En tiempos de pandemia, viajar es una de las cosas que más se echa de menos. Conocer nuevos lugares, nuevos paisajes, nuevas ciudades... mirar la vida desde la óptica del turista que se deja sorprender por cada pequeño detalle. Aunque es cierto que al llegar a un lugar desconocido todo nos parece asombroso, hay ciertos elementos que no pueden hacer más que dejarnos perplejos, y entre ellos se encuentran muchas de las esculturas urbanas que adornan las ciudades.
Para los habitantes de esas ciudades puede ser algo ya naturalizado, mimetizado con su paisaje local, pero para quienes las descubren de nuevas son todo un reclamo que capta por completo la atención. ¡Y no es para menos! Muchas de estas esculturas urbanas son todo una explosión de imaginación y una salida absoluta de lo habitual. Entre todas las que componen el paisaje de diversas ciudades, estas son algunas de las que no dejarán indiferente a nadie:
El hombre colgante de Praga
Una de las ciudades que más estatuas singulares tiene adornando sus calles, es Praga. La capital de la República Checa se caracteriza no solo por la magia y belleza que emana, sino por el gran número de esculturas de lo más sorprendentes que podemos encontrar paseando por ella. Entre estas obras se encuentra el hombre colgante, situada en pleno casco antiguo de la ciudad. Este hombre que pende de uno de los edificios de la zona más turística y transitada, es una obra del escultor checo David Cerny, tan asiduo como polémico, y según la tradición, el hombre representado es nada menos que Sigmund Freud.
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El Kindlifresser de Berna
Esta ciudad suiza cuenta en su centro histórico con una fuente antigua que, más que impresionar, asusta a quienes se ponen frente a ella. Esta obra renacentista del artista Hans Grieng es, además de un símbolo de la ciudad, un objeto que despierta la atención de los turistas (y el miedo de los niños). Y esta reacción no es para menos, pues lo que se representa aquí es un monstruo gigante devorando bebés, provocando en los niños suizos el mismo efecto que el famoso Coco en España.
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El barrendero de Madrid
Quien haya paseado las calles de Madrid, sabrá lo habitual que es confundir las estatuas de bronce que salpican la ciudad con transeúntes, ¡y cuántos sustos se habrá provocado por ello! El centro de la capital está plagado de estas piezas y algunas se han convertido ya en verdaderos emblemas de la capital, como el barrendero de la plaza de Jacinto Benavente. Esta obra del escultor Félix Hernando García es un homenaje al sector, como no solo se aprecia por la pose y atributos, sino también por el uniforme que lo viste, que es el que llevaban los barrenderos de Madrid en los años 60.
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El Headington Shark de Oxford
El número 2 de la New High Street de Oxford no es un edificio cualquiera, sino que tiene una particularidad: un tiburón está estrellado en su tejado. Esta escultura, además de singular, fue polémica, pues los vecinos de la zona no terminaban de ver el sentido estético de este animal completamente descontextualizado. Sin embargo, el sentido de esta escultura va mucho más allá: este tiburón es una representación de la ira y la desesperación, y fue inaugurado en 1986, homenajeando así a las víctimas de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
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Le Passe-Muraille de París
El parisino barrio de Montmartre destaca por ser uno de los más pintorescos de la ciudad, y parte de su encanto reside en el arte urbano que lo compone. Entre los distintos elementos, encontramos la escultura de un hombre saliendo del muro, nada menos que un homenaje al escritor Marcel Ayme y a su obra El hombre caminando a través de la pared. Como tantas otras esculturas, una parte de esta se encuentra desgastada, y es que cuenta la leyenda que quien acaricia la mano del hombre aquí representado logrará alcanzar la felicidad y la inspiración...
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Elena Romero: @elenar_vargas
Imágenes: Instagram