ESTRENAMOS SECCIÓN. Uno de nuestros diseñadores favoritos, Jorge Acuña, nos recomendará, periódicamente, sus lugares, prendas, planes... favoritos. Toma buena nota.
El año pasado surgió de la realización de un vestido de novia para una clienta desconocida, aquéllo que se da lugar en mi atelier en algunas ocasiones: una amistad.
Lucía Delibes quería un vestido poco pretencioso, fresco y con un barniz bohemio, por lo que nos decantamos por el georgette de seda y encargué a las superpalilleras de Camariñas la confección artesanal de entredoses y puntillas de algodón.
Lucía y su hoy marido,
Jacobo Corsini, tienen un gusto delicado, que se aleja del efectismo glitter, y se recrea en el encanto de la Provenza francesa, donde pasan algunas temporadas. Por ello, nadie mejor para organizar y decorar su boda que A-típica, empresa de las hermanas
Marina y Paola de Herrera, quienes diseñaron un montaje tan encantador como la pareja.
Comentábamos Paola y yo, en la apertura de la terraza del
Museo Reina Sofía hace unos días, que el éxito de un montaje o de un vestido radica, en gran parte, en la apariencia de naturalidad, lo que, paradójicamente, multiplica el trabajo considerablemente. Algunas veces, este esfuerzo se vuelve en contra de quienes trabajamos estos aspectos, porque la gente puede pensar: con un poco de esfuerzo, me curro mi evento by myself y me sale igual de bonito. Pues no. Me identifico con ellas porque nuestro trabajo se inspira en lo mismo: en quienes nos llaman, en sus ideales y en su gusto. Los servicios de
A-típica se ajustan al presupuesto y necesidades del cliente: te buscan una localización, te decoran una carpa, o se encargan sólo de las invitaciones. He estado en numerosos eventos de moda y empresas que se han gastado verdaderas fortunas en la organización de cóctels, cenas, presentaciones y fiestas, y tengo la seguridad de que hubiesen tenido más éxito colaborando con A-típica. ¿Cómo? Pregúntaselo a ellas:
www.a-tipica.com.
Montaje de A-tipica para la boda de Lucía Delibes
La semana pasada se inauguró en la
galería Antonio de Suñer, en
Madrid, la exposición
Superimposed del fotógrafo español, aunque ubicado en Londres,
Diego Portuondo. Me fascinaron especialmente sus fotografías de edificios con obras de arte superpuestas, que se desvirtuan para crear una nueva dimensión artística y personal. Un muro mutilado por los característicos "tajos" de Fontana, un encalado mallorquín que se vuelve orgánico con la pincelada densa de
Van Gogh, o la fachada de una iglesia grafiteada con el dripping de
Pollock. Creo profundamente en la inversión en arte de nuevas figuras y apuesto por Portuondo como valor en alza.
www.diegoportuondo.com
Y para los más profundos, hay un hallazgo que no quiero dejar de compartir.
Marisol Llavero www.menteysalud.net, una de las psicólogas más prestigiosas de nuestro país, realizará un curso sobre un temazo tan espinoso como apasionente, "El Perdón". Se plantea como un fin de semana lejos de la ciudad, donde se debatirá en grupo sobre sus limitaciones, sus consecuencias y sus diferentes facetas psicológicas y filosóficas. Ahí lo dejo.
Por
Jorge Acuña
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