E
l cielo y el mar que cautivaron a Dalí rodean este pequeño hotel, cuya decoración incita al descanso y al relax. La tramontana invade su interior y lo llena de luz y colores marinos.
Con la vista y la mente puestas ya en el ansiado verano, hoy traemos un espacio que huele a mar. La brisa marina, o más bien el viento, nos arrastran hasta un enclave privilegiado de la Costa Brava como es Cadaqués para descubrir el hotel
Tramuntana. Su nombre es el del fuerte viento que sopla de norte en la costa. Cuando hay tramontana no se puede salir a navegar y conviene refugiarse en casa, a poder ser en una tan agradable y apacible como esta.
Los propietarios, Carles Quirch y Rosa Salles, decidieron convertir una antigua casa de la familia en este hotel acogedor y personal, que mantiene el espíritu de hogar. Para su proyecto, contaron con el estudio barcelonés
Intsight que se encargó del diseño de las zonas comunes y de la selección de mobiliario, además de realizar el estilismo de las fotografías. El viento fue el concepto inspirador; se nutrieron de sensaciones y sentimientos que les transmitían personas que conviven con la tramontana, y algunas de estas experiencias están reflejadas en las láminas que decoran las paredes del hotel.
Los muros, de un blanco purísimo, parecen haber sido acariciados y casi arañados por el viento. En el interior, sigue dominando esta claridad y los tonos naturales de la piedra, la madera de roble, el mimbre y el algodón de tapicerías y sábanas. Las concesiones de color son para los azules y verdes, como el mar y el cielo despejado tras el paso de la tramontana.
Gran parte del mobiliario del hotel es diseño propio del equipo de Intsight. Se combina con una amplia selección de piezas de los italianos Gervasoni, como la butaca de mimbre
Sweet 22, que recuerda a las redes de los pescadores. Reconocemos también la silla
AAC22 de la firma danesa Hay, o la silla
Belloch de la editora catalana Santa & Cole. El toque industrial lo aportan las lámparas tipo flexo de
Lampegras en paredes.
Todo en su conjunto transmite calma y relajación; el entorno hace el resto. Cadaqués y sus alrededores tienen la luz y la energía que enamoraron e inspiraron a Dalí. Un lugar ideal con el que soñar ahora que el verano y las vacaciones están cerca.
Inés Garp
Fotografías Mireia Rodríguez
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