Que sí, que nos encanta la tecnología actual: las redes sociales, los GPS, los smartphones, Internet… Nos hacen la vida infinitamente más fácil. Por fin podemos stalkear la vida de nuestros ex a través de Instagram y comprobar que ya no sentimos nada, llegar a cualquier lado sin necesidad de un mapa, hacer videollamadas y pedir la compra sin movernos del sofá. ¡Incluso ligar es pan comido gracias a las apps.

Pero, ¿por qué será que echamos de menos las citas de antes? Claro está que nos encanta mirar al pasado: vestir vintage, comprar vinilos, ver sin parar películas de los 80… Es así como sabemos que había un mundo maravilloso antes de darle al like, conocer a gente por Tinder y mandar Whatsapps para quedar. Y, sinceramente, entre ligue y ligue, nos apetecería tener una de esas citas de antes, al menos alguna vez. ¡Hay costumbres que queremos que vuelvan! (Aunque sea para darle un poco de magia al asunto…)

Que haya una petición formal de cita

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Ahora todos somos muy modernos y desapegados. No queremos ataduras (o simplemente no queremos que se nos note que estamos coladitos por alguien). Así que cuando quedamos con alguien, evitamos a toda costa que parezca una cita. Con Tinder es mucho más fácil ir al grano, ¿verdad? Pues se acabó. No queremos más Whatsapps de borrachera a las tantas de la noche... Queremos una petición formal de cita y que la llamemos por su nombre. Sí, tenemos una cita porque nos gustamos y vamos a ver hacia dónde va esto.

Que nos recojan en casa

Sabemos que es muy fácil quedar para encontrarse en un bar o en cualquier lugar y avisar cuando hemos llegado. O quedar en una parada de metro y escribir “estoy aquí” desde tu smartphone. O lo peor, que tu ligue diga que te va a recoger y te avise pitando desde el coche (eso solo se lo permites a tus mejores amigos, eh). Venga, vamos a hacer un esfuerzo, que sea como las citas de antes. Y como estamos en el 2020, da igual quién recoge a quién. Aparca el coche, bájate, llama al timbre y recoge a esa persona especial con toda la ceremonia que se merece. Un poco como en los bailes de fin de curso americanos pero sin los ramos de flores ni los vestidos extravagantes de por medio. 

Que nos traigan un regalo en la primera cita  

Venga, confiesa, ¿no ganaría puntos esa chica con la que has quedado si te trae un pequeño detalle en la primera cita? Sí, suena totalmente como algo que se hacía en la época de tus padres (incluso de tus abuelos), pero el detallismo nunca debería haber pasado de moda. Y no, no se trata de que los chicos le lleven un ramo de flores a las chicas. ¡Por favor! Que hemos superado ya la tercera ola del feminismo… Piensa en un pequeño detalle: un libro que te encante, un parche de su grupo favorito o algo que sepas que colecciona. Si te falta imaginación, siempre puedes llevar chocolate, eso nunca falla.

Que tengamos un plan  

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No, nos vale con “quedamos para tomar algo” y ni se te ocurra el “vienes a mi casa y vemos una peli”. Vamos a ponernos serios. Si alguien te interesa de verdad seguro que eres capaz de proponer un plan que le encante. Dependiendo de sus gustos y tu originalidad podéis ir a una cata de cervezas o a mirar libros a esa librería enorme que hay en tu ciudad. Sin embargo, no hay nada como las citas de antes: podéis ir a bailar, al cine, hacer un picnic en el parque o simplemente dar un paseo. Piensa en qué harían Danny y Sandy...

Que no existan los smartphones  

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Se rumorea por ahí que, de media, miramos nuestros móviles más de 100 veces al día (como pco)... Ya ni nos damos cuenta, lo tenemos en la mano todo el santo día. Miramos, vemos que no hay nada, lo dejamos, lo volvemos a coger, ahora contesto un mensaje, ahora miro quién me ha dado “me gusta” en Instagram, a ver qué hay por Twitter… Da igual que estemos solo o acompañados, el teléfono nos gana la batalla. El equivalente en las citas de antes hubiese sido sacar un libro o una revista y ponerse a leer delante de la persona con la que se hubiese quedado. ¿Te lo imaginas? Móviles guardados, el primero que lo saque, ¡paga la cena!

Que no haya sexo en la primera cita  

Si nos ponemos anticuados, que sea hasta sus últimas consecuencias. Según Bernadette le dice a Howard Wolowitz en Big Bang Theory, no hay sexo hasta la tercera cita. Así que, fuera presión, la primera cita es para conocerse y pasarlo bien sin expectativas ni miedos. Además, si la cita sale bien, siempre tendréis una razón más por la que volver a veros…

 

 

Redacción Vanidad

Imágenes: Giphy