Joven, disciplinada y trabajadora, Cristina BanBan empodera a las mujeres en cada una de sus obras desde la abstracción figurativa. Así, con dos galerías galácticas representándola y tras su primer solo show en España en la pasada edición de Arco, hablamos con ella sobre su práctica, su vida de artista y cómo se aísla del éxito recién encontrado:

Cristina, ¿podrías definir en pocas palabras lo que haces como artista?

Soy pintora al óleo y trabajo con el cuerpo femenino. En estos momentos además, estoy experimentando con la abstracción. Empecé con pintura figurativa, pero desde hace tiempo estoy en proceso de liberarme de ella. 

¿Qué ha provocado ese cambio? 

Uno va evolucionando a base de dedicación y mucho trabajo. Para mí el primer cambio se produjo en 2020. Cuando nos atrapó el COVID-19, yo vivía ya en Nueva York y no estaba contenta con mi trabajo, así que dediqué unos meses sólidos a investigar y ahí es cuando pasé de pintar con acrílico a hacerlo con óleo. Ese fue el primer cambio significativo en mi obra, pero ahí mi trabajo seguía contando historias, seguía siendo pintura narrativa. 

El segundo cambio importante fue a principios de 2022, cuando estaba preparando mi exposición para la galería Perrotin en París.  Durante ese proceso, dejé de identificarme con pinturas que se podían leer, que sabía de principio a fin cómo iban a acabar. Y en mi interés por no repetirme, empecé a buscar otras maneras de trabajar y mi objetivo pasó a ser pasármelo bien en el estudio y liberarme de algo que ya sabía hacer muy bien. Y todo esto me llevó a un lenguaje más cercano a la abstracción. 

Cristina en su estudio en Brooklyn, Nueva York

 

Tu forma de pintar nace con un dibujo y luego llenas ese boceto de contenido, ¿visualizas cómo va a ser la obra desde el inicio?

Me considero dibujante primero que pintora, y es el trabajo a línea el que me sirve de base o esqueleto de lo que será la obra final. Creo firmemente en la idea de que si ese dibujo inicial no me convence probablemente la pintura no funcione. En este nuevo periodo, en el que estoy experimentando con una pintura más abierta, no me focalizo en visualizar un resultado final porque sino se rompe la magia del proceso y me aburro, básicamente. Es cierto que el dibujo y la composición están bien pensados, es la parte más meditativa del proceso, pero luego la aplicación del color es intuitiva y conecta con una parte más emocional. 

Dices que los colores no son premeditados, pero, cuando veo tu obra, sí reconozco una paleta de colores, una huella muy tuya...

Hay colores que he utilizado más a menudo recientemente, me ayudan a resaltar las figuras del fondo, como el rojo, el burdeos, el púrpura o los azules intensos. Trabajo sin perspectivas, y es el color uno de los recursos que encuentro para contrastar el primer plano con el fondo.

Las mujeres que pintas siempre son hiper-voluminosas, ¿qué intención hay detrás de eso?

Aunque no es algo que hago de forma racional, son cuerpos que ocupan casi todo el espacio del lienzo. Fuertes, solemnes o, como diríamos aquí, con poderío.

Las manos son una referencia constante en tus obras, las cuales plasmas en un tamaño descomunal, ¿qué papel juegan en tu obra?  

Como te explicaba antes, me encuentro tanteando en un espacio entre la figuración y la abstracción, pero son los rostros y las manos los elementos que todavía me anclan a ese realismo. La exageración en la distorsión de las manos juega un papel importante a la hora de construir esos personajes y me sirven para añadir movimiento en la composición.

Si miro los cuerpos, hay algo que me llama la atención, y es la conexión que existe entre ellos. Sin embargo, cuando veo sus caras, parece que ni se conocen.

La figura es el vehículo. Yo utilizo fotografías como referencias, de donde cojo o descarto la información que necesito para crear algo que estéticamente me funcione. En la mayoría de las ocasiones son autorretratos, no porque tenga esa intención tan vanidosa sino porque es la imagen que tengo más a mano. Utilizo la repetición de las figuras, normalmente de la misma persona y no interactúan entre ellas por ese intento de huir de la pintura narrativa, no quiero contarte una historia. Estos cuerpos se convierten en formas, líneas y color.

Una de las pinturas del show ‘Figura’

 

¿Cuáles dirías que han sido los puntos de inflexión de tu carrera? ¿Qué hay de casual y de buscado en todos ellos?

Destacaría dos momentos que fueron decisivos en mi trayectoria y que a la vez ocurrieron en dos etapas muy distintas, uno fue antes de empezar a pintar de una manera profesional y el segundo cuando ya estaba metida de pleno en el ecosistema del arte. El primero fue mudarme a Londres, donde después de unos años de trabajar en distintos empleos, me pude permitir empezar a pintar, ese fue el inicio de mi carrera. En 2017, la Royal Academy of Arts reconoció mi trabajo galardonándome con The Arts Club Prize. A partir de ahí surgieron conexiones y empecé a mostrar mi trabajo.

Años después, a finales del 2019, decidí mudarme a Nueva York. Aquí mi trabajo dio otro giro, fueron unos años de producción intensa donde tuvieron lugar varias exposiciones individuales en la ciudad y en ferias internacionales con 1969 gallery, lo que me proporcionó una plataforma mucho mas amplia. Finalmente, en 2021 empecé a trabajar con Perrotin, galería que hoy en día me representa, a la vez que Skarstedt.

¿Qué tiene Nueva York para un artista que no tengan otras ciudades?

Hay otras ciudades muy interesantes como por ejemplo París, pero creo que en Nueva York todo pasa con otra velocidad. Mas allá de los museos y de todas las galerías que puedes encontrar aquí, dos aspectos que hacen que esta ciudad sea única son su energía y su gente. 

De nuevo, el estudio de la artista 

 

Háblame de tu disciplina como artista. ¿Pintas todos los días, funcionas por inspiración?

Mi pasión es pintar, pero también es mi trabajo y a menudo me veo ceñida a manejar los tiempos según las obras que tengo que preparar para los shows. Voy al estudio como seis días por semana. A veces descanso entre semana y trabajo el domingo, pero no siempre que estoy en el estudio estoy pintando. El escenario idílico es pintar cuando tienes la energía, poder parar y pensar, tomarte el tiempo para mirar la pintura y así, como tu dices, encontrar inspiración. Pero como esto no siempre es posible, ¡uno encuentra la inspiración trabajando!

Pintas fundamentalmente en gran formato. ¿Qué te aporta que no encuentras en otro formato más pequeño?

Me permite explayarme, pinto con fuerza, de una manera incluso agresiva, las pinceladas y el movimiento necesitan espacio, de otra manera me estaría restringiendo. Si necesito cambiar y hacer algo con otro ritmo, más íntimo, utilizo el dibujo en papel. Para mí el dibujo, a diferencia de la pintura, es un proceso casi meditativo.

¿Sueles pintar varias obras a la vez? 

Es otra de las cosas que estoy cambiando ahora. Normalmente, cuando acababa con una pintura, me ponía con otra, por eso se pueden ver tan distintas entre sí. Pero en esta búsqueda por no repetirme a mí misma, en el siguiente show voy a pintar varias a la vez. 

Creo que la música forma parte de tu proceso creativo. ¿Qué vínculo tiene la música con tu obra? Por cierto… ¿Tienes tus propias listas de Spotify? 

Tengo mis listas de música pero también tiro mucho de radio y de Soundcloud para escuchar sesiones enteras porque a veces se me hace molesto o repetitivo escuchar las mismas canciones.

Si hiciese una lista abierta de mi perfil, la dividiría entre la sesión de dibujar, (o sesión mañanera) con música clásica o jazz y la de pintar (o acabar el día) con electrónica, flamenco, salsa o reggeatón. 

¿Qué artistas son tu referencia a día de hoy? 

Un artista que me interesa mucho por el trabajo que estoy haciendo es Joaquín Sorolla. Francis Bacon y Picasso, que siempre han sido una fuente de inspiración para mí desde pequeña, Willem de Kooning, Jenny Saville, Arshile Gorky, Helen Frankenthaler… Esa es la mezcla de referencias que encontrarías en el escritorio de mi casa.

¿Nunca has pensado en trasladar tus pinturas a la escultura?

¡Me encantaría! Es más, igual el año que viene voy a concentrarme y a darle un tiempo a la escultura.

Pinturas en proceso de ‘Figura’, el próximo show de Cristina BanBan en Tokyo, Perrotin

 

En tu encuentro con el éxito en el mercado del arte, ¿notas algún tipo de presión?

Sí, y es una cosa que estoy aprendiendo a gestionar. Para mí la pintura tiene que ir siempre por delante y si la presión va a afectar a mi salud mental, a cómo yo pinto o a cómo disfruto de mi tiempo en el estudio, entonces tengo que decir que no. Al final uno elige y tiene que aprender a manejar ese éxito o presión y pintar no debe convertirse en un trabajo que te dé dolor de cabeza hasta el punto de no disfrutar. Yo pinto porque es mi pasión.

En España se sabe poco de ti, pero en esta edición de Arco el pasado mes de febrero has debutado con tu primer solo-show en una feria de arte. ¿Cómo lo has vivido?

Tenía muchas ganas de debutar en una expo individual en España porque siento que hay una desconexión. A pesar de que estudié en Barcelona, mi carrera se desarrolló en Londres y luego en Estados Unidos. Por ello, para mí era muy importante volver, exponer y conocer a gente  de aquí. Además, mis pinturas se recibieron muy bien, fueron a buenas colecciones privadas y a una institución. Hubo buena respuesta por parte de la prensa y me comí unos buenos pinchos de tortilla, ¡qué más puedo pedir!

¿Qué otros proyectos te esperan este 2023? ¿Dónde podremos disfrutar de tu arte próximamente?

Tengo dos exposiciones individuales, una en Tokyo en julio y otra en Londres en octubre. Alguna participación en ferias y estamos con la producción de dos libros que saldrán a la luz pronto...

 

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Texto: Anabel Zamora @sor_gus

Fotografía: Albert Font @al.bertfg