Al mismo tiempo han añadido un edificio de factura brutalista que, curiosamente, produce un contrapeso visual que encontramos atrayente y de lo más acertado. Conformado a modo de retícula, los grandes ventanales de su sencilla fachada permiten una visión panorámica frontal de todo el océano a la vez que podemos oler a mar desde sus terrazas, lo que nos lo acerca a él aún más.

La zona donde se ubica es Foz, a las afueras de Oporto, y es la distancia perfecta para poder gozar de la tranquilidad que nos brinda este barrio señorial de la ciudad y, al mismo tiempo, acercarnos a pasear por el casco viejo (que nunca deja indiferente) y caminar por sus empinadas calles. También asomarnos a alguno de los precipicios que brindan vistas sin parangón desde casi cualquier hueco donde podamos asomar la cabeza para entrever esta amalgama de colores diseminada en una volumetría tan caprichosa como impactante.

Además, si queremos acercarnos al centro, el hotel ofrece un servicio de taxi gratuito que te lleva y te recoge cuando tú le indiques a través de su cuenta de WhatsApp. Todo un detalle que nos agrada, pues demuestra el esmero que el establecimiento pone para cuidar a sus clientes y recibirles con calidad y calidez.

Otro de los detalles que se suma a este servicio majestuoso, es ofrecer la posibilidad de servir todas las comidas, desde el desayuno hasta la cena, en la habitación sin coste alguno. Cosa de agradecer en los tiempos difíciles que estamos viviendo y un esfuerzo por parte de la compañía para intentar minimizar los efectos de esta pandemia.

Deambular por sus estancias decimonónicas es asistir a una guía de estilo de lo que fue el final del siglo XIX, pudiendo encontrar arañas de cristal de roca, cristales tallados y esmerilados, puertas macizas, techos altos decorados profusamente con escayolas o suelos de pino natural conviviendo con baldosas hidráulicas.

La antigua sala de baile es un perfecto ejemplo de lo que acabamos de explicar, aderezada con una lámpara gigante estilo Sputnik que hace las delicias de nuestros ojos por lo atrevida, inmensa y adecuada que es, comulgando a la perfección con toda la sala e invadiéndola casi por completo. Eso sí, sin quitarle ni un ápice de protagonismo.

Mención especial merece también el bar, que nos permite disfrutar de unas vistas sublimes con una bebida mientras charlamos animadamente.

Otro de los puntos fuertes de este gran hotel es su maravilloso spa. En torno a una piscina enteramente revestida de onix, se reparten las cabinas que ofrecen tratamientos muy cuidados. Nosotros elegimos hacernos un facial con productos naturales de CODAGE Paris y quedamos más que satisfechos. Realmente recomendable.

No queremos olvidarnos del bien pensado paisajismo, protagonista por derecho propio del espacio que ocupa. Realmente una lección de sobriedad y buen gusto al servicio de las formas y necesidades del propio hotel como la entrada o el parking, que queda perfectamente oculto como si de una grieta abierta se tratara.

¿DÓNDE IR?

Museo de Serralves. Un must para cualquier amante del arte y la belleza. No solo sus salas están llenas de obras interesantes, sino que su jardín es un espacio digno de ver (y vivir). Además, ahora ofrece una actividad que se llama Tree Top Walkm que consiste en andar por una pasarela situada encima de los árboles. Fantástico.

Casa de Arquitectura. Aquí podréis encontrar toda la obra de Souto de Moura, la nacional y la internacional. Además organizan visitas arquitectónicas guiadas. Más que interesante para cualquier amante de la arquitectura.

Casa da Música. Con visita guiada donde te explican durante una hora las interioridades de su construcción a cargo de Rem Koolhsas, y todas las dificultades que hubo que atravesar hasta poder verlo construido.

Paseo en barco al atardecer. Por el río Duero hacia el mar (si no está demasiado revuelto). Es una actividad que pudimos disfrutar y damos fe que es fantástica. La puedes contratar en el mismo hotel. No te la pierdas.

¿DÓNDE COMER?

Flor de Lis. Su comida portuguesa elaborada nunca decepciona.

Vila Foz. Es un Fine Dining que se centra en pescados y mariscos junto con menús degustación y un servicio muy personalizado; todo enmarcado con una decoración soberbia donde te sorprenderá la lámpara que diseñó Nini Andrade Da Silva.

Matosinhos. La ciudad portuguesa es considerada como el World Best Fish por la tradición que tiene de pescado, sobre todo grill. Encontrareis varios restaurantes, nosotros os recomendamos Gaveto y Tito ll.

Casa Vasco. Especializada en petiscos. Un restaurante pequeño para tapear.

Casa de Chá da Boa Nova. Con la firma de Siza Vieira, está situado encima de una roca con unas vistas excelentes al mar. Tiene estrella Michelín.

Wish. Ubicado en la parte vieja de Foz, es un restaurante de lo más trendy con sushi y distintos arroces y pescados.

¿DÓNDE BEBER?

Casa de Luz. Actual, donde puedes comer bien y sobre todo, tomar una copa. Lleva años siendo moderno.

Bonaparte. Puedes encontrar cocktails clásicos en un ambiente local refinado. Para todas las edades. Pídete un Prego, es muy autóctono.

¿DÓNDE COMPRAR?

Fashion Clinic. Una tienda de lo más exclusiva donde podrás encontrar todas las marcas internacionales que te puedas imaginar.

Pequeñas tiendas en el Foz Viejo, donde encontrarás de todo. Date un paseo y verás el pulso local latir.

Tavi. Una pastelería que no te debes perder. Pide los pasteles de nata, no te defraudarán.

Lameirinho. Tienen la mejor ropa de cama de todo Portugal. Les fabrican las sábanas a Ralph Lauren e incluso a Philippe Starck (por algo será). Su calidad es inmejorable, así que no te vayas del país sin su producto estrella. Aunque también se pueden comprar por internet, lo agradecerás cuando duermas en tu propia cama. 

Esperamos que puedas venir pronto a este maravilloso país (y te puedas alojar en este maravilloso hotel). Nuestro agradecimiento particular a Renovatio Luxury por habernos traído hasta aquí con su Aston Martin. La experiencia no podía haber sido más completa.

 

Carlos Sánchez

Imágenes: Cortesía de Hotel Vila Foz