Cuando publicó su primer EP ('Sanación') y aún desconociendo la cruda realidad que se nos vendría encima, María José Llergo se sumergió en un proceso de curación emocional que quiso reflejar en forma de álbum homenajeando, en base a detalles sonoros, a sus orígenes. “Tema por tema voy abordando cuestiones que me preocupan o que me han hecho daño, intentando canalizarlas en forma de belleza, para que el dolor no me destruya ni me haga peor persona".

Hoy, casi un año después del lanzamiento de este manual de vida, charlamos con la de Pozoblanco sobre las joyas de nuestra cultura y su presencia actual.

¿De dónde viene esa sensibilidad tan especial que tienes por la música? ¿Y por el flamenco en concreto?

Me viene de escuchar a mi abuelo cantar. Desde pequeña, he pasado muchísimo tiempo con ellos. Me gustaba jugar mientras él habría los surcos y regaba. Cantaba mientras trabajaba y hoy en día sigue cantando todos los días de su vida. Su dedicación, su amor y su capacidad de emocionarse cada vez que escucha un buen cante, es todo un ejemplo para mí. 

Sabemos que la familia es un pilar muy importante para ti, ¿cómo contribuyeron ellos en tu decisión de ser artista?

Más que una decisión ha sido más bien un proceso. De niña ya me veía a mí misma como una artista, pero no siempre supe atender a mi voz interior. Simplemente estaba (y estoy) enamorada del cante y de la poesía, me gustaba muchísimo bailar y estaba todo el rato jugando a inventar cuentos, contar historias…

Si ahora echo la vista atrás, veo que casi todas mis decisiones han girado en torno al arte, desde estudiar violín durante 10 años, hasta cantar en las Jam sessions de la noche barcelonesa, compartir con poetas, amar la literatura… para mí es como si lo intuitivo de aprender con mi abuelo y lo académico de tantos años de estudio, se apoyaran entre sí y me dieran la libertad de poder expresarme de una forma personal y, finalmente, de forma natural, compartirlo con los demás.

Con esto lo que te quiero decir es que este camino me eligió a mí, más que yo a él.

¿De qué se compone el ADN musical de María José Llergo?

De búsqueda, estudio, trabajo, documentación y experimentación.

¿Cómo de importante es la libertad creativa en tu proyecto?

Para mí es vital. Libertad absoluta en letras, música, estilo y absolutamente en todo. Sin eso no quiero nada.

¿Qué es lo que más valoras de la gente con la que trabajas?

Sobre todo y por encima de todo, valoro que sean bonitas personas, porque todo suena por los altavoces. Que compartan y dejen atrás el ego para entregarse por completo al arte y a la música.

El flamenco es la joya de la corona de nuestra cultura pero, aun así, algunos lo siguen viendo como algo arcaico y conservador. ¿Qué papel crees que tienes como artista en la revalorización del género y qué compromiso sientes?

Yo simplemente lo amo, y es la base de mi voz, de ahí parto para expresarme como una mujer de mi tiempo y con libertad en lo que pienso y en lo que siento. Necesito el flamenco para ser feliz y valorarlo y conocerlo, me hace valorarme y conocerme a mí misma también. Es la música clásica de mi tierra y me siento tan afortunada de que así sea… ¡ojalá todo el mundo sintiera lo que yo siento por él, porque es lo más bonito!

¿Por qué crees que los españoles nos sentimos tan desvinculados de nuestra tradición e iconografía, a diferencia por ejemplo, de EEUU?

Porque acabamos escuchando antes la música de fuera que la nuestra propia. Conocemos antes la música de Mozart o Beyonce, que la de Manolo Caracol, Pastora Pavón… la nuestra. Y porque pecamos de buscar fuera lo que nos falta… cuando a menudo lo más grande está en nuestra propia casa.

Yo me siento super orgullosa de mi tierra y super orgullosa de su gente. Sé que no sería quien soy sin su calor e influencia. Me gusta decir el nombre de mi pueblo por donde quiera que voy, incluso cuando salgo al extranjero. Quiero devolverles un poquito de lo mucho que ellos me dan.

A día de hoy y gracias a la nueva generación de artistas como tú, este género ha llegado incluso al top de las listas más comerciales. ¿Cuál crees que ha sido el punto de inflexión que ha conseguido democratizarlo?

La digitalización de los registros sonoros del flamenco y que haya una industria musical sólida dispuesta a apoyar y respaldar el flamenco y a los artistas españoles, son dos pilares fundamentales bajo mi punto de vista. Es un paso hacia la profesionalización del género más allá de las peñas y los tablaos: registrar los cantes antiguos y que queden grabados para las generaciones venideras como legado de nuestra propia cultura española.

También apostar por artistas emergentes, jóvenes que toman esta referencia con otro punto de vista y parten desde otro prisma para expresarse libremente y, en el mejor de los casos, para lograr desprender al sector musical de ese factor de precariedad, para que esto pase de ser un hito generacional a una realidad permanente de nuestro panorama.

Has tenido el honor de ser partícipe del viral anuncio de Cruzcampo, un deepfake que nos devuelve a Lola Flores con el mejor de los propósitos: reivindicar el acento. Aunque ya te has pronunciado al respecto en redes sociales, ¿qué es significa para ti tener y cuidar el acento andaluz?

Es tener mi voz rasgada por la luz de mi Andalucía. Es poesía, fuerza, sabiduría, origen… Estoy orgullosa de conservar y valorar mis raíces, que mi música suene a mi tierra y que mi tierra me acompañe por donde quiera que voy a través de mi voz. Por eso no lo quiero perder, ni cedo cuando me piden que lo ‘modere’, porque sin mi acento no soy yo. Él contiene la historia de mi tierra pero también la mía propia.

 
 
 
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Una publicación compartida de MARÍA JØSÉ LLÉRGO (@mjllergo)

En varias entrevistas has dicho que el hecho de exponerte te daba mucho miedo. Si no me equivoco, incluso tuviste una mala experiencia con un medio y estuviste un año entero sin dar ninguna entrevista...

Siempre me ha dado miedo la exposición, incluso cuando cantaba en el pueblo me escondía detrás de la guitarra que me acompañaba (risas) Ha sido un proceso interior largo, pero ¿sabes? Por cada ‘periodista’ que te la lía hay 198273918239 periodistas que te respetan y solo por eso ya merece la pena. Al final, yo puedo elegir lo que yo doy, no lo que el otro da.

Salí reforzada de esa experiencia y trato de hacer las cosas como siempre, dando lo mejor de mí y disfrutando de todo lo que la vida me da, aunque a priori sea doloroso. Solo así consigo mantenerme alegre, aprender y no juzgar. Bueno, y recordar que tú eres más que un mero titular.

A pesar de ser millennial, ¿cómo te llevas con las redes sociales?

Reguuuu (risas) Bueno, cada vez mejor, todo es fruto de mi timidez, pero una vez que doy el saltito hacia delante, me divierto mucho e incluso las disfruto. Al final, es una herramienta preciosa para estar presente incluso cuando hay una pandemia que nos aísla...

 
 
 
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Este viernes 5 de febrero actúas en Inverfest. ¿Cómo estás llevando esta vuelta tan extraña a los escenarios?

¡Con muchísima ilusión! Me muero de ganas de que llegue el momento, será super especial y habrá sorpresas preciosas… Tengo tantas ganas… ¡ay!… gracias al público por salvar la cultura con su presencia. La cultura es segura.

Para ti actuar en vivo era de las cosas más mágicas de tu profesión, ¿lo sigue siendo?

Absolutamente, ahí es cuando más feliz soy. Actuando en vivo consigo conectar con los demás y ver el impacto real de mis letras y de mis canciones… Cuando una persona se emociona escuchándote, todo cambia, todo toma sentido, adquiere una dimensión descomunal.

Y para terminar, ¿qué música estás escuchando últimamente? ¿Hay alguna canción o artista en concreto que nos quieras recomendar?

Pues escucho todo tipo de música, pero mira, te voy a enumerar mis canciones recientes de Spotify:

"Nada", de Lido Pimienta; "Whats going on", de Marvin Gaye; "Beirut", de Yasmine Hamdan; "Viejo mundo", de Camarón de la Isla y "A tu vera", de Lola Flores.

 

Texto: Anna Alarcón @_annalarcon

Imágenes: Youtube, Instagram y cortesía de GNEWS