Un club privado que, a la vez, comparte su espacio con algunas habitaciones que hospedan a veces a amigos de miembros o foráneos que quieren bucear en el universo que creó Nick Jones en la capital catalana. Hace ya más de tres años que desembarcó en sus costas con una idea nueva de lo que debe ser un club al estilo inglés (recordemos que el epicentro de este tsunami que afecta a más de 20 países comenzó en la parte de arriba de un restaurante londinense hace casi dos décadas). La idea parece simple, aunque estamos seguros que ejecutarla con éxito debe ser mucho más complicado...

Se trata de ofrecer todo el bienestar posible a una serie de personas que, previamente seleccionadas, pagan una cuota para poder disfrutar de todo eso que consideramos daily life: comer, reuniones de trabajo, con amigos, gimnasio, piscina, spa con masajes y tratamientos (por cierto, con una línea cosmética propia, Cowshed, obtenida únicamente a base de sustancias naturales y con un respeto exquisito hacia el medioambiente ), cine (¡y qué cine! porque proyectan primicias)... Y todo ello en un entorno tan estudiado como descuidadamente cuidado.

El envase para todo este popurrí lo pone un edificio del siglo XIX situado frente al Port Vell y a dos pasos del Barrio Gótico, nuestro favorito en la ciudad. Por dentro, lo vemos salpicado de muebles aparentemente de países y momentos históricos diferentes, pero que maridan con gracia desenfadada creando un todo armonioso que nos cautiva.

Detrás de tan aparente sencillez, en la decoración encontramos un equipo creativo que aterriza unos dos años antes en la ciudad del mundo donde se va a ubicar la nueva House para poder empaparse de la cultura del lugar y de la forma de enfocar la vida local. Después echan mano de referentes vernáculos para mezclarlos con algunos otros de carácter más internacional con gran maestría.

En este caso nos encontramos con papeles de pared pintados que siguen la estela de William Morris, con muebles que nos recuerdan a los tan apreciados Biedermeier, o frailecillos que tapizan paredes enteras de un patio interior haciendo así un guiño claro al tan poco reconocido y reconocible edificio de Coderch, ubicado a pocos metros de aquí y que creó un hito en los 60 por sus soluciones estructurales. Eso, o una obra de Lichtenstein como reflejo especular de la escultura que en su día plantara el autor para la reconversión del urbanismo en esa Barcelona del 92.

Todo ello refleja que esta gente se toma muy en serio el acto estético y lo traduce traspasando fronteras a una imagen global de belleza serena, aparentemente familiar, como la casa de nuestras abuelas, creando una atmósfera relajada pero vibrante, interesante pero informal, que permite que nos sintamos cómodos desde el momento en el que ponemos un pie dentro.

Otro de sus puntos fuertes, si no el que más, son los personajes que pululan por sus estancias y que parecen sacados de alguno de los hubs de Palo Alto, trabajando con sus ordenadores (Mac por supuesto), enganchados a videoconferencias con quién sabe qué parte del planeta o hablando por teléfono. Ah no, que aquí solo se puede usar el móvil en la zona habilitada para ello...

Algo a destacar es la comida. Excelente. Especialmente si la tomas en su codiciada terraza con vistas a tejados, torres y cúpulas del Born o al cercano edificio brutalista que ha sido recientemente renovado por Marcio Kogan, convirtiendo sus amplios apartamentos en objetos de deseos para sibaritas pudientes de todo el mundo.

Después de esta dosis urbana de sensaciones, nos acercamos a su Little Beach House, a 30 minutos y casi ya en Sitges. Mismo universo, distinta perspectiva. Aquí el relax que se respira desde sus hamacas con los pies en la arena nos habla de un momento diferente. Hemos dejado descansando ordenadores y actividad para respirar, sentir la vida latir con el ritmo de las olas que besan esta pequeña pero preciosa bahía, tan particular como privada, que corona la joya de la casa que es este edificio setentero y pequeño con una localización inmejorable y con la impronta de la marca en toda la decoración y en sus pequeños detalles.

Abierta al mar y relajadamente acogedor o cozy como se oye en las conversaciones que convierten el lugar en una torre de Babel donde las diferentes culturas y lenguas se entrecruzan unificándose en un mundo global interconectado, creando un ambiente amable y acogedor para cualquiera, porque seas de donde seas en la House te sentirás como en casa.

¿DÓNDE COMER?

EL CHIGRE. Tapas con sabor asturiano. Riquísimos todos los pescados. Un sitio elegante, acogedor y donde la relación calidad-precio es excelente.

BAR BRUTAL. Aquí encontramos tapas en una estética hermanada con el Soho House. Es más caro que el anterior pero merece la pena. A pesar de ser pequeñito es muy acogedor.

PEZ VELA. Aquí encontramos sobre todo paella y vistas al mar inmejorables. Es un local muy de moda y por eso hay mucha gente. Reserva con antelación.

ARROSSERIA XÀTIVA. Este lugar es menos conocido que el anterior pero se come el mejor arroz de la ciudad y con el mejor servicio. Un imprescindible.

GRANJA PETITBO y TRÓPICO. Son dos locales donde tomar el brunch se convertirá en una auténtica aventura . Decoración cuidada y comida excelente.

TERRAZA MARTÍNEZ. Restaurante con vistas a Montjuic. Tienen muy buena paella y mariscos. Además, la ciudad adquiere una nueva dimensión desde allí.

¿DÓNDE BEBER?

GUZZO. Cóctel bar en el Born. Decorado con toques de arte urbano y conocido por sus actuaciones musicales y presentaciones artísticas. Muy divertido.

BOCA CHICA. Juvenil y moderno, aunque hay público de todas las edades. Sin barullo pero ambientado. Decoración relajada, luces bajitas, música cool... Perfecto para disfrutar dos o tres horitas antes de dar por acabado el día. 

DR STRAVINSKY. Pequeñito pero muy profesional. Preparan unos cócteles excelentes. Si tienes buen paladar para ellos, este es tu sitio.

PARAÍSO. Más excéntrico que el anterior, hacen cócteles con diferentes formas y recipientes. Lo mejor es que puedes bailar y desmelenarte toda la noche.

¿QUÉ VER?

Aparte de los maravillosos museos de los que goza la ciudad y que probablemente ya conozcáis como el MNAC, CaixaForum, Museu del Disseny... os apuntamos aquí algunas galerías que no deberíais perderos:

GALERÍA SENDA. Es un espacio de arte contemporáneo y también productora artística que trabaja con artistas emergentes y establecidos.

ESPACIO BCN. Es nueva y viene con fuerza. Entre sus clásicos destacan Chirino, hiperrealistas americanos o fotógrafos en blanco y negro que nos recuerdan el mundo de la moda en sus detalles. 

GALERÍA DELS ÀNGELS. Con instalaciones de vídeo que no te dejarán indiferente. Si te gusta el arte digital, lo disfrutarás.

SIDE GALLERY. Galería joven con un aire fresco de arte y diseño.

FUNDACIÓN GASPAR. Tiene una gran selección de exposiciones contemporáneas y no es muy conocido, lo que lo convierte en un lugar especial.

 

Carlos Sánchez

Imágenes: Cortesía de Soho House Barcelona