Todo lo empezó el gafe. Así apodaban a Robert Durst, el multimillonario americano, hijo del magnate inmobiliario, Seymour Durst y bautizado como “The Jinx”, sospechoso de haber asesinado a tres personas: Kathleen McCormack Durst, su primera esposa, desaparecida en Nueva York en 1982; Susan Berman, su amiga de toda la vida, asesinada en California en el año 2000 y Morris Black, su vecino también asesinado en Texas un año después. Incluso habiendo admitido desmembrar a Morris Black, Durst fue liberado de los cargos de asesinato tras alegar defensa propia.
Pero la historia dio un giro cuando, a comienzos de 2015, HBO estrenó un documental titulado “The Jinx: The Life and Deaths of Robert Durst”. En él se repasaban todas las evidencias que ligaban a Durst con el crimen de Berman, quien se dice, conocía las verdaderas circunstancias de la desaparición de Kathleen McCormack. Sus abogados le aconsejaron que no lo hiciera, pero Durst concedió múltiples entrevistas a los encargados del documental y les permitió acceder a sus archivos personales.
El día en el que el último episodio fue emitido, el FBI detuvo a Durst en Nueva Orleans. ¿El motivo?, estaba claro y lo que es más sorprendente, lo habían visto millones de personas. Los últimos minutos del capítulo final de “The Jinx”, mostraban cómo Durst, encerrado en el cuarto de baño y con el micrófono encendido, se decía así mismo “¡Ahí lo tienes! ¡Te han pillado!… Por supuesto, estás en lo cierto. Pero no puedes imaginártelo… arréstenlo… No sé que hay en la casa… Oh, quiero esto… ¡Qué desastre!… Él tenía razón. Yo estaba equivocado. Mi titubeo… estoy teniendo dificultades con esa pregunta… ¿Que qué hice? ¡Matarlos a todos, por supuesto!”.
Sin saberlo (o sí), Robert Durst había dado a las autoridades y a millones de espectadores la confesión sobre cuatro brutales asesinatos que, quizás, jamás se hubiesen resuelto si no se hubiese decidido sacar adelante un proyecto televisivo. Sin duda, un auténtico true crime.
Cierto es que lo ocurrido a raíz de la emisión del documental “The Jinx” es algo que rara vez sucede en la televisión, pero es un claro ejemplo de cómo un producto televisivo es capaz de desenterrar hechos del pasado aún sin resolver, para mostrárselos al público y permitir una revisión social e informativa cuyas repercusiones pueden ser, en ocasiones, determinantes para la aclaración de los acontecimientos ocurridos tiempo atrás...
“A los gatos ni tocarlos: Un asesino en Internet”, documental producido y emitido por Netflix, es otro (muy buen) ejemplo. La pieza narra la investigación llevada por unos jóvenes para cazar a un youtuber que se dedicaba a subir a su canal vídeos matando gatitos. Youtube fue la puerta para desvelar la identidad y los crímenes de Luke Magnotta, quien en 2012, sería condenado por asesinar a un estudiante chino de intercambio. Asesinato que también grabó y colgó en internet.
Gracias a este documental, estos espeluznantes hechos volvieron de nuevo a situarse en el ojo público, abriendo un debate social sobre los límites de internet convertido en ocasiones en un pozo de oscuridad y salvajismo.
El último gran escándalo que ha vuelto a nuestras pantallas también tiene nombre y apellido, Jeffrey Epstein, cuya vida plagada de escándalos sexuales y su extraño fallecimiento en prisión, han dado lugar a un documental estrenado por Netflix que durante sus primeras semanas, ha copado los primeros puestos en el ranking de visualizaciones de la plataforma.
“Jeffrey Epstein: Filthy Rich”, está inspirado en la novela escrita por James Patterson y, al contrario que el documental sobre Robert Durst, se centra en el testimonio de las víctimas, revisionando todos estos espantosos sucesos acontecidos durante varios años en los que Epstein, inversor millonario muy bien relacionado con el mundo de la política, construyó una red de prostitución en la que había menores implicadas.
El documental ha causado gran revuelo, dejando con la boca abierta a millones de espectadores, entre otras cosas, por los importantes (e impactantes) testimonios de las afectadas y la larga lista de nombres implicados que han salido a la luz, donde están presentes destacadas figuras del mundo del espectáculo y la moda.
Está claro que el género televisivo conocido como true crime está en auge y no solo por su calidad como fuente de entretenimiento, también por su nivel de repercusión y por volver a despertar el interés y la intriga sobre sucesos tan estremecedores como, a veces, ignorados.
Juan Marti Serrano: @sswango
Imágenes: YouTube y Giphy