a ver el concierto raruno de turno, no los vuelves a ver nunca más. Es genial ese momento en que todo el mundo levanta el móvil intentando conseguir señal y creyéndose el faro que guía en la tempestad. La vuelta al curro Y después de 3 días repletos de aventuras, malas comidas, millones de cervezas y más horas aún sin dormir, toca volver a casa (y al curro) El domingo miles de zombies se reparten por toda la península con el móvil lleno de fotos y con la promesa de volver el próximo año.     Martín Milone - @MartinMilone

También te puede interesar