Sin la necesidad de demostrar nada a nadie, simplemente, siendo como son, capaces de arrastrar a una buena legión de seguidores a base de carisma y talento. Ahora la música es cosa de chicas. Aunque parezca mentira, más aún viviendo en el siglo en el que vivimos (como tantas otras cosas, por qué no decirlo), aún hay quien, a la hora de asociar música y universo femenino (sobre las tablas, se entiende, más allá de fenómenos fan y de hordas de chiquillas con la cara pintada con las siglas de Justin Bieber), se queda en un reconfortante terreno donde las mujeres, o bien tocan una guitarra con languidez y cantan con voz angelical, o peor, son guerreras deslenguadas que berrean cabreadas y reniegan de todo estereotipo femenino. Es posible que "grupos de chicas" sea una de las expresiones más manidas dentro de la crítica musical, y, al mismo tiempo, de las más vacías. ¿Qué quiere decir "grupo de chicas"? Son chicas, sí, pero... ¿qué hacen? ¿lo hacen bien? ¿lo hacen mal? Porque la expresión "grupo de chicos" no se utiliza tanto... o directamente no existe ¿verdad? De un tiempo a esta parte, nuestra escena puede presumir (y de algún modo lo hace, aunque sea sutilmente) de tener una buena cantera de figuras femeninas que acaban con el rollo ese de que una chica solo aporta belleza, dulzura y delicadeza a un grupo de música. Mujeres con ideas que no necesitan recurrir al estereotipo ni tampoco cargárselo públicamente. Hacen música, y, lo que es más importante: lo que les da la real gana. Repasemos: Linda Mirada
Linda Mirada
Ana es de las personas a las que más rodea la música en todas sus vertientes. Trabaja en el mundo de la música, convive con ella y, no saturada con eso, además, la crea. Su amor por los sintes ya quedó patente en su álbum de debut "China es otra cultura", ese en el que salía en la portada junto a una amiga, despistando lo más grande al personal. Con "Con mi tiempo y el progreso", su segundo lanzamiento, hace hincapié en esos sintetizadores que tanto dice que le gustan, pero también pasa la reválida de lo que se intuían eran sus grandes bazas: letras de un costumbrismo sosegado, con cierto regusto naif (pero no inocente) y una inteligente personalidad muy distinta a lo que se nos tenía acostumbrados en proyectos de este tipo. Impagable el homenaje que hace a Eric Rohmer en el videoclip de "Secundario", sin duda el gran hit de su último álbum.   Solletico
Solletico
¿Se puede hablar de amor sin ser ñoño? ¿En serio? Si titulas uno de tus temas "Quiero que me pidas que me case contigo" y consigues no serlo, tienes todo nuestro respeto. Y si encimas rompes con el rollo de "tengo un grupo y soy una figura distante" para derrochar alegría, humildad y achuchabilidad en cada directo, además del respeto, te ganas nuestro corazón. Marta, Nausica y Mar (junto con Diego y Alberto) llevan la abrazabilidad y la sensibilidad de las canciones a otros niveles. Y eso nos gusta mucho.   Ariadna (Los Punsetes)
Los Punsetes
De Ariadna se ha hablado hasta la saciedad, más que de ella (que poco se sabe), de su actitud sobre los escenarios. Sin embargo, nunca está de más recordar que lo que esta chica consigue es, prácticamente, una proeza: salas llenas de gente coreando a voz en grito unas canciones que ella canta absolutamente impasible, sin establecer ningún tipo de aparente conexión con el respetable. Está claro que el éxito de Los Punsetes pertenece a todos y cada uno de los miembros del grupo, pero eso no quita para que la presencia de Ariadna, cómo defiende sin decir ni mu sus estilismos imposibles y su actitud distante pero centrada, hagan de ella una frontwoman absolutamente atípica y una de las figuras más fascinantes del panorama nacional. Doble Pletina
Doble Pletina
Otro grupo de mayoría femenina donde letras, arreglos y buen gusto se encuentran para nuestro deleite, dando lugar a una de las bandas más interesantes y con mayor proyección de la escena patria. "De lo concreto a lo general" es, sencillamente, un disco exquisito, fino, inteligente, sutil, y emocionante, donde el punto de vista no es ni masculino ni femenino sino dolorosamente universal. María Bernal

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