Estamos a un paso de la esperada gala de los Oscars 2018. Algunas de las películas nominadas que más han triunfado entre el público español han sido
The Shape of Water, Lady Bird, The Post o
Call Me By Your Name... Y no podemos esperar a ver quién acumula el mayor número de galardones.
Los Oscars son los premios más prestigiosos del mundo audiovisual, y después de ver los desastres en calidad de igualdad de género a nivel nacional que se dieron en los premios Goya o los Feroz nos preguntamos: ¿cómo pueden tener estos Oscars la perspectiva de género que tanto ha faltado en las galas más importantes de España?
1. No premiar a maltratadores o abusadores sexuales
Parece obvio, ¿eh? Sin embargo el año pasado tuvimos el amargo placer de ver a Cassey Affleck llevándose a casa la estatuilla de Mejor Actor tras su interpretación en
Manchester by the Sea...
Este año se rumorea que la ausencia de James Franco en las nominaciones a la misma categoría está marcada por las declaraciones de varias mujeres acusándolo de hacer uso de su poder (como hombre y como actor famoso) para forzarlas en situaciones sexuales no esperadas ni deseadas en rodajes y proyectos.
Visto el éxito del
#MeToo no podemos dejar de preguntarnos cómo sería no invitar a la ceremonia a literalmente ningún hombre (director, actor, productor) acusado de abusos o maltratos. Se quedaría la cosa un poco vacía, ¿no? (Entre otros, Gary Oldman -que está nominado a Mejor Actor- fue acusado de maltrato por su exmujer). Pero estaría muy bien ahorrarnos la visión de Johnny Depp ya que tanto se esfuerzan en meterlo en nuestras películas favoritas.
2. Nada de presentadores con tacones
Dani Rovira fue la monda... Bueno, OK. Está bien tener la retrospectiva de ese desastre ‘feministo’ en los
Goya 2017. Especialmente tras saber que cobró más que el doble que su compañera Clara Lago en el rodaje de Ocho apellidos catalanes.
Este año los Oscars son presentados por Jimmy Kimmel (repetición del año pasado). Sin embargo, en los últimos 10 años esta gala sólo ha sido presentada por dos mujeres: Ellen DeGeneres (2014) y Anne Hathaway (junto a James Franco, no ella solita) en 2011.
¿Queréis una retrospectiva de los últimos 20 años? En 2007 la presentó Ellen DeGeneres otra vez. Y en 2002 y 1999 Whoopy Goldberg. And that’s it. O sea, en veinte galas ha habido cinco mujeres presentadoras. De esas cinco mujeres, se repiten dos. El hecho de que una de ellas sea una mujer abiertamente lesbiana y la otra una actriz afroamericana de reconocimiento mundial es genial... Pero ¿acaso no hay mujeres cómicas en Estados Unidos? Es como si no existieran Amy Poehler, Tina Fey, Sarah Silverman, America Ferrera, Ilana Glazer y Abbi Jacobson, Jessica Williams… ¿Seguimos?
3. Más mujeres
No es que queramos más mujeres directoras en el sector en general porque sean pocas; sino más reconocimiento para las que hay y más facilidades para las que intentan hacerse un hueco en el panorama.
Greta Gerwig es la única mujer nominada a mejor dirección este año por Lady Bird, lo que la convierte en la quinta de toda la historia de los Oscars. Habéis leído bien. Sólo cinco mujeres nominadas a Mejor Dirección en 90 años. Y este año también contamos con la primera mujer nominada a Mejor Fotografía (Rachel Morrison por Mudbound). EN NOVENTA AÑOS.
¿Es que hay pocas mujeres en el sector audiovisual? ¿Son malas sus películas? ¿Debemos estar relegadas al papel de actrices hasta los 35 cuando dejemos de existir y sólo nos den papeles de madre o suegra?
Las mujeres han participado en la creación audiovisual desde su creación, como bien lo demuestra Alice Guy (un precioso ejemplo del borrado histórico de las mujeres). Así que problema tiene las raíces bien instaladas socioculturalmente.
No es cuestión de talento, es cuestión de confiar más en las mujeres. Financiar sus películas (¿por qué hay tan pocas mujeres productoras?) darles la oportunidad de ponerse tras la cámara y distribuirlas como se merecen, no como profesionales de segunda.
4. Más discursos reivindicativos
Pese a que realmente se pueda o no hacer desde la organización (guiño guiño, más presentadoras, guiño guiño), que las personas que suban al escenario sean conscientes de que son un altavoz y sus palabras son fácilmente viralizables es vital para una gala que marque un antes y un después.
Ir todas de negro, negarse a llevar tacón, señalar a los presentadores por qué a ellas les preguntan sobre moda y a ellos sobre su profesión… poco a poco se van haciendo cambios, y con pequeñas acciones y no tan grandes discursos la sociedad va despertando. También podríamos nominar a Viola Davis todos los años y que nos regale una píldora de su sabiduría en forma de speech.
5. Más inclusividad e interseccionalidad
Pese a que este año contamos con representación tanto LGTBI (
Call Me By Your Name) como racializada (
Get Out) y femenina (
Lady Bird) y a que el 2017
Moonlight nos regaló una obra preciosa tanto a nivel de tecnicismo como de interseccionalidad, no podemos evitar pensar que estamos hartas de señores. Nombres como Nolan (qué pesado) Spielberg (E.T. ya pasó) o
Churchill, así, en general... Vemos que la vieja escuela sigue presente.
Sin embargo, una de las mejores notas de la gala de este año es, sin duda, la nominación de
Una Mujer Fantástica. Película chilena candidata a Mejor Película Extranjera. La cinta va sobre una mujer transgénero (¡interpretada por una mujer transgénero y todo!).
También hay que tener en cuenta la repercusión de
Call Me By Your Name dentro de la comunidad LGTBI;
Lady Bird y la narrativa creada por mujeres o
Get Out, que en clave de comedia señala muchos aspectos de la sociedad blanca racista. Comunidad que por cierto señalaban uno de los hashtag del año pasado: #OscarsSoWhite.
Incluso
The Shape of Water puede considerarse importante en motivos de inclusión de personas mudas. Sin embargo, hay que recordar que la sociedad y las historias son diversas. Y, aunque se estén haciendo grandes cambios y avances, todavía queda mucho por delante.
Las piezas audiovisuales son una forma de educación y conocimiento. Hay que aprovecharlas para seguir mostrando que hay formas de vida y problemáticas que hasta ahora no han estado enmarcadas dentro de las narrativas hegemónicas. Darles su espacio dentro de las producciones actuales y esperar que, con suerte, poco a poco vayan calando para hacer un cambio efectivo y real.
Gloria Moreno -