Esta vez elegimos el hotel L'AND Vineyard para descubrir una zona más poblada que las otras veces, cuando visitamos São Lourenço do Barrocal o Dá Licença. Allí nos encontrarnos con un modelo de hotel que incluye villas privadas que se alquilan (también) como parte del complejo y que consta de un edificio central firmado por Promontorio Architects, junto a diez sky view suites como parte primigenia del proyecto.

El edificio principal alberga, a parte de la bodega propia de la casa, la recepción, un bar restaurante y el comedor principal que se asoma, sin tapujos, al lago artificial que tiene enfrente y a la silueta del cercano pueblo de Montemor-o-novo a través de unos generosos ventanales.

El edificio facetado nos ofrece una caprichosa visión desde el exterior, confiriéndole ingravidez y dinamismo a pesar de ser un bloque monolítico. Esto se consigue con pliegues bien dispuestos que permiten la privacidad cuidándose, al mismo tiempo, de no perder las vistas.

El spa, situado en la planta baja, consta de piscina y sauna, y transmite una sensación de bienestar y calma gracias a sus paredes oscuras y su iluminación bien estudiada, que te hace olvidar que tienes que volver a la realidad. Te quedarías relajado en sus tumbonas todo el día.

Los paramentos que apuntan al suelo sin llegar a tocarlo, nos permiten la privacidad necesaria, al mismo tiempo que recogen las mejores vistas de la piscina exterior, los viñedos y el pueblo cercano. Los tratamientos que ofrecen son dignos de resaltar, en especial el Deep Relaxation.

Toda la decoración fue encargada en 2011 a Marcio Kogan, gran arquitecto brasileño y responsable de algunas de las villas más impresionantes de aquel país. Kogan creó un universo de calma en las habitaciones, con colores oscuros en el suelo a base de lascas negras y maderas, y listones verticales a modo de una segunda piel del habitáculo en paredes. 

Además, salpica todo el amplio espacio con mobiliario creado ex profeso que se adapta muy bien a las posibles necesidades del huésped, con un Living bien vertebrado, así como una habitación y un baño más que espaciosos, trufados de muebles que dan aspecto de robustez, calidez y buen diseño. Sin duda, sello indiscutible de uno de los grandes de la arquitectura global.

El lugar pide recogimiento y pasar unos días de campo, ese es el objetivo de casi todos los clientes que se acercan por aquí. Pero si estás ávido de aventuras, también puedes dar rienda suelta a tus emociones subiéndote a un globo aerostático, que te permitirá ver la estampa alentejana desde una perspectiva que debe impresionar, sobrevolar esos mismos campos a lomos de un planeador sin motor o, incluso si tu adrenalina te pide a gritos que la liberes, puedes tirarte en paracaídas para luego bajar la intensidad con un paseo a caballo por la propiedad y sus alrededores.

Otro de los atractivos del lugar es su comida que, con su menú degustación en el que fuera restaurante con estrella Michelin, te dejará con ganas de más. Aunque también su bar-restaurante sirve una comida de altura, con producto de la zona muy bien elaborado que hará que no olvides una de las razones por las que llegaste hasta aquí: la gastronomía.

¡Ah!, y no olvidéis acudir al desayuno cada mañana. Es una exposición de productos excepcionales con la garantía del homemade y la frescura de la temporada.

 

¿CÓMO LLEGAR?

En coche, por la A-6 de Madrid a Badajoz y continuar la autopista hasta Montemor-o-novo.

En avión, hasta Lisboa y luego 45 minutos de coche.

¿DÓNDE IR?

Si sois fans del vino, debéis hacer una cata en el hotel, que cuenta con su propia cosecha. A parte, también deberíais visitar:

Herdade do Freixo, con un diseño que bien podría ser de Tadao Ando, esta bodega merece toda nuestra atención arquitectónica. No te la puedes perder.  

Adega Mayor, otra bodega que nos interesa.

Esporao, que hace del enoturismo su razón de ser. A parte de vino, también puedes disfrutar de otras alternativas no menos interesantes.

Fundación Eugenio de Almeida. Un museo de arte contemporáneo que te invita a visitar el palacio familiar y disfrutar de su increíble restaurante: Enoteca Cartuxa.

Mercado al aire libre de Estremoz, donde encontrarás desde antigüedades interesantes hasta curiosidades actuales.

¿DÓNDE COMER?

Café de Alentejo, en Évora. Os lo recomendarán todos los lugareños, y con razón. Calidad excepcional con precios populares.

Taberna Tintos e Petiscos, en Vaiamonte. Un pequeño y encantador restaurante de comida alentejana.

En el propio hotel podréis disfrutar del menú degustación de su restaurante estrella Michelín, aunque el bar-restaurante tampoco desmerece gracias a su producto sincero y natural.

¿QUÉ COMPRAR?

Dona Octávia, para comprar embutidos de gran calidad.

Casa Tial, en Monsaraz. Es una tienda pequeña de ultramarinos con productos muy bien escogidos de Portugal como sardinas, vino, infusiones, etc.

 

Llega la hora de regresar a Madrid pero, por nuestra sorpresa, el 'Filomena' nos impide el tránsito por las carreteras de acceso a la capital, así que decidimos explorar un poquito de Lisboa, la capital, para hacer tiempo mientras el temporal nos da una tregua.

Para ello, elegimos un hotel que ya hace tiempo nos llamó la atención: el mismísimo Memmo Príncipe Real. Además de estar en nuestro barrio favorito y tener unas vistas estupendas, su diseño elegante y confortable es inigualable.

Para colmo, descubrimos que tiene una oferta de 150€ que incluye habitación superior + cena + desayuno para dos. Sin duda, una ocasión única dados los tiempos que corren... No nos lo podíamos perder y no lo hicimos, así fue como pudimos disfrutar de este hotel más que recomendable.

¡No os lo perdáis si venís por la capital lusa!

 

Carlos Sánchez

Imágenes: Cortesía del hotel L'AND Vineyards y Memmo Príncipe Real