La compositora y productora chilena, Javiera Mena, se toma un tiempo para hablar con Vanidad y contarnos sus últimas andanzas...
¿A dónde te diriges ahora mismo? Hoy toco en un festival muy variado, con artistas que van desde Juanes a Snoop Dogg y otras bandas más independientes. Luego, voy a Guadalajara, a entregarme a mi público mexicano, que lo amo.
Ese festival te va al pelo: tu música parte de un concepto comercial, pero siempre va un poquito más allá. Yo me siento muy identificada con el mainstream latino, pero lo que cambia es la manera de hacer las cosas. No quiero generalizar, pero muchas cantantes latinas son productos creados por productores. Yo también apunto al dance y al pop, como ellas, pero compongo la música en mi casa con mi laptop, escribo mis letras sobre mis experiencias y mis sensaciones, es mi artesanía, por eso me relacionan más con el rock. Sueno mainstream porque me gusta la canción popular, que en definitiva es una música hecha para las masas, pero además yo busco una intensidad en las letras, las armonías… Es una música de autor. La motivación principal es la propia música, mientras que en otros productos mainstream lo que hay detrás es un interés comercial muy grande.
Siempre has hecho música electrónica, pero “Otra Era” tiene un plus de energía, como si lo hubieras compuesto con más rabia. Sí, decidí que mi timbre sonara con más fuerza al cantar que en los discos anteriores. Además ahora uso sintetizadores de verdad, con más carne, antes usaba emuladores, pero ahora, por ejemplo, tengo un Moog, que es como el Mercedes-Benz de los sintetizadores. Y eso claro que se nota en el sonido final. https://youtu.be/NUCZG09ehLM
Antes salías al escenario con un bajo y un batería, como una pequeña banda. ¿Ahora serás tú sola con tus teclados? Sola no, porque ahora voy a incluir en mis shows a una coreógrafa española y unas cuantas bailarinas. Va a ser algo diferente. Si te refieres a si tocaré sin banda, en principio seremos yo y mi nave: mi computadora, algunos “sintes”, controladores midi, un par de efectos de voz… Y también haré mezclas entre canción y canción, como un dj pero sin la soledad del dj, porque siempre que viajo llevo conmigo a un buen equipo de gente.
Pero sí eres una compositora solitaria. Las canciones son tuyas desde que nace la primera idea hasta que se graban en el disco. Yo soy productora al 100%. La composición de música electrónica, como se hace con bombo, “loops” y sonidos, empieza desde el primer momento. Participo en todo el proceso, pero con la ayuda de mi productor, Cristián Heyne, que lleva conmigo desde que empecé. Los dos experimentamos en el estudio y él aporta el lado científico, cómo lograr un sonido más expansivo modificando la forma de la onda, por ejemplo.
Pero no es el único que ha aportado a tus canciones, ¿verdad? No, este disco lo ha mezclado Javier Garza, que ha trabajado para Ricky Martin, Jennifer López… Su punto de vista del pop de Miami le dio un tono más expansivo a las voces, ahí es donde se marca la diferencia con el sonido de los otros discos. Aparte de que por primera vez me he dado cuenta de que estaba cansada del pop americano y el europeo, llevaba toda mi vida escuchándolo y ya no me aportaba demasiado. De pronto me fijé en cosas maravillosas que se hacen en otras partes del mundo y que conocemos menos, como el Kizomba en África, que es como el reggaetón pero más melódico y elegante, muy sensual. También he escuchado mucha bachata este tiempo. Me obsesioné con la idea de no escuchar nada ni gringo ni europeo. Todo eso se nota en las nuevas canciones.
Has definido uno de tus temas como “canción callejera de sentimiento colectivo”. ¿Hay reivindicación en este disco? En todos lados a los que viajo hay descontento con el gobierno, las empresas, etc. Eso lo quería reflejar, pero también la fuerza que adquiere ese descontento cuando todos nos ponemos de acuerdo y tenemos un sentimiento de comunión.
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De muchos, y de todos lo colores. Al final pasa en todas partes, allí o en Latinoamérica. Un amigo me decía: “Lo único en lo que creo es en la música, hoy en día es difícil creer en otro poder, y menos aún en el que nos gobierna”. Pues bien: eso es justo lo que quería transmitir en mi último álbum.
Por Luis Meyer Fotografía Icíar J. Carrasco