La llegada de una pandemia era algo que ninguno de nosotros esperaba y que ha pasado factura en la vida de muchos. Además de los problemas de salud, la pandemia también ha hecho estragos en la economía y en la vida laboral de muchas familias. El teletrabajo ha sido una solución que ha permitido continuar con la rutina en estos tiempos, sí, pero no todos los sectores pueden acogerse a él, y aquí se encuentra el mundo de la cultura, uno de los más afectados por la COVID-19.

Espectáculos, teatros, cines y, por supuesto, conciertos vieron su actividad completamente interrumpida de la noche a la mañana. Ahora bien, con la vuelta a la nueva normalidad, todos han tratado de reinventarse, aunque no les ha sido tarea fácil...

 
 
 
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La música en directo era un pilar clave no solo del mundo cultural, sino del ocio habitual de la sociedad en general. Más allá de músicos y artistas que componen la cara visible del cartel, en la industria musical y en la organización de conciertos en directo son muchas las personas que trabajan y, por ende, que en esto se encuentra su principal fuente de ingresos.

Un parón de este grado ha traído consecuencias nefastas para la economía de numerosos hogares de familias que pertenecen a este sector y por ello, no se ha dudado en readaptar la organización de los conciertos para poder seguir disfrutando con la música, pero también viviendo de ella.

 
 
 
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Durante el confinamiento, la producción cultural y, más concretamente, musical, no se ha detenido en ningún momento. A través de las redes sociales, los directos de Instagram, festivales online y hasta grabaciones caseras, los artistas del panorama español e internacional han estado al pie del cañón creando y sacando música para hacer más amena la situación.

Sin embargo, la frialdad de una pantalla no suple el calor de un directo, y un streaming vía redes, por mucho que se agradezca el afán por subirnos los ánimos, no da de comer. Por ello, con el anuncio del desconfinamiento en mayo, los artistas y sus equipos se pusieron manos a la obra para reinventarse y readaptar sus proyectos a esta nueva situación y hacer del verano, un período de remontada.

 
 
 
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Aunque algunos cantantes decidieron no arriesgarse y aplazar su gira a 2021 (confiando en que este nuevo año traiga una situación más esperanzadora sin riesgos de ningún tipo), otros decidieron seguir adelante con sus proyectos. Después de haber perdido fechas y eventos por el tiempo de confinamiento, algunos vieron en la época estival una oportunidad para volver a las andadas, pero cumpliendo unas estrictas medidas de seguridad.

En las salas de conciertos y recintos habilitados para ello, el protocolo debe cumplirse estrictamente: aforo limitado, obligatoriedad de mascarilla, distancia de seguridad, prohibición de bailar, toma de temperatura antes de acceder al lugar... Estas son solo algunas de las medidas que se han marcado para poder poner el tinglado de nuevo en marcha.

 
 
 
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Además, hasta hemos podido ver, incluso asistir, a algún que otro festival. Eso sí, sin bailes, ni aglomeraciones, ni purpurina, ni nada a lo que nos viene teniendo acostumbrados el concepto "festivalero". Estos festivales, sin embargo, han llevado a la perfección el cumplimiento de las medidas sanitarias, habilitando espacios determinados con entradas numeradas que garantizaban el distanciamiento entre asistentes, todos, por supuesto, con mascarilla.

 
 
 
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El Starlite en Marbella, el Madriz Summer Fest en el Wizink Center, les Nits del Primavera en el Parc del Fòrum de Barcelona o el Crew Nation Presenta en La Riviera, dedicado a dar visibilidad al equipo técnico, músicos y personal que vive de la música en directo, han sido algunas de las manifestaciones musicales en directo que han atestiguado que es posible compatibilizar cultura con seguridad.

 
 
 
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Sin embargo, con la situación que nos acecha estos últimos meses, donde un endurecimiento de las medidas de seguridad ha sido necesario para hacer frente a otra fuerte presencia del virus, muchas de estas giras y ciclos de conciertos que parecían fluir con total seguridad, se han visto de nuevo cancelados.

Muchos artistas, viendo que el aforo cada vez era menor o que no podían garantizar con éxito las medidas de seguridad, han optado por hacer un nuevo parón en su agenda y aguardar al día en el que, aunque sea detrás de una mascarilla, puedan volver a cantar de tú a tú a su público.

 
 
 
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La cultura es, sin duda, uno de los sectores que más caro está pagando las consecuencias de esta pandemia que, si bien nos afecta a todos, hay ciertos sectores de la sociedad que son aún más vulnerables a ella. La organización y puesta en marcha, así como la capacidad de adaptación a todas las medidas sanitarias y reinvención que han demostrado sectores como el de la música en directo, demuestran que es posible seguir viviendo la cultura con total seguridad en estos nuevos tiempos que corren.

Y es que aunque todavía hay cierta reticencia a volver a confiar en ella, especialmente en estos tiempos y con la garantía total de que se cumplen todas las medidas, la cultura, además de necesaria, es segura.

 

Elena Romero: @elenar_vargas

Imágenes: Instagram