Julia de Castro es una de esas mujeres que ha llegado al cine nacional para revolucionarlo, darle un lavado de cara muy necesario y, por ende, ponerlo al servicio de la sociedad real y actual.
Su último proyecto, «ON THE GO», película que ha protagonizado –y también codirigido y coescrito–, es una gran muestra de ello. Esta road movie, con la estrella de Netflix Omar Ayuso (ELITE) entre otros muchos intérpretes como Manuel de Blas o Chacha Huang, llega sin previo aviso para hacer pensar –y reír– a todo aquel que la vea, pero, sin duda, también aterriza para marcar un punto de inflexión en la industria del cine español.
Después de pasar por más de 40 festivales internacionales, desde Vanidad ya estamos listos para recibirla en España el próximo 28 de junio. Y es que, ¿se os ocurre mejor plan para celebrar el Orgullo?
JULIA DE CASTRO: «La mirada femenina no estaba en los guiones, ahora sí»
Julia, una de las cosas que más nos llaman la atención de este proyecto es que lo has codirigido, coescrito y protagonizado. ¿Por qué decides protagonizar tu propia obra? ¿Es más complicado protagonizar algo que tú misma has escrito?
La decisión de protagonizarlo fue primero, lo de codirigirlo/escribirlo/producirlo me lo propuso María y, de repente, se abrió en mí esa posibilidad que ahora no me puede parecer más orgánica, pero que en un primer momento era un horizonte inimaginable… Sin duda, es una prueba más de que las amigas te miran distinto, mejor que tú a ti misma…
Si hubieseis tenido que elegir a otra actriz para interpretar a Milagros, ¿quién te hubiera gustado que la encarnara?
Qué buena pregunta… Hay muy buenas posibles Milagros. Ana Rujas lo haría muy bien, Esperanza Pedreño es una actriz virtuosísima, Cecilia Freire...
La maternidad o, mejor dicho, el debate de ser o no ser madre, es uno de los temas centrales del filme. ¿Por qué lo decidisteis así? ¿Fue la maternidad y todo lo que engloba al concepto a nivel social el germen del guion?
María y yo empezamos este guion en este período en el que el cuerpo femenino biológicamente está al final de su época fértil. Nos atravesaba a las dos, así que este, efectivamente, fue el motor de todo.
¿Había una necesidad de reivindicación? ¿Qué mensaje queríais transmitir con el personaje de Milagros y con la película a las mujeres del mundo?
Especialmente habla de nuestra relación con la maternidad, que está lejos de la romantización, pero sobre todo lejos de la seriedad y la conciencia con la que hemos visto representado este tema. Para nosotras siempre ha sido algo muy lejano hasta que nos ha tocado enfrentarnos a la pregunta por un tema biológico.
Queríamos ser honestas con la ligereza y la inconsciencia con la que nosotras -y la generación de nuestras madres- había experimentado la maternidad. Es decir, sin pensar mucho, de un modo práctico y sin mucha gravedad.
¿Cómo es hacer una película sobre la maternidad y estos temas calificados como «de mujeres» en la industria española cinematográfica actual?
En realidad, no son temas de mujeres, se han tratado en el cine pero no por mujeres. La mirada femenina no estaba en los guiones. Ahora sí.
La amistad también es otro de los temas que rodean la película. La relación de Jonathan y Milagros es inusual –quizás por su gran diferencia de edad–, pero sorprendentemente se entienden a la perfección. ¿Crees que, en cierta manera, Milagros «usa» a Jonathan para seguir sintiendo esa juventud?
Creo que las amistades intergeneracionales están infrarepresentadas en el cine. Yo tengo amigos de 22 años y de 84 años. En nuestra vida (en la de María y la mía) ese espectro de edades es una realidad. De hecho, yo me relaciono con momentos vitales de mis amigas y amigos que serían impensables si tuviéramos la misma edad.
Por ello, nos parecía crucial que hubiera la complicidad y la horizontalidad en una amistad que comprende dos décadas, los 20 y los 40, en la que dos amigos se hacen cargo de sus problemáticas sin que la edad sea un obstáculo. Dar valor a la amistad por encima de todo, no porque Milagros sienta anhelo de juventud sino porque su complicidad con Jonathan es real. Ellos se entienden, se acompañan, se contienen… ¿hay algo más bello que eso?
Otra gran característica del largometraje es que es una «road movie». ¿Qué tienen que tener los personajes en este tipo de películas en las se pasan muchos minutos en un coche para que el espectador no se aburra de esos trayectos con un mismo escenario?
El coche es un espacio que limita a los personajes físicamente, me parece interesantísimo… Genera una intimidad compartida que no se daría en otro lugar. Estás en movimiento pero junto a alguien, compartes una dirección pero cada pasajero está en su universo personal...
Creo que el espectador puede aburrirse también en una película de mil localizaciones si no hay un contenido que lo sostenga. Las limitaciones son liberadoras y, en mi caso, acotar es lo que nos permite improvisar.
Precisamente al ser una «road movie», la música es fundamental, pues es algo asociado socialmente a los trayectos en coche y a los viajes. En esta ocasión, apostáis por un sonido flamenco con tintes de rock. ¿Qué referencias buscasteis a la hora de elegir qué banda sonora tendría la película?
La película homenajea a «Corridas de alegría» (Gonzalo García Pelayo, 1982). El rock andaluz le debe mucho a este director, productor y estadista, ya que él descubrió a Lole y Manuel, a Triana, el Yunque….
Nosotras quisimos mantener un retrato del tejido musical que rodeaba la película. Así, nos acompañan no solo musicalmente, sino físicamente en la película músicos muy talentosos, como Paco Soto, Alvaro Romero, La Bienquerida, La Chirli, Miguelito García, líder de la banda Derby Motoreta's Burrito Kachimba, Nina Krávitz…
La música es un personaje más en la película. Al final yo soy músico y la banda sonora es una parte crucial de este proyecto.
La Reina de Triana es un personaje muy peculiar. ¿Nos puedes contar un poco lo que representa y cómo llegó a la historia?
Chacha Huang encarna uno de los personajes más atípicos y magnéticos de la película. Está inspirado en una persona que conocí, pero Chacha lo hizo suyo por completo.
Es la antagonista de Milagros, por lo que todo lo que plantea, parece cuestionar la visión de la protagonista. Estamos ante una sirena, un ser mitológico reconocido por todas las culturas… En «ON THE GO» no tienes claro si es real o imaginado. Para nosotras tiene que ver con el inconsciente, pero cada espectadora resuena con ella desde su lugar propio.
A propósito, ¿crees que se ha avanzado realmente a nivel de feminismo dentro del cine español o es un progreso de boquilla?
Las famosas cuotas para incrementar el número de mujeres en el cine han funcionado. Los puntos que se exigen para poder acceder a una subvención del ICAA –y que varían si hay mujeres en el equipo– han dado a luz a una generación de cineastas que no hubiera existido de manera orgánica.
Queda mucho por hacer, pero yo celebro cada vez que una directora firma una película.
Alba Ramos: @alba_rr22
Imágenes: Cortesía de la artista.