Nacida en Valencia y curtida en Madrid -donde estudió moda en el IED, pero también sastrería y patronaje-, Pepa Salazar fundó su firma en 2013, debutando sobre la pasarela madrileña dedicada al talento emergente y alzándose como digna ganadora de la primera edición del premio Mercedes-Benz Fashion Talent. Sin embargo, desde entonces, la diseñadora no ha hecho más que consolidarse como una de las firmas españolas más internacionales del momento.

¿El último hito de su carrera que lo demuestra? Ser la primera diseñadora encargada de dar forma a una colección en toda la historia de Bershka desde su fundación en 1998. Desde allí, los cortes asimétricos, los drapedados, el efecto washed, el tul, las transparencias y los nudos de sus prendas, se han convertido casi en un símbolo generacional que engloba a todas esas mujeres que, además de realzar su silueta, buscan sentirse sexis y femeninas. 

 

Por otro lado, las capuchas se convierten en las protagonistas de los largos vestidos drapeados para acentuar el tono ensoñador y fantástico dentro de un marco de sensualidad íntima. Algo que también se consigue con vestidos de godets mojados en el cuerpo y tules retorcidos que ensalzan la silueta.

Los patrones geométricos los encontramos en el punto con lurex, que da como resultado piezas multiposicionales. Asimismo, elementos como al agua y el fuego se mezclan con espadas y guerreras en largas faldas de seda para reflejar que lo combativo y lo delicado son perfectamente compatibles cuando hablamos de feminidad.