Marquitos, como se hace llamar el artista madrileño, recibe a Vanidad para charlar acerca de su nuevo proyecto «SELF-WAR VETERANS», pero también sobre cómo es crecer en Parla y sus concepciones sobre Dios y el amor. No te lo pierdas:

¿En qué crees que moldeó a Marcos como persona el crecer en el barrio en donde creciste? ¿Y cómo artista?

Siempre me han preguntado que si creo haber nacido en el sitio equivocado porque me he influenciado mucho de fuera, pero creo que he nacido en el sitio en el que debía nacer. Tengo muchas cosas por hacer aquí. Una de ellas es cambiar un poco la imagen que se tiene del hombre en la música y que la gente vea una versión masculina de rapero sensible, que por cómo está el mundo se opaca y se deja en el cajón de atrás. Quiero que mis letras entren de primeras como si estuviese teniendo una conversación contigo.

Como artista, me ha influido toda la cultura española, el flamenco, el haber crecido entre Andalucía y Parla, la escena madrileña o ir a escuchar metal y meterme en moshpits. 

En tus comienzos, ¿qué artistas o productores te inspiraban más?

La música de Michael Jackson, Linkin Park o Queen, entre otros. Me fascinaba cómo experimentaban con nuevas cosas y cómo la discográfica no les apoyaba al principio hasta que la gente lo reconocía.

También Kanye West, Pharrel, Rihanna, Black Eyed Peas o Coldplay, todo esto no entendiendo nada de las letras. A nivel composición no tengo tantas influencias, pero sí que he escuchado mucho a Estopa, C.Tangana o Jorge Drexler. 

He estado escuchando recientemente tu primer trabajo, «Serendipia». Desde el minuto uno de tu carrera te has salido del camino de rapero/cantante urbano promedio. ¿Cómo recuerdas ese proceso de encontrar tu sonido en tus comienzos? 

Es un disco que estaba haciendo mientras estudiaba algo que no me gustaba nada, era mi vía de escape. Yo iba muy a mi bola y era muy diferente a la gente de mis grupos de amigos, y hay veces que sufría mucho por ello. Es un álbum que está bien y eso es parte de mí, pero si hubiese tenido más cabeza en ese momento igual no lo hubiese sacado...

No vuelves a sacar un proyecto hasta 2021. Tan solo hay 10 canciones tuyas del 2016 hasta el lanzamiento de «4x4», donde vuelves con una energía renovada y un sonido mucho más tuyo. ¿Qué viviste artísticamente y cómo persona durante esos años para derivar en este álbum? 

Ahí hay una trampa. Había un disco entremedias pero lo quitamos. Cuando eres pequeño cometes muchos errores y yo firmé con una manager que ha desaparecido y ahora por ejemplo no puedo quitar «Serendipia» de plataformas, porque es algo que ahora mismo no tendría ahí.

También durante esa época firmé con un sello por dos canciones por 500 euros y se llevaron el 85% de mi obra... 

En 2021 también sale uno de tus registros más queridos por el público con una artista que curiosamente estrena disco en breves. ¿Cómo fue juntarte con Judeline, ya no solo para «Nueva en la Ciudad», sino también para componer su EP «de la luz»?

Muy guay porque ella es una artistaza. Estos temas se hicieron en una especie de campamento base en un estudio de Gabriel Sarlo, que actualmente es el director de Rimas en España y es muy amigo. Yo empecé a hacer producciones ahí por el publishing y este señor se enamoró de mí, yo de él... hasta me dejó la llave del estudio. Fue un máster para todos de cómo hacer música. 

El tratamiento de tu voz o tu registro cambió notablemente en «Blindao», pero no es de ese cambio del que quiero hablar. El otro día en tu listening party de definiste como una persona muy intensa, y yo personalmente noto que Marcos sale más que ODDLIQUOR desde que sacaste «Blindao», ¿es cierto?

Empecé a hacer un montón de producciones con Marc Seguí, Natalia Lacunza, Alba Reche, Nathy Peluso… Y cuando encontré el momento perfecto para comenzar con lo que empecé, que era ser artista, dije, hasta aquí. Me quedé con 5 euros en la cuenta y le tuve que pedir 300 euros a mi prima, que me los dio, y con eso tiré. Me encerré en un estudio pequeñito a hacer «Blindao» desde mi voz, desde mi corazón y desde lo que yo quería hacer como artista. 

¿No te preocupaba la etiqueta impuesta de productor como le pasó a Kanye en sus inicios?

Yo también iba como Kanye por los sellos presentando mi música y me felicitaban por ella y después me pedían producciones. Estoy harto de regalar mi energía a la gente.

Ya había conseguido mi segundo adelanto y solo hacía lo que me daba mucha ilusión, lo que me daba dinero y mi proyecto personal. Me daba cero complejo porque yo ya era artista y mis métodos de hacer música para los demás habían sido siempre de artista. Cuando me di la vuelta a todas esas cosas a nadie le sorprendió, además volví con un EP muy bueno escribiendo cosas muy fuertes.

Hablemos de tu último proyecto. ¿De dónde viene el nombre de «SELF-WAR VETERANS»? 

De las guerras internas. Dos veteranos de diferentes guerras que nos hemos enamorado y los dos llevamos una mochila y cosas que sanar y de eso habla el EP, de sus diferentes etapas y de esos 6 meses que pasamos.

¿Cuál es la concepción de amor que busca mostrar el EP?

El amor lo es todo. A ti mismo, que es lo principal, luego el amor a lo que haces, el amor a tus padres, a tu pareja… Se dice mucho «te amo» o «te quiero» a la ligera, y se le quita el valor a la palabra amor. Es una mezcla de serenidad, de paz, entre otras sensaciones. Creo que hoy en día hay muy poca esperanza en el amor porque lo buscamos muy desesperadamente y no se para a pensar de qué está hecho. 

También por eso me hace mucha ilusión que haya chavales jóvenes escuchando mi música, porque van a crecer escuchando sobre amor y no sobre drogas o pistolas. Yo he vivido situaciones como las que hablan ellos por el barrio en el que he crecido pero creo que no hay que romantizarlo. He preferido hablar de lo feliz que estoy con mi gato antes que de experiencias así.  

También hay mucho gospel en él, cuéntanos un poco la historia detrás de esto...

Todo viene de papá Kanye, que siempre está presente. El año pasado me fui con mi chica a Nueva York. Ella tiene un tío ahí y tuvimos la suerte de experimentar el gospel en Harlem. Había un coro de niños cantando gratis. Los veía mirando para arriba mirando la hora de acabar, como que no les importaba mucho, pero aún así lo llevaban dentro y me puse a llorar.

El gospel tiene algo bonito que te hace tirar para adelante todo el rato incluso en las peores situaciones.

¿Qué lugar ocupa la figura de Dios en ti en lo que haces?  

No es tanto Dios, es más la meditación. Para mí rezar es sentarte unos minutos a conectar contigo, agradecer lo que tienes y reflexionar sobre tus problemas. Es más un proceso de encontrar la espiritualidad en mí mismo, de tener una fe ciega. A veces creo en Dios, a veces creo en el universo y otras en mí mismo. Creo que siempre hay que tener fe en algo que está fuera de tu alcance.  

Hubo un momentazo precioso en la escucha del disco donde subiste a tus amigos y tu familia. ¿En qué han influido y ayudado al desarrollo tanto de ODDLIQUOR como del proyecto? 

En todo, he tenido una suerte que ni yo me la creo. Al principio les cuesta, porque te ven haciendo ruidos en la habitación y tampoco le dan importancia, pero cuando empiezan a ver que te llaman para cosas, lo tienen más en cuenta.

Siempre han querido que yo sea feliz y que haga las cosas por ilusión. Me acuerdo que yo no ganaba nada de dinero en donde trabajaba y pidieron un préstamo para que tuviera el mejor equipo posible. Mi familia es Marquitos también, la empresa somos todos.

 

Texto: Dani Curbelo @ssaintdanii

Fotografía: Luis Rubiera @rubiera

También te puede interesar