Esta semana ha salido a la venta el último disco de la cantante
Alondra Bentley.
"The Garden Room" (Gran Derby Records) es el título que pone nombre a su tercer álbum de estudio: un compendio de 10 canciones que hablan, sobre todo, de su familia.
Alondra es un amor. Para aquellos que no la conozcáis, es una chica nacida en Lancaster (Inglaterra) de padre español y madre inglesa. Ahora está en Madrid pero vivió desde la infancia en Murcia y no sabéis el gusto que da oírle pronunciar en inglés cuando habla. Hace folk y le acompaña una banda magistral que toca instrumentos como el contrabajo, el banjo, el ukelele o la trompeta. Este conjunto es el que aporta el toque jazz a las canciones de los dos últimos largos de Alondra.
Ella es la dulzura personificada y le gusta hacer cosas artesanas, como los banderines de
patchwork que colgó el miércoles en el escenario para la presentación de su disco. Compone casi siempre la música antes que la letra:
"Sacar una melodía es algo muy intuitivo, que puede aparecer de repente. Sin embargo escribir una letra es un proceso mucho más racional." El formato que prefiere para escuchar música es el vinilo porque dice que le gusta el ritual de poner el disco y levantarse para darle la vuelta:
"es una forma de escuchar la música de verdad, me refiero a pararte y no hacer nada más que escucharla".
Dos días antes del concierto quedamos con ella en el Vips de Alcalá para hablar un poco sobre ella, los niños, el romanticismo, el nuevo disco y sus proyectos.
¿Notas una evolución en The Garden Room?
Ha habido una evolución no sólo a nivel personal y artístico sino a nivel de banda también. Los músicos que tocan en el disco son los mismos chicos que han estado conmigo desde el principio. Este disco es mucho más fiel a lo que te puedes encontrar en directo. El primer disco se hizo con colaboradores, cada canción la preparábamos con gente distinta, entonces a lo mejor no tenía la coherencia que tiene “The Garden Room”.
¿Qué tiene este disco de diferente respecto a los anteriores?
A nivel de estilo creo que tiene un sonido bastante más americano. Tiene influencias country y western. Nos grabó un músico de Nashville y de hecho el disco te transporta directamente allí o Arizona porque es un sonido muy característico. Luego también hay canciones que tienen batería y es la primera vez que la utilizo porque el primer disco era más sencillo, giraba más en torno a la idea de menos es más y ahí no cabía una batería.
¿Cómo afrontas un proyecto como el de componer canciones para la banda sonora de “Buscando a Eimish”? Te da vértigo, o ¿te enfrentas con decisión?
Con decisión porque me hace muchísima ilusión escribir para una película, meterme en el mundo del cine. Hay muchísimas personas en el proyecto. Es un proceso muy largo, desde que la directora de la peli me lo propuso en 2010 hasta que finalmente se ha acabado he pasado por momentos muy diferentes. Sí por mí fuera estaría todo el día componiendo música para películas, me encanta.
¿Cómo se compone para la banda sonora de una película?
Ayuda intentar empatizar e identificarte un poco con los personajes, sobre todo para querer contar algo significativo y que tenga más relación con él. Y como mi forma de escribir siempre ha sido muy visceral, muy intuitiva y muy honesta, en cierto modo siempre intento buscar cosas en común para al final no saber si hablo de mí o del personaje.
Das clases a niños, haces discos para niños, les cuentas cuentos y les das conciertos… ¿Por qué te gustan tanto?
Ellos se asombran por cualquier cosa, por pequeña que sea. Esa fascinación de descubrir cosas cotidianas por primera vez, creo que es una especie de lección a los adultos sobre lo bonito que estar vivo.
Ganas muchísimo en directo, ¿Alondra es para escucharla en sitios íntimos y pequeños o en festivales?
A mí como espectadora me gusta mucho sentir cercanía con quien está sobre el escenario y eso en festivales puede suceder pero es más complicado. No es el marco en el que un cantante puede ponerse a contarle cosas al público, hablarle literalmente… tiene una mecánica distinta y todo va mucho más rápido.
¿Qué es el romanticismo para ti?
Para mí el romanticismo es poder estar completamente tranquilo al lado de una persona. Confiar completamente, no tener ningún tipo de nervios con una persona.
¿Hay oscuridad en Alondra Bentley?
Sí, sí, mucha. Pero no me gusta que en mi música pese más lo dramático de mí o de cualquier persona. No creo que la música sea el diván del psicólogo o algo así. Me gusta ser muy sincera pero tampoco es que quiera contarle a nadie mis problemas. Me hace más ilusión compartir lo positivo.
¿Qué habrías hecho si no te hubieras dedicado a la música?
Cuando grabé el disco estaba estudiando Bellas Artes y me quedé en 4º. Y no me planteo retomar la carrera. Sí que es verdad que artes plásticas, cine, fotografía… me interesan muchísimo. Me veo dedicándome a otra disciplina pero no terminando la carrera.
Este miércoles Alondra ofreció uno de sus conciertos más divertidos. La cantante consiguió que todo el público se quedase con ganas de quedarse más tiempo con ella. ¿Sabéis esa sensación de estar sentado con vuestros amigos pasando un rato increíble y pensar en que no puedes ser más feliz y que no te hace falta nada más? Pues así fue el concierto. Sonaron canciones de su primer disco como "Giants are windmills", Sugarman" o "I feel alive" y de
It"s holidays!, el primer álbum que sacó con
Gran Derby en julio de este mismo año. Alondra no paraba de contar cosas entre canción y canción. Explicó que había hecho unas galletitas que había colocado en el puesto de merchandising. Luego dijo que era mentira pero que su tía le aconsejó que cuando invitase a amigos a una cena comprase la comida y luego dijese que la había hecho ella:
"Así siempre salen bien". Se escucharon muchas risas entre los asistentes. A ello también colaboró el padre de Alondra, que se encontraba por allí y que de vez en cuando le gritaba a su hija tras cantar:
"¡Qué canción tan preciosa, mi querida Alondrina!". Y lo decía con el sentimiento del mejor poeta. Hubo momentos emotivos también, especialmente cuando cantó "My sister and me" -con la que cerró el concierto-, "Motherhood" o "Don"t worry daddy". Durante esta última el padre paseó entre la primera fila emocionado. Un grande. Como su hija.
Marieta Zubeldia
También te puede interesar