Tanto la fotografía como la moda son protagonistas esenciales a la hora de contar una historia y es que, aunque una prenda posea una narrativa en sí misma, la alianza de esta con el poder de una foto permite crear una conexión emocional entre la marca y su audiencia. Interviene además en la creación de un estado de ánimo o atmósfera en torno a una colección, ya que el uso de diferentes iluminaciones, colores y poses es capaz de transmitir un mensaje totalmente diferente.
Por esta razón, la fotografía desempeña un papel esencial para los diseñadores a la hora de presentar su trabajo de la forma visual más atractiva posible. La relación entre grandes fotógrafos y diseñadores de moda no es algo nuevo, y es que incluso muchos se han basado en estos profesionales de la imagen para crear una identidad de marca, es decir, una apariencia única para esta, que los permita diferenciarse de sus competidores a simple vista. Son numerosos los ejemplos que sacuden la industria ilustrando esta identidad: Nick Knight y John Galliano, Tyler Mitchell y Jw Anderson, Willy Vandeperre y Raf Simons…, todos estos dúos son culpables de alguna de las imágenes más memorables de la historia de la moda. Por esta razón, hemos seleccionado cuatro de las mayores y más icónicas colaboraciones entre nombres que impactaron ambas industrias y que continúan a inspirar en la actualidad.
1. Richard Avedon y Gianni Versace
Más allá del concepto estacional que envuelve a una colección de moda, la relación entre Avedon y Versace produjo imágenes que ocupan ya una dimensión atemporal, revolucionando así la narrativa global sobre la que se basaban las campañas.
El trabajo del fotógrafo, uno de los más influyentes del siglo XX, muestra cómo una gran amistad se transforma en una relación innovadora que permitió a ambos superar los límites en sus respectivos campos. Esta colaboración se prolongó durante las décadas de 1980 y 1990, años durante los cuales esta relación personal y profesional siguió creciendo y culmina con el memorable homenaje del diseñador a su amigo en la colección de primavera de Versace en 2004.
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2. Ann Ray y Alexander McQueen
Ray dedicó 13 años a fotografiar meticulosamente a McQueen, sus creaciones y cada experiencia detrás de las pasarelas. El diseñador, identificado como ese gran incomprendido y centrado en una alta costura difícil de entender, se convierte en un hombre emocional a través de las fotos de la que fue su gran amiga.
Esta revelada personalidad sensible de McQueen choca con el genio consumado y obsesionado con compartir su visión tan personal con el mundo, y observando la serie de fotografías de Ray apreciamos esta diferencia. Se aprecia, además, la inigualable artesanía unida al drama para narrar la historia, una historia que, sin lugar a dudas, celebra un duelo y, sobre todo, la creatividad en mayúsculas.
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3. Mario Testino y Tom Ford
En palabras del fotógrafo, es interesante identificar el poder de la publicidad ya que más allá de una versión moderada de un editorial, se convierte en el espacio donde dar lugar a imágenes mucho más fuertes. Y los números que respaldan la unión Ford-Testino demuestran que el enfoque funciona ya que las ventas de Gucci aumentaron en un 90% en ese periodo.
Esta colaboración, que duró los 10 años del diseñador a la cabeza creativa de la firma, y a medio camino entre lo creativo y comercial, concedió a Tom Ford el título indiscutible de mayor provocador de la moda y lo convirtió en el “culpable” de la estética hipersexy y disruptiva que caracteriza a los años 90.
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4. Helmut Newton e Yves Saint Laurent
Helmut Newton saltó a la fama en los años 70 debido a su fotografía lúgubre y escandalosa, redefiniendo sobre todo el papel de la mujer, el sexo y cómo se presentaban ambos conceptos en la publicidad. Con esta premisa estaba claro que de la unión entre ambos nombres solo podía salir algo que hiciese historia. Y así fue.
El fotógrafo transformó la icónica chaqueta Le Smoking de Saint Laurent en un icono sobre la feminidad y la mujer andrógina, gracias a la modelo que de pie en un callejón parisino, con el pelo engominado y corbata al cuello, saboreaba un cigarrillo mientras miraba a la cámara. Una imagen que aún en la actualidad sigue suponiendo una declaración sobre la unión entre glamour y deseo.
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Las parejas que acabamos de rescatar suponen un ejemplo claro de cómo la fotografía de moda ha ido evolucionando para acabar convirtiéndose en algo más que en una mera herramienta con la cual mostrar las últimas tendencias. Se ha convertido en una forma de arte por derecho propio más que determinante en la forma en la que consumimos.
Hoy en día, además, las redes sociales han cambiado las reglas del juego y este consumismo aparece desde una perspectiva diferente. La nueva generación de fotógrafos de moda se basa entonces en medios distintos para, al igual que hicieron sus predecesores, influir en la sociedad mediante la provocación, que definitivamente, constituye una de las formas más efectivas para que nos planteemos lo que nos rodea.
Ana González @anaaaaglez
Imágenes: Instagram
