El verano invita a comerse el mundo. Seguimos al pie de la letra esta afirmación y, como
foodies empedernidos que somos, sentimos esa atracción sin límites por descubrir sitios nuevos en los que podamos dar rienda suelta a nuestros sentidos. ¿Nuestro objetivo? Regalar a nuestros exigentes paladares experiencias inolvidables a través de gastronomía de todas partes del mundo... sin salir de la capital. ¿Cómo conseguirlo? A través de esta selección de restaurantes de Madrid que debes probar:
Fismuler (Sagasta, 29)
Lo sencillo, si bueno, dos veces bueno. Con esta premisa por bandera,
Fismuler realiza una oda a la calidad y a un estilo sin convencionalismos en el que la naturalidad reina sobre todas las cosas.
Un local de estética desenfadada con hormigón como elemento principal en el que confluyen paredes desnudas y mesas sin vestir, rehuyendo así de elementos que recarguen y centrándose en lo que de verdad importa.
Se trata de una invitación a todas luces a sentirse como en casa y a disfrutar de la filosofía
slow food.
Su oferta gastronómica encuentra inspiración en las nuevas corrientes culinarias del norte de Europa con una propuesta dinámica basada en cocina de mercado que emplea productos naturales y de kilómetro cero. Tras La Ancha, Las Tortillas de Gabino, La Gabinoteca y Tatel; Nino Redruello y Patxi Zumárraga toman las riendas de los fogones de este nuevo proyecto, convirtiendo a este restaurante en un
must de la capital.
¿Los imprescindibles? Destacamos su paté de campaña, los garbanzos salteados con ternera y cigalitas, la lubina confitada y el delicioso
steak tartar. Como colofón a una comida 10, una tarta de queso muy especial.
Ya tenemos reserva para este fin de semana.
Ronda 14 (General Oráa, 25)
Su nombre bien podría hacernos pensar en una propuesta
gastro de raíces andaluzas, pero no, nada que ver. El restaurante de cocina fusión japo-andina del cocinero peruano Mario Céspedes y su mujer Conchi Álvarez ha aterrizado en Madrid tras la apertura de este primer local hace cinco años en tierras asturianas.
Una segunda casa para un restaurante que es sinónimo de sorpresa: una cocina fusión de raíces exóticas con guiños al recetario astur que nos garantiza una experiencia gustativa de tendencia y transgresión.
Juego y atrevimiento con propuestas como la
gyosa de anticucho (elaborada con corazón de ternera marinada) o el rollito de
pitu caleya (con oreja de cerdo). Platos fríos como el ceviche de xarda con calamar rebozado, la ostra acevichada con jalapeño o el roll de mar y montaña con langostino y carne roja son todo un clásico.
Además, los amantes del vino estamos de enhorabuena gracias a su cuidada selección de ediciones limitadas de bodegas que cultivan sus propios viñedos.
Tampoco nos perdemos sus cócteles ni la oportunidad de ver al equipo trabajar en directo en su
raw bar…
Yummy in my tummy
ENSO SUSHI (Paseo de la Castellana, 15)
Antonio Bernal, profesional del atún rojo fuertemente vinculado con el imaginario japonés, ha plasmado su pasión por esta cultura gastronómica en un restaurante en el que diseño y calidad se dan la mano y comparten protagonismo.
Un extenso y amplio conocimiento en la materia ha hecho que la cabeza visible de
Enso Sushi, antiguo proveedor de los mejores japoneses de la capital como Suntory o Kabuki, haya innovado en este campo al ser gran conocedor de la materia prima.
Más de veinte pescados frescos del Mediterráneo, congelados a -60º, se descongelan con agua de mar y se sirven sobre capa de gruesos cubos de hielo junto a salsa de soja casera, wasabi fresco rallado y hoja de shiso. Propuestas tradicionales y otras más transgresoras de fusión latina y mediterránea se mezclan con platos calientes elaborados en el
kamado, un horno cerámico de leña japonés que brinda toques ahumados a los platos.
Amantes de la comida asiática en general y del sushi en particular… esta es vuestra meca.
Du Liban (Calle Estafeta, 2. La Moraleja)
Seguro que no muchos de vosotros habéis tenido la maravillosa oportunidad de viajar a Líbano y descubrir su tesoro gastronómico. Pues bien, olvidaos del pasaporte, de maletas y de aviones y dejaos llevar por los sabores y aromas de una de las cocinas de Oriente Medio más desconocidas…
¿Dónde? En Du Liban, un restaurante con aura magnética y ambiente elegante firmado por el estudio Cousi.
Una cocina especiada donde los aromas y hierbas confluyen con cereales, legumbres y verduras dando como resultado laboriosas elaboraciones llenas de sabor. Damos rienda suelta a nuestros instintos más
gourmet de la mano de
hommous, moutabbal, mousaka libanesa y shawarma de pollo o ternera (el clásico sándwich de pita libanés para montar al gusto).
Un cuidado absoluto en técnica y elaboración que nos transporta a un terreno inexplorado hasta entonces. Nos encantan sus
shishas de tabaco de frutas, el colofón perfecto a una comida de lo más exótico sin salir de la capital.
Salmón Gurú (Echegaray, 21)
Una experiencia visual a todas luces (y nunca mejor dicho). Rótulos inundan un espacio llenándolo de color y transgresión. Diego Cabrera, el barman argentino tras esta obra de arte moderno hecho punto de encuentro y ocio, ha querido romper con lo obvio en la elección del espacio y la oferta del local. El
British Racing Green (color reglamentario en los coches de carreras de los años 20) convive con ilustraciones realizadas a mano por un joven artista gráfico en el próximo sitio de moda.
Cócteles clásicos a los que se les ha dado un
twist, cerveza propia,
carta negra con ediciones limitadas para los más sibaritas y marcas que no se comercializan en nuestro país junto con referencias que ya no se elaboran. Además, servicio
on the rocks en el que el destilado de whisky escocés se atempera con rocas frías para no aguarlo…
Combina esta amplia selección de bebidas con una carta de picoteo para compartir.
Ya tenemos lugar para la próxima quedada.
AtaClub (Velázquez, 150)
Un rompedor concepto de restauración que aúna elementos naturales con una cuidada gastronomía. Con ubicación semiescondida en los bajos de Velázquez, ofrece una cocina de alto nivel a precios muy competitivos.
César Rodríguez Hernández, discípulo de Abraham García, se encuentra a los fogones de una cocina de autor que aúna influencias vasca, catalana, andaluza y castellana.
Todos los platos se pueden compartir y, de entre todos ellos, destacamos el
huevo poché trufado sobre mouse de hongos (homenaje a Abraham García), el pan chino relleno de cochinita pibil, huevo de codorniz y farinato y lomo de cordero ahumado con aromas del Magreb. Su carta de vinos, muy recomendable y creada con el apoyo de Javier Gila, sumiller del dos estrellas Club Allard.
Redacción Vanidad
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