En cierto modo, el confinamiento ha supuesto un periodo de reflexión forzada que, debido a la inactividad impuesta, nos ha llevado a pasar los días encerrados. Estos meses hemos vivido en un clima de pánico mundial generado por una pandemia de la que poco se conoce y en la que muchos han arriesgado su integridad física para colaborar en esta situación. No ha habido tiempo para frivolidades cuando la vida de amigos y familiares corría peligro...

El caso es que durante nuestro día a día, nos hemos acostumbrado a alimentamos de series, películas, música, y de todo tipo de entretenimiento para paliar el aburrimiento y disfrutar de esos pedazos de fantasía. Y es que el confinamiento ha servido para que todos aquellos que se ponen delante de las cámaras, prescindan ahora de un guión que seguir o un escenario donde rodar.

De hecho, que la industria esté completamente paralizada (o casi), ha llevado a todas las estrellas de Hollywood y celebridades a enfrentarse al público sin filtros, encontrando así un nuevo hueco en la vida de los telespectadores en medio de una crisis sin precedentes.

Más allá de las millonarias donaciones publicitadas por los tabloides americanos, algunos como Lady Gaga o Miley Cyrus, han conseguido iniciar exitosas iniciativas. Una de ellas fue la impulsada por la autora de “Shallow”, quien tirando de amistades, organizó el multitudinario concierto #OneWorldTogetherAtHome, en donde las estrellas más rutilantes del panorama musical actual retransmitieron desde sus casas para interpretar, vía Youtube, sus temas más célebres.

Cyrus, por su parte, no solo ha declarado lo evidente (durante una entrevista para el Wall Street Journal, dijo ser consciente de su situación de privilegio, muy diferente a la de millones de personas)... también ha aprovechado para reflexionar sobre la ansiedad que esta situación ha generado a través de su propio (y ya archiconocido) podcast. Bajo el nombre de “Bright Minded”, la cantante ha compartido conversaciones y charlas con otras estrellas como Demi Lovato sobre temas tan relevantes como el body shaming o los trastornos alimenticios.

Por otro lado, hemos visto iniciativas como la promulgada por la protagonista de Wonder Woman, Gail Gadot, quien convocó a otros tantos actores y actrices para cantar juntos el mítico Imagine de Jon Lennon. Algo que solo logró recalcar la falta de empatía y conexión con la realidad diaria de todos aquellos reyes y reinas del celuloide y la pequeña pantalla a los que hemos idealizado a lo largo de los años, obligándonos a preguntar: ¿quiénes son toda esta gente que desde sus mansiones llaman a la positividad?

En tiempos donde diariamente se amenaza con la cancelación de alguna celebrity a golpe de hashtag, era de esperar el severo escrutinio de todos aquellos personajes públicos que decidieran ponerse delante de las cámaras de sus iPhones de última generación para lanzar mensajes de apoyo o hablar simplemente de su día a día. Y ahí es justo donde está el problema, en el día a día.

 
 
 
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Annnnd I’m already bored lol

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Cuando ves a cantantes como Vanessa Hudgens, con 39 millones de seguidores en Instagram, grabándose a sí misma diciendo “la gente va a morir y eso es algo inevitable” días después de subir un post desde un abarrotado concierto de Tame Impala, entiendes la indignación generalizada dirigida a todos aquellos que, desde sus grandes casas, suspiran y se quejan por el aburrimiento que les asola.

 
 
 
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Who needs Coachella when you’ve got @tameimpala 🔮💕

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Y de ningún modo, su falta de tacto justifica el continuo hervidero de críticas e insultos en las que muchas veces se convierten redes sociales como Twitter, al haber sido nosotros mismo los arquitectos de estos dioses de barro. Hudgens se disculpó y denominó el incidente como una “wake up call” pero… ¿a qué exactamente? ¿A caso los que cantan, bailan o actúan y triunfan haciéndolo ante millones de seguidores, tienen que mostrar un dominio igual o mayor en el arte de las redes sociales? 

 
 
 
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💚💚

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Nadie, por supuesto, está obligado a responder ante las masas tan críticas que dominan Internet, pero sí a conocer las consecuencias de un instrumento de retroalimentación convertido en un negocio para la industria del entretenimiento. Sobran las buenas intenciones, sobra la frivolidad y la cancelación y falta algo tan necesario como la concienciación. Concienciación sobre el mundo, sobre la situación en la que se encuentra y sobre el lugar que todos nosotros ocupamos en él.

 

Juan Marti Serrano: @sswango

Imágenes: Instagram y YouTube