Dicen que la noche de Reyes es una noche mágica. Es una noche para soñar. Sobre todo, de niños, cuando nos dejamos llevar por nuestra imaginación: entonces la carta a sus Majestades de Oriente se llenaba con las peticiones más alocadas pero que nos parecían posibles. ¿Que habíamos visto los "Gremlins"? Nos pedíamos a Gizmo. También con nuestra más viva esperanza solicitábamos algún juego que, año tras año, acababa siendo el regalo más complicado de conseguir. Esto son los presentes que siempre soñamos.
Gizmo. Es el protagonista tierno de
"Gremlins" y todos los que vimos esa película de niños queríamos un Gizmo real como mascota y compañero de aventuras. Tristemente, solo era un muñeco de ficción pero se creó un juguete mecanizado para contento de sus fans.
Furby. Más de una década después (el primer Furby se comercializó en 1998) a alguien se le ocurrió crear algo parecido a Gizmo, este feo y simpático juguete, un cruce entre búho, ratón y gato, que destacaba por su inteligencia artificial: tiene la capacidad de aprender a hablar (con palabras sencillas) y desarrollar su propia personalidad. En 2014 volvió en una versión más moderna y con más posibilidades.
Un parque de atracciones. Una idea de lo más alocada pero, si podíamos pedir cualquier cosa a los Reyes Magos, ¿por qué no esta? Y es que a mediados de los 90 se había estrenado
"Niño Rico", un filme protagonizado por la estrella del momento Macaulay Culkin, en la que interpretaba un niño con una cuenta corriente multimillonaria y capaz de poseer los juguetes más increíbles. Entre otros, un parque de atracciones, lo que alentó una petición tan fuera de lo común en algunas cartas.
Jumanji. Otra película que fue la responsable de que soñáramos con un juego donde la realidad salía del tablero para que la adrenalina se disparara al límite. Quién no quiso compartir parte de la aventura con Robin Williams y Kirsten Dusnt (siempre que estuviéramos a salvo, claro).
El robot Emilio. Aunque parece que los robots (como el robot-aspirador) son algo bastante reciente, lo cierto es que existen desde hace décadas e incluso, la industria de juguetes aprovechó el filón para crear este sencillo autómata como objeto de deseo para los más pequeños. Era un robot teledirigido que tenía una bandejita en una mano –muy guay para llevar la merienda de la cocina al salón–, la otra como pinza y una cara de lo más simpática.
El barco pirata de Playmobil. Este no parece un juguete fuera de lo común, sin embargo, era el mejor de toda la serie de Playmobil y era de los más cotizados. Muchos se lo pedían año tras año en la carta a los Reyes Magos, pero pocos eran los afortunados en encontrárselo entre sus regalos la mañana del 6 de enero. Parecía que era un juguete en edición limitada e hiperexclusiva.
Casio Club My Magic Diary 300. Antes del iPhone y el Smartphone, Casio marcó a una generacción con esta revolución tecnológica. Se trataba de una agenda electrónica que englobaba, entonces, grandes posibilidades: tenía calculadora, se podía escribir notas y, antes del Whatsapp, permitía comunicarte con tus amigos gracias a su rudimentario bluetooth.
Tamagotchi. La mascota virtual que causó sensación. Implicaba la misma responsabilidad que con una macota de carne y hueso, había que alimentarlo, cuidarlo, ponerle vacunas, que durmiera lo suficiente... porque si no, moría. Si lo atendías bien, crecía y crecía sano y feliz.
María Díaz del Río
@distritoeme
También te puede interesar