Los hoteles que componen esta filosofía ofrecen ayuntar el cuidado de uno mismo, por dentro y por fuera, acallando el ruido al que estamos acostumbrados (tanto externo como interno) sin perder un ápice de glamour o bienestar, ofreciendo una experiencia que bien merece la pena vivir al menos una vez en la vida, o muchas más si puedes permitírtelo...  

Visitamos el hotel SHA Wellness Clinic, emblemático por ser pionero y por la calidad de sus tratamientos, su forma de comer o de aprender a vivir con nuevas pautas saludables.

La idea de este resort, que se compone de 60 suites y 11 residencias con más de 200 empleados que se ocupan de un máximo de 140 huéspedes, comenzó cuando su fundador, Alfredo Bataller, aquejado por una dolencia grave y tras visitar a muchos y variados especialistas, mejoró considerablemente después de seguir una dieta macrobiótica y algunas otras pautas que le indicaron hasta el punto de curarse por completo. 

Como agradecimiento, decidió expandir esta forma de sanación que une Oriente con Occidente en sus vertientes más reconocidas para conseguir una mejora exponencial en la lucha contra algunos problemas de salud que aquejan al hombre del siglo XXI. Comenzó en el terreno de su propiedad donde veraneaba la familia, situado a unos 10 km de Altea y a otros 10 km de la bulliciosa Benidorm, donde se goza de un clima privilegiado durante todo el año.

Para ello construyó un edificio blanco, su color corporativo, en cascada de terrazas que vierten la sorpresa de sus clientes hacia el mar, recibiendo como regalo unas vistas sin obstáculos que hacen las delicias de todo el que se hospeda allí.

Llegamos a la estación de AVE Alicante y un flamante Mercedes blanco, al lado de su impoluto chofer, nos da la bienvenida y nos enfila hacia esa montaña blanca que corona un monte de L’Albir y que sirve como señuelo desde lo lejos para atraer a un público internacional que no para de llegar.

La bienvenida es caluroso y sincera. Embebidos ya por el blanco y el cristal como seña de identidad de la pureza de su intención primigenia, tenemos antes de entrar una cita con una enfermera que nos hará una prueba para diagnosticar que somos negativos en la tan extendida COVID-19.

Justo después nos vemos con otro enfermero que pondrá en orden nuestras ideas sobre el objetivo de la estancia, las estructurará y repartirá entre sus compañeros sanitarios para que todos estén al tanto de nuestro estado de salud actual y creen una estrategia para conseguir lo que nos hayamos propuesto. Posteriormente, pasamos al despacho de una doctora, quien empieza a filtrar informes que traigamos y a sugerir nuevos estudios para completar la información que nos permita mejorar.

Inmediatamente se pone en marcha toda una maquinaria que, como un reloj suizo, opera sin que apenas lo notes pero que produce vértigo por la riada de información sobre el programa que te acaban de preparar y que tienen que ultimar/matizar contigo (por lo cual se tiene en cuenta el tiempo que vas a pasar en el establecimiento).

Porque aquí se viene con una finalidad concreta, como perder peso, rejuvenecer, aliviar problemas gástricos o del sueño... y para concluir con éxito, son serios y rigurosos desde el planteamiento hasta la ejecución. En la App ShaWelllness, que te descargas antes de llegar en tu teléfono, tienes una agenda y desde ahí puedes hacer las peticiones o modificaciones que desees. ¡Más sencillo y operativo imposible!

La nutricionista es el siguiente paso, porque todo está interconectado, todos los terapeutas saben lo que estás viviendo y aúnan esfuerzos para conseguir resultados.

Es cierto que la comida al principio nos sorprende, pero a bien. Nos damos cuenta de que se puede comer de una forma vegetariana y macrobiótica con un sabor excelente y una presentación impecable.

Nos empieza a gustar la sensación de salud que rodea todo el acto de comer y lo bien planificado que está para tus intereses biológicos. No deja de maravillarnos que cada uno de nosotros tenga un menú específico, concreto y adaptado que le es servido con un cuidado extremo y una atención personalizada por el camarero a su cargo.

Un auténtico misterio saber cómo lo hacen con tanta precisión, ya que los platos llevan múltiples ingredientes con distintas cocciones y una presentación más que cuidada que te abre a un nuevo mundo de posibilidades culinarias que, además de encantarte, harán de medicamentos naturales para que tu cuerpo se regule y se aplaquen tus dolencias.

Asistimos a una clase de cocina y el chef, desde la cercanía, la superación y el conocimiento adquirido, nos ilustra con una ristra de alimentos de los que no habíamos oído hablar jamás y que, al parecer, contienen oligoelementos esenciales para nuestro organismo. Preparamos unas barritas energéticas con productos saludables que nos encantan (y lo repetiremos en casa).

También aprendemos a sustituir cualquier tipo de azúcar por melaza de arroz, que sabe igual que la miel, o el kuzu, que se cuece con zumo de manzana y tiene unos efectos más beneficiosos que la aspirina. Es mucho el conocimiento que han ido atesorando durante estos años de trabajo y de investigación. Una buena parte de su sabiduría la han recopilado en su libro de recetas, un must en lectura y aplicación.

Los tratamientos son tantos y tan variados que necesitaríamos un mes para poder disfrutarlos todos. Nosotros probamos el masaje de tejido profundo y otro detox, así como nuestro acercamiento al Indiba corporal y facial, el cual nos sorprendió porque con radiofrecuencia y sin dañar los tejidos, logra liquidificar la grasa y drenarla para hacer que la expulsemos por la orina o el sudor, reafirmando la piel al mismo tiempo. Y realmente se nota.

Si lo sumas a la sesión de acupuntura y a la cura hidroenergética, te das cuenta de que el poder gozar de un templo para la salud como este, es realmente una inversión de futuro (y de presente). 

En este caso concreto, no escribimos sobre dónde ir, dónde comer, dónde beber o qué  comprar y es que esta isla para el bienestar es una burbuja en sí misma que hay que disfrutar plenamente durante todo el tiempo que paséis en ella. Por tanto, todo lo demás nos parece despistarse de la finalidad fundamental a la hora de venir aquí, que es reencontrarse, reequilibrarse y volver a la vida cotidiana habiendo aprendido nuevos hábitos saludables que nos ayudarán a conducirnos por la vida de una forma más cuidada y más feliz. Si tenéis la oportunidad, no os lo perdáis.

 

Carlos Sánchez

Imágenes: Cortesía del hotel SHA Wellness Clinic